Max sabe que debería sentirse la persona más feliz del mundo en estos momentos. Había ganado un nuevo campeonato mundial en Formula Uno consagrandose así en el piloto que más campeonatos poseía, nueve para ser exactos.
Pero a pesar de los abrazos y miles de felicitaciones que le dedicaban cada uno de los miembros del equipo no podía evitar sentir, nada. Después de ganar por nueve años seguidos casi cada uno de los grandes premios ser el campeón se sentía tan monótono. Como si fuera lo más normal y banal del mundo.
Se encontraba tumbado en su sillón después de llegar de aquel antro donde se había decidido celebrar su triunfo y el de la escudería, y aunque se quería auto convencer de que el malestar general que sentía era por lo enormemente ebrio que se encontraba y por no haber comido de forma adecuada ese día, Max sabía que no era así. Que todo lo que le afectaba ahora comenzó en el momento en que lo vio, cuando después de casi diez años se encontró con el amor de su vida, con su Sergio.
Hace un poco más de diez años Max tuvo que hacer la elección más importante de toda su vida, sus sueños o el amor. Y si se lo preguntaban ahora ya no estaba seguro de haber elegido la opción correcta. Tal vez para muchos que vieran su impecable carrera como piloto, el reconocimiento y los millones de euros que poseía en su cuenta bancaria dirían que su elección fue la mejor. Pero si todos ellos pudieran sentir lo frío que a veces era su propia casa, tan sola y callada. Si pudieran sentir lo que él cuando caía en cuenta que estaba tan solo que no tenía ni siquiera con quien compartir algo que lo preocupara más allá de Daniel. Si tan solo sintieran lo que él cada que recordaba a Sergio, de los días tan hermosos que compartieron, de lo idiota que fue cuando lo dejo cuando se vio en la necesidad de hacerlo porque el loco de su padre estaba a nada de cerrarle cada una de las puertas que podría encontrar en su carrera. En su momento creyó que era lo mejor porque todos le decían que iba a encontrar a alguien más y que tal vez lo que tenía con ese joven mexicano ni siquiera iba a durar más allá de un par de años pero su carrera si lo haría.
Creyó decidir bien, pero dolía y dolió cada maldito segundo de su vida porque a pesar de conseguir todo lo que se propuso por años y salir con miles de personas jamás pudo dejar de pensar de esos bonitos ojos marrones que lo veían con tanto amor. Max jamás lo dejo de amar y rogar cada día por verlo tan solo una vez más aunque ahora no estaba seguro si fue lo mejor porque hoy que sus miradas volvieron a coincidir el dolor que pensó que no podía ser peor se incremento tanto que sentía que podía morir ahí mismo, porque el amor de su vida ya no era suyo, porque se olvidó que la vida de Sergio siguió sin él y darse cuenta de eso ahora lo estaba matando. Quisiera saber al menos por un momento que seria de él si hubiera seguido con su relación con Checo, le gustaría saber si sería feliz.
Con esos pensamientos en la mente y con las lágrimas ya acumulándose en sus ojos tomó el premio que había ganado ese día para apretarlo en su pecho con la esperanza de que ese pedazo de metal vacío que eligió pudiera transmitirle un poco de calor al quedarse dormido.
Max sintió como algo húmedo tocaba su cara y apretaba sus mejillas. Arrugó su ceño mientras trataba de alejar lo que sea lo estaba lastimado y se acurrucaba más entre las almohadas y cobijas cálidas. Fue ahí donde su cerebro hizo click ¿cobijas? ¿almohada? Lo último que recuerda era haber estado restregándose en su miseria y caer dormido en su sala, ¿Cómo había llegado a la cama?. Abrió los ojos poco a poco y lo primero que miró lo dejó completamente en shock que puede jurar que hasta se le olvidó como respirar.
Un bonito bebé dentro de una andadera que trataba de semejar la forma de un monoplaza de F1 lo miraba sonriendo mientras tenía casi toda su pequeña mano en su boca soltando uno que otro balbuceo. El bebé llevó su mano a la mejilla de Max haciéndolo descubrir que era eso lo que sentía antes de despertar. Su mirada recorrió todo su entorno visualizando una habitación color crema donde había uno que otro juguete tirado y un tocador que poseía un enorme espejo, en la puerta de lo que el creía el armario estaba repleta de hojas pegadas con dibujos que parecían ser hechos por niños de no más de siete años.
Su inspección se vio interrumpida por el ruido del golpeteo del suelo acompañado de varias voces que se acercaban a donde el estaba, solo pudo sentarse rápidamente en la cama cuidando de no lastimar al bebé mientras alejaba un poco la andadera preparándose para preguntarle que rayos estaba pasando, donde y porque estaba él allí a quien sea que pasara por esa puerta. Pero toda palabra se fue de su boca cuando dos pequeños niños entraron corriendo abalanzándose sobre él.
— Papi, Liam quiere darle a Lechuga a los pájaros del jardín — grito el más pequeño de los dos mientras se aferraba a él.
— Porque es solo un gusano Noel y los pájaros comen gusanos. Dile papá — El niño mayor se dirigió a él esperando una respuesta pero el pobre de Max en esos momentos apenas y podía conectar dos neuronas. ¿Por qué estaba ahí? Por qué de pronto tenía tres niños extrañamente con facciones que juraría haber visto antes, dos de ellos diciéndole “papá” y un bebé que estaba de los más entretenido sacando ropas de un cajón. ¿Seguía soñando?
— Niños, dejen a su papá descansar que llegó muy tarde ayer del trabajo — Si, Max confirmó que todo eso era un sueño cuando Sergio apareció tomando de la mano a otro niño que parecía ser de la misma edad del que hace un momento le hablaba sobre lechugas o algo así.
Sergio se acercó a Max para darle un beso fugaz en la mejilla susurrando un “buenos días mi amor” para dirigirse al armario y sacar un abrigo. El corazón de Emilian se aceleró de una forma descomunal. Sin duda este había sido el sueño más hermoso de toda su vida y el que más real se sentía.
— Papá, mira mi nuevo abrigo. Papi Checo me lo compro. — Dijo el niño que hace un momento venía tomado de la mano de Sergio.
— Eres un presumido Santiago — Dijo el pequeño que lo abrazaba hace unos momentos provocando que el mencionado le sacara la lengua.
Max sonrió cayendo en cuenta que su inconsciente le estaba mostrando los hijos que tuviera con su sol. Liam, Noel, Santiago y el pequeño bebé. Emilian se encargaría de disfrutar ese sueño lo máximo que pudiera antes de despertar de nueva cuenta a esa vida tan gris que tenían.
— Niños a la escuela, corriendo — Dijo Checo antes de bajar a la altura del bebé dejándo un beso sonoro en la mejilla de este. Cada uno de los niños le dejo un beso en la mejilla a Max para despues salir corriendo. — Patito ayer estuvo algo roñoso por las vacunas pero por lo visto hoy despertó con toda la energía. — Checo se dirigió hacia él haciéndolo sentir mil revolución en todo su cuerpo. Jamás creyó volver a tener toda la atención de Sergio para él. — Regresamos en la tarde — Max asintió lentamente sin saber que contestar.
— ¿Te sientes bien? Has estado menos platicador que de costumbre. ¿Fue por la carrera? Amor, sabes que tú no tienes la culpa — Max frunció el ceño. Al parecer tenía que interactuar más en este sueño pero no sabía que decir y por lo que había visto en algún tiktok en su tiempo libre no era bueno decir que estabas en un sueño en el sueño. Porque esto era un sueño, ¿cierto?
— Amor — Sergio lo llamo cuando lo vio perderse en sus pensamientos dedicándole una mirada preocupada.
— Si, si todo bien… mi amor — Respondió Max permitiendose saborear esa palabra mientras abandonaba sus labios.
Sergio no muy convencido le dedico una sonrisa para después acercarse dejándolo un beso en los labios. Max sintió su alma salir y volver a su cuerpo, solo Dios sabía cuanto había deseado volver a sentir esos labios sobre los suyos. Pero el momento no duró más de lo que él hubiera querido ya que Sergio se separo cuando se escucho el ruido de los niños peleando abajo.
— Me voy antes de que se maten, te amo — Sergio salió rápidamente dejándolo en la habitación. Max se sentía confundido, lo más lógico era que esto fuera sueño pero si era sincero no se sentía ya como uno. Volteo a su derecha encontrándose con la mirada del pequeño bebé que por lo visto se llamaba Pato, cosa que lo dejo con más preguntas que respuestas ¿Por qué le pondría el nombre de un animal a su hijo?.
Pero como sea que haya sido ese pequeño bebé le dedicaba la sonrisa más bella que haya visto en su vida. Y en lo que acababa de soñar, tenia que cuidarlo.
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ᴛʜᴇ ʟɪꜰᴇ ᴏꜰ ᴡʜᴀᴛ ᴄᴏᴜʟᴅ ʜᴀᴠᴇ ʙᴇᴇɴ
FanfictionAlguna vez te has preguntado ¿Qué vida tendrías ahora si hubieras elegido otro camino? Max Emilian Verstappen el mayor campeón de Formula Uno, teniendo la vida de triunfos y reconocimiento que siempre deseó pero anhelando ese 𝘩𝘶𝘣𝘪𝘦𝘳𝘢 con el a...