Cap 32

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Tatiana Mejía

Después de aquella cena en casa de Richard, había algo diferente en el aire. Todo se sentía fresco, como si cada palabra y cada mirada tuviéramos un nuevo significado. Decidí que era el momento perfecto para abrir un nuevo capítulo en nuestra historia. Sin embargo, el camino por delante no estaba exento de desafíos. Teníamos que ser sinceros sobre nuestras expectativas y mantener la comunicación abierta, especialmente después de lo que habíamos pasado.

La mañana siguiente, el sol brillaba a través de las ventanas mientras me preparaba para salir a la universidad. Opté por un conjunto que me hiciera sentir bien: un pantalón negro ceñido, una blusa blanca y mis zapatillas favoritas. Quería transmitir confianza y, al mismo tiempo, recordar a Richard que, aunque estábamos intentando reconciliarnos, aún era una mujer fuerte e independiente.

Me pasé un poco de tiempo frente al espejo, asegurándome de que todo estuviera en su lugar. Quería impresionar a Richard no solo con mi apariencia, sino también con la mentalidad que estaba dispuesta a llevar a nuestra relación. Al salir, decidí tomar un taxi en lugar de mi habitual bus. Necesitaba ese pequeño lujo; había estado haciendo muchos sacrificios últimamente.

Las clases estaban por comenzar y el ambiente en la universidad era vibrante. Los pasillos estaban llenos de estudiantes hablando de sus planes para el futuro, riendo y bromeando. Me encontré con algunas compañeras de la facultad y comenzamos a charlar sobre las tareas y proyectos. Sentí que la rutina universitaria me llenaba de energía.

Al llegar a clase, me senté al lado de una compañera que parecía interesada en los detalles de mi relación con Richard. —¿Sigues saliendo con él? —preguntó, con curiosidad.

—Sí, estamos intentando arreglar las cosas —respondí, sintiendo que mi corazón se aceleraba un poco al hablar de eso. No sabía si estaba lista para compartir todo lo que habíamos pasado, pero había un alivio en saber que, al menos, tenía el apoyo de mis amigas.

La tarde transcurrió rápidamente, y cuando finalmente salió de la universidad, sentí una mezcla de emoción y nerviosismo. Era un día especial; Richard había planeado una pequeña salida para nosotros dos, algo que no había hecho desde que decidimos reavivar nuestra relación. Era nuestra manera de seguir construyendo ese puente que habíamos dejado en ruinas.

Cuando llegué al lugar de encuentro, un café acogedor en una esquina tranquila de la ciudad, lo vi sentado en una mesa, con una sonrisa que iluminaba su rostro. —Hola, mamacita —me saludó, y aunque me gustaba que me llamara así, una parte de mí sabía que tenía que mantenerme alerta.

—Hola, Richard —respondí, sentándome frente a él y tratando de mantener la conversación ligera.

Poco a poco, la conversación se fue profundizando. Hablamos de nuestros sueños, de lo que queríamos lograr en la vida. Era como si estuviéramos en una nueva burbuja, donde los problemas del pasado se desvanecían y el futuro parecía lleno de posibilidades. Pero en el fondo, sabía que los fantasmas de la traición aún acechaban, y era un tema que teníamos que abordar tarde o temprano.

—Tati, ¿te acuerdas de la conversación que tuvimos la otra noche? Sobre la confianza y lo que queremos para nosotros —empezó Richard, su voz sonando más seria.

—Sí, claro. Lo que estamos haciendo es importante, Richard —respondí, sin querer que el momento se volviera tenso.

Él se inclinó hacia mí, sus ojos buscando los míos. —Quiero que sepas que estoy comprometido a trabajar en nuestra relación. Quiero demostrarte que esta vez es diferente.

Mi corazón se aceleró. Sus palabras eran lo que quería escuchar, pero había una parte de mí que dudaba. La traición aún dejaba una marca. —Te creo, pero también necesito que seas honesto conmigo. No quiero más sorpresas desagradables.

THE BAD BOY - Richard Rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora