Introducción

8 1 0
                                    

En los días del futuro distante, la Humanidad finalmente ha logrado lo que se creyó imposible toda su historia: la paz entre las naciones. Los gobernantes entendieron que los mayores éxitos de la especie se dieron solo cuando actuaron como uno, apartando sus diferencias en favor de una meta común.

Así, el mundo pudo conocer una vida sin nuevas guerras ni conflictos. Todos los problemas eran solucionados a través del diálogo con acuerdos entre partes y votaciones justas.

Se expandieron los lazos comerciales y se fortalecieron los ya existentes, las economías se unificaron aliviando la situación de muchos países que recibieron ayuda real por primera vez. Las diversas culturas se dieron la oportunidad de explorarse mutuamente alcanzando un clima de fraternidad y de identidad colectiva. Las armas nucleares fueron declaradas inmorales y se ordenó a los poderes del mundo entregarlas y ocultarlas en ubicaciones secretas para que no vuelvan a ser usadas nunca.

Aquellas naciones demasiado orgullosas como para aceptar este cambio tan drástico, se aislaron voluntariamente cerrando sus fronteras al resto del mundo, sin hacer otra aparición más que para la toma de decisiones políticas y asuntos económicos. La orden de eliminar sus armas nucleares fue más severa en su caso.

Todo esto conllevo a un desarrollo científico y tecnológico sin precedentes. Sin conflictos armados que luchar, el financiamiento militar se destinó a fines más provechosos y pacíficos como la exploración del territorio oceánico y antártico y avances en medicina, robótica y en el sector aeroespacial. Todas las industrias crecieron a un ritmo estremecedor. Una utopía global estaba tomando forma poco a poco.

Sin embargo, esta nueva prosperidad pronto se convirtió en un problema. Lo producido no era utilizado a la misma velocidad, por lo que los recursos y bienes se acumularon sin control. Con acceso a mejores medicinas y tratamientos milagrosos se erradicaron muchas enfermedades y los efectos adversos del envejecimiento, aumentando la expectativa de vida significativamente a nivel global, lo que provocó sobrepoblación en las ciudades y escasez de alimentos por falta de espacio para producirlos.

Una solución debía hallarse cuando antes, o de lo contrario, todo lo conseguido hasta ahora se perdería cuando las disputas entre naciones volvieran del pasado para desequilibrar el presente y condenar el futuro de una Humanidad a punto de curarse de sus instintos más primitivos.

Incapaces de encontrar esa solución en este mundo, solo les quedó mirar hacia las estrellas. Los países nieron sus recursos y conocimientos para crear un nuevo programa espacial cuya misión principal fue la de localizar la esperanza de la Humanidad de sostener su actual estilo de vida. Esa esperanza, fue Ares.

Ares, un mundo muy distinto a la Tierra con el triple de su fuerza gravitacional y cuyos ciclos climáticos devastan constantemente su superficie. Sin otras opciones disponibles o, al menos, a una distancia alcanzable en tan poco tiempo antes del pánico global; Ares se volvió el candidato ideal para probar las primeras tecnologías de terraformación y de viaje estelar a gran escala. Expediciones no tripuladas partieron de inmediato.

Sin embargo, estos exploradores tuvieron graves problemas para tolerar por períodos prolongados de tiempo las extremas condiciones de Ares. Durante el día, los cuerpos de agua de todo el mundo, expuestos al calor de su estrella, hervían y se evaporaban a temperaturas de más de 500°C. Y durante la noche, en ausencia de calor, las temperaturas descendían a unos sorprendentes 90°C bajo cero acompañados de un feroz fenómeno climático denominado "La Tormenta Perpetua", dañando los servomotores de las máquinas con diminutos cristales de hielo que eran arrastrados por los fuertes vientos del cataclismo que con el pasar de los días los dejaron inservibles.

Ante estos fracasos, la Agencia Espacial Internacional elevó un contrato abierto para cualquier empresa de robótica que pudiese fabricar un explorador capaz de sobrevivir en Ares. Solo así, sería posible establecer una colonia capaz de recibir a sus primeros habitantes humanos.

Los ingenieros se pusieron manos a la obra inmediatamente, y el prototipo estrella en esta competencia contrarreloj, fue el Pioneer de Robotecnologías Exocet. Un robot no tripulado de 10 metros de alto que durante sus pruebas fue rociado con nitrógeno líquido y calentado a 800°C a diario durante un mes, pasando ambas con éxito. La A.E.I. cerró el contrato con Exocet, y solicitó un lote de unidades para la próxima misión.

Todo parecía indicar que el futuro de la Humanidad en Ares estaba comenzando, pero...

Surgió una nueva amenaza:

Ares, que se creía que solo poseía vida microscópica en sus cuerpos de agua, albergaba otros misterios entre las dunas de sus desiertos y en sus cavernas que, estaba claro ahora, no fueron producidas como resultado de la erosión natural. El contacto con los Pioneers se perdió repentinamente, y su registro audiovisual estaba corrupto al llegar a la Tierra, por lo que el causante de estos incidentes permaneció desconocido.

La A.E.I., presionada por los gobiernos para resolver este asunto de inmediato, solicitó al Comando de Defensa Mundial anexar un escuadrón armado a la siguiente expedición de Pioneers con el objetivo de aclarar esto de una vez por todas para permitir la colonización de Ares.

Dicha intervención militar fue declarada de alto secreto y separada de los registros oficiales hasta nuevo aviso desde ese momento, por temor a escalar las tensiones políticas, quedando a cargo del Servicio Ignoto, una división del ejército especializada en tareas de inteligencia y espionaje fuera de la cadena de mando regular. Un nuevo fracaso condenaría a la Humanidad a un nuevo conflicto global, así que el Servicio Ignoto estaba obligado a tener éxito.

La segunda expedición Pioneer partió a su destino en los próximos días. Las naves de transporte estaban excedidas de peso y abastecidas con un adicional de combustible que no fue declarado en el registro de despegue.

Se asignó el mando de la misión al Capitán Riley Canessa.

Se asignó el mando de la misión al Capitán Riley Canessa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Revisiones: -06/11/24

SentinelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora