Malia Baker estaba en el set de la audición para un nuevo proyecto televisivo, una serie que prometía ser innovadora y juvenil. A pesar de haber estado en varias producciones antes, siempre había una mezcla de emoción y nervios antes de comenzar algo nuevo. Hoy, sin embargo, esos nervios estaban especialmente fuertes.
La puerta del estudio se abrió, y una energía vivaz llenó el lugar. Malia levantó la vista y vio entrar a Kylie Cantrall. Kylie era conocida por su personalidad audaz y su estilo único; tenía esa forma especial de hacer que todos voltearan a verla sin siquiera intentarlo. Malia sintió que su corazón daba un pequeño salto.
Kylie se le acercó con una sonrisa segura y extendió la mano. "Hey, tú debes ser Malia. Me han hablado de ti. ¿Estás lista para esto?"
Malia se sorprendió por la calidez de su saludo, sintiéndose más tranquila. "¡Hola, Kylie! Sí, lista y con algo de nervios. Pero tenerte como compañera parece que hará todo más interesante".
Ambas rieron, y de inmediato sintieron una especie de chispa, una conexión que no tenía que ver con la actuación. Tras su breve introducción, comenzaron las primeras escenas de ensayo. La trama requería que sus personajes tuvieran una relación compleja y profunda, llena de complicidad y rivalidad a la vez. Sin embargo, lo que sucedió durante el ensayo fue más allá de lo que cualquiera de ellas había anticipado.
Mientras interpretaban sus diálogos, sus miradas se cruzaban con una intensidad inusual. No era simplemente el guion o la dirección; cada intercambio de palabras y cada gesto fluían con una naturalidad que sorprendía incluso al director. Al terminar la primera escena, el equipo aplaudió, y ambas se miraron con una mezcla de sorpresa y orgullo.
"Wow, creo que... tenemos química", comentó Kylie entre risas, sus ojos brillando con emoción.
"Sí, creo que sí", respondió Malia, sintiendo cómo le latía el corazón. Su nerviosismo inicial se transformó en una mezcla de alegría y una extraña sensación de familiaridad.
Pasaron el resto del día grabando y ensayando, pero entre cada toma, Malia y Kylie compartían risas, comentarios ingeniosos y pequeños gestos que decían mucho sin necesidad de palabras. Cuando la jornada terminó, Malia se sintió como si apenas hubiera pasado una hora. La despedida fue corta, pero las dos sabían que algo había comenzado esa tarde, una amistad y algo más, algo que ambas aún no podían nombrar, pero que sentían con fuerza.
Esa noche, Malia se fue a casa pensando en Kylie, en sus palabras, su sonrisa, y en esa conexión inexplicable que había surgido entre ellas. No sabía qué significaba o hacia dónde las llevaría, pero una cosa era segura: ese encuentro sería uno de los recuerdos más brillantes de su vida.
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Hasta que las estrellas se apaguen
Romance**Hasta que las estrellas se apaguen** En esta historia de amor y autodescubrimiento, Malia Baker y Kylie Cantrall se encuentran por primera vez en el set de una serie juvenil, donde la química entre ellas brilla tanto en la pantalla como fuera de...