Capítulo 17: Un Beso entre Sombras y Luz

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La conversación que Gala y Karime habían tenido en la finca había marcado un punto de inflexión para ambas. Aunque todavía no habían recuperado completamente la confianza y la relación seguía en un estado de fragilidad, algo había cambiado. Karime había comenzado a entender la influencia que Bárbara había ejercido sobre Gala y cómo, en un momento de vulnerabilidad, esa situación había logrado separarlas. Ahora, con esa revelación en mente, estaba dispuesta a darse una nueva oportunidad con Gala, aunque no sin cautela.

Con los días, ambas empezaron a compartir mensajes, a hablar por teléfono y a verse ocasionalmente. Eran encuentros tranquilos, como si ambas estuvieran reconstruyendo su conexión desde los cimientos, sin presiones ni expectativas. En cada salida, se veían en lugares apartados, donde podían hablar sin temor a interrupciones.

Aquella noche en particular, Gala había invitado a Karime a cenar en un pequeño restaurante de luces tenues y música suave, donde el ambiente envolvía a cada mesa en una atmósfera de intimidad. Karime llegó un poco nerviosa, pero al ver la expresión cálida y la sonrisa de Gala al recibirla, sintió cómo las dudas empezaban a desvanecerse. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y mientras la noche avanzaba, las risas, las confesiones y los recuerdos se entrelazaron, creando una cercanía que hacía tiempo no sentían.

Un Momento Suspendido

Después de la cena, ambas decidieron caminar un rato. La noche era fresca, y las luces de la ciudad daban al paseo un tono romántico, casi etéreo. Caminaron lado a lado, sin que ninguno de los dos diera el primer paso para tocar la mano de la otra, pero la tensión entre ambas se volvía casi palpable.

Karime hablaba de un reciente proyecto que la emocionaba, y Gala escuchaba cada palabra con una atención genuina, admirando la pasión con la que hablaba. La observaba de reojo, notando los pequeños gestos que hacía, cómo sus ojos se iluminaban cuando hablaba de algo que le gustaba. Gala sintió una ola de ternura, y sin pensarlo mucho, dejó escapar una confesión:

—Extrañaba esto. A ti. A nosotras —dijo, mirando a Karime de frente.

Karime bajó la mirada, sus mejillas enrojecidas por un segundo. Sabía que Gala hablaba en serio; sentía la sinceridad en su voz, la misma que había conocido desde el inicio. Se detuvieron frente a un parque pequeño y solitario, donde solo se escuchaba el sonido de la brisa y las hojas de los árboles moviéndose al compás del viento.

—Yo también te extrañaba, Gala —admitió finalmente Karime, con una sonrisa tímida.

Se miraron por un instante, sintiendo cómo el silencio hablaba más que cualquier palabra. Gala se acercó un poco más, sin quitarle los ojos de encima, y Karime no se alejó. Por primera vez en mucho tiempo, Gala sintió que el mundo se detenía, que no existía nada más allá de esa noche, de esa mirada compartida. Una chispa de esperanza comenzó a arder en su pecho, llenándola de valor.

El Anhelo Hecho Realidad

Sin decir nada, Gala levantó la mano lentamente, rozando la mejilla de Karime con una suavidad que hizo que ambas contuvieran la respiración. Karime no apartó su mirada, sino que dejó que la mano de Gala se quedara ahí, sintiendo cómo la ternura y el deseo se entrelazaban en un solo momento.

—Gala… —susurró Karime, pero su voz se desvaneció en el aire.

Gala, respondiendo al impulso, se inclinó hacia adelante, acortando la distancia entre ambas. Sus labios se rozaron apenas en un suspiro, con una suavidad y delicadeza que reflejaba todo lo que sentían, y después de un segundo, se encontraron en un beso tierno y profundo, uno que parecía expresar las palabras no dichas, las promesas no hechas y el anhelo contenido durante tanto tiempo.

El beso era lento, lleno de emoción y de una conexión genuina, como si con cada segundo ambas estuvieran diciéndose mutuamente que querían ser más que un "casi algo". La noche y la oscuridad del parque las envolvieron, dándoles el espacio para entregarse a ese momento sin reservas, sin miedos ni dudas.

En ese momento solo eran ellas, todo a su alrededor se desvanecía para ellas, olvidándose del dolor y los desafíos.

Cuando sus labios se separaron, ambas abrieron los ojos lentamente, mirándose con una mezcla de felicidad y sorpresa. Gala sonrió, y Karime, un poco nerviosa, soltó una risa suave. Sus miradas eran una que reflejaba el amor genuino y mutuo, que no necesitaba palabras ni acciones.

—No quiero que esto sea un casi —dijo Gala, tomándola de la mano con decisión—. Quiero que seamos nosotras. No estoy segura de cómo… pero quiero intentarlo, Karime.

Karime apretó la mano de Gala, respondiendo a esa promesa silenciosa.

—Yo también lo quiero —admitió, con la voz llena de emoción—. No sé cómo será el futuro, pero quiero que sea contigo.

La Promesa del Comienzo

Esa noche, mientras regresaban juntas, ambas se sintieron en paz. No era un "final feliz", sino el comienzo de algo nuevo, un reencuentro en el que ambas estaban dispuestas a sanar y a confiar nuevamente. Aunque sabían que la relación no sería fácil y que aún debían enfrentarse a las consecuencias de lo que Bárbara había provocado, por primera vez ambas se sintieron completamente conectadas, listas para enfrentar el camino juntas.

Karime y Gala, sin embargo, también sabían que habría obstáculos, que aún quedaban heridas que sanar. Pero en ese momento, con la calidez de sus manos entrelazadas y la promesa de más besos que vendrían, estaban dispuestas a comenzar desde cero.

"CEO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora