Clase

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Ventana abierta, aula vacía.

Megumi respiraba la paz del silencio, la brisa fresca que entraba a limpiar el espacio del aire caliente que quedaba atrapado en el aula, por los cuerpos robustos de sus compañeros viviendo la adolescencia plena y, por suerte, todos esos gorilas iban a despotricar al gimnasio durante la clase de deportes. El era la excepción; logrando así un lugar de calma, mientras se recupera de los calambres que lo salvaron de sudar frente a la banda de machos alborotadores de su clase.

La clase que sigue a deportes es inglés. Estaba seguro de que tenía tiempo suficiente para relajarse, por lo que no vio el problema de deslizar su mano en el escote de su blusa escolar; ya que deportes constaba de dos periodos de clase. Inglés era la última clase del día y muchos de los chicos no regresaban al aula. Por ello, se quitó el buso del uniforme por completo y se liberó de esa presión ejercida por el calor .

Me sorprendió ver que mi camisa estaba empapada en sudor y se adherida a mi piel, a pesar de no haber participado en clase de deportes. De alguna manera eso logro exitarme.

Respiró más libremente y guardo el buso en su bolso. También tomó el libro que les habían asignado para la tarea de literatura y comenzó a leerlo para matar el tiempo. No es que tuviera nada mejor que hacer. Por supuesto, el silencio no duró mucho y después de leer dos páginas, su paz se vio interrumpida por los suaves golpes en la puerta. Eso lo hizo levantar la mirada y encontrarse con él.

"¿Puedo pasar, joven Fushiguro?" El profesor de inglés se asomó por la puerta, sonriendo y con los ojos cerrados bajo sus gafas redondas de vidrio oscuro.

"¿Desde cuándo hay tanta formalidad?" se burló. El tipo era un chiste. Para Megumi siempre lo fue, ocultando su atracción por él y usando su propio atractivo para verse más bonito. Se inclinó hacia adelante y se quito los mechones negros de su frente, su mirada reflejaba las siniestras intenciones que tenía hacia su profesor.

Gojo rió divinamente con el, dándole la razón. Nunca fue de formalidades y entró al aula, dejando su material en la silla. -Entonces caminó hacia el para estar cerca, disimulando, terriblemente, que correspondía a la libido que el menor le transmitía con su forma de actuar tan adolescente y jovial, pero manteniendo la rudeza con sus palabras filosas y forma de bromear.

-¿No deberías estar en clase de deportes?

Se apoyó en el escritorio frente al menor. El se encogió de hombros, siendo consciente y disfrutando del roce de la tela con sus pezones, sabiendo que él notaba ese leve detalle de por la tela adherida por el calor, lamiéndose los labios y fingiendo desinterés. Eso lo impulsó a continuar con ese pequeño juego de seducción.

-Lo mismo te digo –dijo lentamente, intercalando un suave suspiro-. Es muy temprano para el inglés, ¿no? -Las pausas son marcadas, sus palabras parecen estar cabalgadas por un tono seductor y cómplice que envía cierta sensación eléctrica a la entrepierna de Gojo.

Él vuelve a reír con mesura. Megumi lo ve como una señal y se levanta de su asiento.

El no se contiene en acortar la distancia, usando como pretexto arreglar la corbata del traje del adulto y alisar unas arrugas inexistentes en su camisa. A él le gusta eso, su descaro para conseguir lo que quiere; por él, le daría todo lo que el pida. Quiere complacerlo y le daría todo, pero no debería perder la cabeza tan pronto.

El no se rendiría fácilmente, o quién sabe, fue la primera, vez que ambos se quedaban solos. Había ansiado un poco de privacidad con ese chiquillo malcriado. El logró hacerse un lugar entre sus fantasías de noctámbulo historiador y se ha mantenido dando vueltas en su cabeza cada noche y maldito día de la semana, del mes, del jodido año en el que lleva impartiéndole clases a su curso. Sus ojos siempre persiguiendo lo con insistencia. Podía aprovechar a corresponder a lo que sea que el menor lo quiera arrastrar, siempre que lo mantenga entre los límites de lo correcto o dentro de esas cuatro paredes del salón de clase.

No era fanático de los secretos, pero mayor era su disgusto de no poder hacer nada; al menos pondría resistencia y no forzaría nada. Es decir, no seguir empujando a algo que podría salir mal si él accionaba y que podría incomodar, o violentar, la integridad de Megumi; porque lejos del interés sexual, también tenía interés afectivo hacia el. Lo último que deseaba, era lastimarlo, cayendo por esa contradicción.

A pesar que Megumi dio el primer paso, y se alzó sobre sus pies plantando un beso sobre sus labios; sentía que estaba a tiempo para declinar. ¿Lo estaba? Sus labios de sabor fresa lo envolvieron, humectando los suyos con leves rastros de saliva. Danzaron ininterrumpidamente mientras él seguía pensando. Irónico. Pensar era lo último que alguien haría si estaba intercambiando saliva con un chico joven y bonito como Megumi Fushiguro.

Una preciosura de estudiante.

-Deberías volver a clases, no crees pequeño -dijo jadeante, acabando el beso.

-Según entiendo, estoy en mi lección privada de inglés. Am I doing it wrong? -contraatacó en un inglés experto y abrazándose de sus hombros.

Su rodilla apretando con insistencia la anatomía del profesor. Se estaba mojando de la excitación por la transparencia que le daba la camisa mojada, dejando ver sus pequeños pezones, y por la forma en la Gojo intentaba no apretarlo contra su cuerpo, a pesar de que lo sujeto de la cintura y su agarre se mantuvo firme en ese lugar.

-Por favor, Megumi. Esto no está bien -suplicó, como si de verdad lo sintiera y no era broma, pero una parte de él quería seguir.

Si fuera un adolescente, estaría follando a Megumi sobre la cátedra y en todos lados, pero era un adulto con la responsabilidad de guiar a los más jóvenes y no podía, simplemente, dejarse llevar por las ganas del coño mojadito y apretado de la menor.

De verdad que lo haría, de no ser porque existía la moral y él tenía consciencia.

-Si no está bien, entonces solo apártame de ti, porque no tengo nada mejor que hacer y, en primer lugar, tú viniste a mí.

-No pensé que te encontraría aquí.Quiso restarle importancia, ante la mirada acusatoria de Megumi.

-Mientes -señaló sin perder la compostura-. Siempre estás de espectador en el gimnasio hasta que termina la clase. Hoy, supongo, es la excepción.Mierda.

-Okey! Me atrapaste -sonrió antes de volver a su aterradora seriedad-, pero hablo en serio. 

No debemos ir más allá que esto.

El sabía lo que hacía, y no lo dejaría salir librado de eso tan fácilmente.

-Bien.

Lo que hizo fue poner distancia entre ambos, pareciendo que se rendía. Sin embargo, el no pensaba rendirse y sin contemplación, se quito la camisa escolar, mostrando su cuerpo. El color melocotón de su piel junto al rosado de sus pezones fue en lo que Satoru pareció hipnotizado. Completamente idiotizado, en especial cuando el disponía salir del salón de clase sin nada de ropa en la parte de arriba,  presumiendo su desnudez.

Lo dejaría ahí, de no ser porque reaccionó en el momento justo, corriendo hacia el antes de que saliera al pasillo. Lo tomó de la cintura, provocándole cosquillas en su estómago al arrastrarlo hacia dentro y cerrando la puerta del salón, escuchándose risas, acompañadas de suaves gemidos que abrían el apetito a la imaginación.........
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Si definitivamente la clase de ingles, estara intensa......


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"¡Gracias, de verdad! Que te hayas tomado el tiempo de leer esto me llena el corazón. De alguna forma, siento que le diste un pedacito de tu atención y eso significa mucho para mí. ¡Mil gracias, de todo corazón! ❤️"

Clase de ingles | GoFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora