La cabaña

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Pareja: Third X URSS

Well, una chinita me ofreció sus dulces a cambio de esta vaina. Y después de que cumples la mayoria de edad dejas de recibir dulces y pasas a comprarlos, así que bien recibidos son :v

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- Mierda - exclamo el ruso al ver donde se encontraba

Miro nuevamente el mapa con la linterna, ya se había hecho de noche y el no había llegado a donde se supone debería de estar. Suspiro con pesadez dirigiendo la luz hacia el bosque; arrugó su nariz ¿debía entonces de adentrarse? Maldecía el momento que le dio por dormir más tarde, de haberse levantado temprano habría alcanzado a la luz del sol.

Camino a paso decidido a ese lugar. Al ser leñador, tenía la fiel creencia que el bosque tenía vida y si este decidía que no te quería, haría lo posible por sacarte. Le paso muchas veces, la madre naturaleza es extraña pero una vez te acostumbras a ella y ella a ti pasas un rato agradable. Todavía recuerda cuando se le apareció un oso la primera vez que entro a una zona boscoza.

Lo extraño de ese lugar es que, se sentía cómodo, y el sitio parecía cómodo con él. Habían sonidos de insectos y algunos búhos, las hojas se movían con suavidad creando sonidos relajantes. Frunció ligeramente el ceño cuando escucho una melodía que no pertenecía para nada al bosque. A lo lejos pudo ver una cabaña con las luces encendidas, era obvio que la música provenía de ahí.

Con la linterna apunto a su propio alrededor notando árboles con algo extraño, más bien un tanto mas... altos de lo normal, al notar la clase de estos se vio confundido ¿qué acaso no estaban extintos?

Apretó los labios y dio un paso al frente, al momento de hacerlo todo el ruido seso, y cuando dice todo es de verdad todo el ruido. No se escuchaba nada, miro atrás pues ni el mismo se lo creía, dio un paso atrás y volvió a escuchar todo; el sonido de los insectos estridular, los búhos ululando y el sonido de las hojas moviéndose con el viento.

Trago saliva, optando por avanzar a la cabaña. Era de un tamaño moderado, lo justo para alguien que no le gustan las excentricidades; toco dos veces a la puerta de madera y espero, mientras lo hacia miro hacia arriba, notando una linda lámpara antigua de aceite que iluminaba la entrada.

- ¡URSS!

Sonrió cuando la otra persona abrió la puerta y lo abrazo con fuerza, correspondiendo con la misma intensidad.

- Third, me alegra mucho verte ¿como has estado?

- Te lo cuento todo adentro. Ven, comienza a hacer frío

El más alto entro a la cabaña, sintiendo de inmediato la calidez del lugar. Fue guiado hasta la sala en donde tomo asiento, le encantaba la decoración antigua que tenía.

- Es grato verte de nuevo Third ¿por qué tienes la costumbre de desaparecerte sin decirme?

- Oye, si te dije. Además cada que desaparezco te traigo regalos ¿a que no te agradaron los dulces qué te traje de Turquía?

- Me agradan los dulces pero la vez que me diste ese Té de una tribu de África...

- Menudo viaje ¿eh? - comento riendo, yendo a la cocina para sacar un par de cervezas de la nevera - ¿Sabes? Viajar por el mundo me ha llevado a muchas cosas: visitar tribus en terrenos poco poblados, probar comida extraña, ver todo tipo de cosas. Pero te juro que nada tan loco como lo que he visto ahora

- ¿Que hongo te comiste, alemán?

- ¡Nada de hongos! Y eso lo hace más loco todavía. Seguramente habrás visto los árboles de la entrada ¿umm?

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