Luego de algunos minutos de estar corriendo y perder de vista a los guardias, por fin nos detenemos cuando creemos estar seguros de ellos y nos sentamos en una banca mientras recuperamos el aliento por completo.
A estas horas aún había coches pasando en la carretera y el olor a comida de un restaurante a algunos metros filtró por nuestras narices.
-¿Seguro que fue buena idea escaparnos, Aiden? -dice Danna de repente, su cabello largo color castaño oscuro moviéndose levemente por el viento del invierno.- Además... creo que es peligroso estar en las calles a estas horas; lo digo porque vi películas en el orfanato donde aparecían monstruos o asesinos a estas horas.
-No lo sé; por ahora veamos dónde pasar la noche, y en la mañana, alguien que nos adopte a los dos -respondo mirándola; por un momento, parece triste.
-¿En serio crees que alguien nos va a adoptar, Aiden? Porque tú tienes once años y todavía no te han adoptado.
Sus palabras me lastiman, pero sé que tiene razón; nadie me querría adoptar por los rumores que decían de mis padres. Rumores que nunca me dejaron saber cuál era el motivo hasta ahora.
-Estoy seguro de que alguien te adoptará; eres una buena niña -digo intentando no dejar salir la desilusión que tengo al saber que posiblemente no podré tener a alguien que me adopte fácilmente.
Su mirada se fija en la mía curiosa antes de sonreír un poco.
-¿Por qué decidiste escaparte conmigo en lugar de quedarte en el orfanato? -pregunto después de varios minutos-. Estarías mejor que estar aquí conmigo, en la calle, bajo la nieve cayendo.
Cuando iba a escaparme esa noche, me la encontré siguiéndome y solo me había dicho que no quería estar en ese lugar tampoco porque las personas eran muy malas y se comportaban extrañas con ella.
Ella no responde por un buen momento; solo se queda mirando los autos pasar en la carretera con la mirada perdida en quién sabe dónde, hasta que por fin se voltea a mirarme nuevamente.
-Porque sé que no me lastimarás como esas personas mayores, y porque sé que eres un buen niño mayor -ríe levemente-. Además, siempre te portas bien, por eso creo que Santa Claus te dará muchos regalos.
-¿Aprendiste eso de la tal escuela?
-Ajá -asiente varias veces con la cabeza-. Espero que algún día también puedas ir; tiene muchísimas personas y te enseña muchas cosas; además, los niños son muy divertidos.
Lo miro atentamente; se ve muy emocionada mientras lo dice y en ningún momento aparta la mirada del color de mis ojos; podría hasta decir que es la primera vez que alguien me mira a los ojos por tanto tiempo sin apartarlo.
-Si de grande soy alfa o incluso un género diferente, te protegeré mucho para que ninguna persona te vuelva a lastimar, porque eres una niña muy tierna y linda.
-¿¡En serio!? ¿Juras que no es broma? -sus ojos se iluminan y yo asiento con la cabeza-. ¡Gracias!
Apenas termina de decir esas palabras, me abraza fuertemente con un entusiasmo lleno de felicidad; el momento cálido hace que nos olvidemos por un rato del frío que nos rodea y de la situación en la calle en la que nos encontramos.
De pronto, un lujoso auto, que había visto en una de las revistas de un libro, se detiene frente a nosotros y tres personas se bajan de él.
Dos de ellos vestían trajes negros y tenían expresiones serias y endurecidas, lo que incluso podría darme miedo; el tercero era un señor posiblemente de segunda edad con barba, traje rojo y negro, y unos zapatos realmente lindos que me dejaron sorprendido, a diferencia de los nuestros, que eran unas sandalias sucias, viejas y rotas en nuestros pies.
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Entre rejas y besos oscuros.
AcciónAiden, un niño de once años, ha pasado su vida en un orfanato, abandonado por sus padres cuando solo tenía tres meses. Cada día es una lucha, ya que las empleadas del lugar maltratan a los niños por cualquier "mala" conducta. Una fría noche de invie...