-¿Por que apareciste de la nada confesándole lo que sentías?-la peliazul regañaba levemente a la ojinegra-
-Konan, no podía negar esos sentimientos guardados. Me duele habérselo dicho como si no hubiera un mañana. -ahogaba gritos de ironía en pequeños gemidos de dolor- Lo es todo para mí.
-Sólo a ti se te ocurre hacer tal cosa, Akira.
-Nunca pensé que se comportará así Konan, nunca.
Dolor, eso era todo lo que la ojinegra resumía en su estado sentimental. Aquella reacción por parte del ojiceniza le dolió en lo más profundo de su alma.
Ese sentimiento no lo mostraba ante el pero, sus notables cambios de humor al verlo, y tenerlo a su lado, despertaban la curiosidad de la peliazul.
Sólo había una razón por la cual Akira lloraba incontrolablemente: El rechazo de "su amigo y maestro"
-Konan, dime, ¿Que hago?-era notable, los sentimientos de Akira hacia el ojiceniza eran capaces de desenvolverse fácilmente, pero no hacia su amado-.
- -suspiro- No lo se, tal vez tu eres la que tiene la respuesta. Aún así, ¿que paso para que le tuvieras un afecto así a Sasori?
*flashback*
Hace siete años desde que fue la muerte de sus padres, aquella niña de tan sólo 10 años veía horrorizada la escena.
-Danna, encontré a una sobreviviente que "dejaste" hum.-las palabras del rubio inquietaron a su compañero-
-Dejala ahí, no nos servirá de nada.
-¿Maestro, esta seguro de dejarla aquí? Digo, ella nos ha visto masacrar a su aldea. No vaya a ser que revele información de nosotros, hum.
-Mmmm, buen punto. Deidara, llevatela.
-Pero... -fue interrumpido por una ola de melancolia-
-¿A caso te atreves a reusarte obedecer una de mis ordenes, amigo Deidara?
-Claro que no Sasori.
El rubio cargo delicadamente a aquella niña que se encontraba inconsciente.
Después de tres horas de camino, la niña por fin había despertado de su trance.
-¿Quienes son ustedes?-la ojinegra se espanto al reconocer que esos tipos eran de sumamente alto riesgo-
-Tranquila preciosa, sólo somos unos amigos tuyos.-las palabras del pelirrojo eran de un gesto intimidante-
-¿Como voy a considerar amigos a los que mataron a mi familia ante mis ojos? Yo no los considero más que una amenaza para mi y para este mundo.
De un movimiento rápido, el ojiceniza estaba a espaldas de su alumno y la niña, clavándole levemente una kunai en su delicado cuello.
-D...Danna, tranquilizate por favor. No cometas una tonteria, hum.
-Tsk... Esta niña es sólo una molestia.
-Y lo soy, no te tomes la libertad de hacerme daño, no sabes lo que soy capaz de hacer.
-Mocosa insolente, ¿quieres que nos mate a los dos? Guarda silencio, hum. -los quejidos del rubio le causaron una pequeña risita-
-Me quiero bajar rubia.
-Escuchame pequeña, soy hombre, mi nombre es Deidara, hum.
-Esta bien, Dei-kun.
La pequeña niña se bajo de la espalda del rubio lentamente.