❝ʜᴜʀʀɪᴄᴀɴᴇ❞ [VK] #EBOxA24 #purpuleastronaut2024

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CAPÍTULO 4

Jungkook

El fin de semana se me fue volando, y las clases también. Taehyun y yo nos habíamos ignorado durante las clases, supongo que había tocado su ego al decirle todo lo que sentía aquella noche.

Y yo no tenía ninguna molestia con ignorarlo si nos cruzábamos en los pasillos de la escuela.

Las clases habían finalizado y estaba en el jardín junto con Jimin sentado en el césped mientras esperábamos por Yoongi que estaba metido en no sé donde.

— Taehyun está en live. —comentó Jimin mientras miraba su celular.

— Dile que tendrá sus tutorías a las seis.

Jimin asintió y siguió en lo suyo. Escuchaba al castaño hablar a través del live y entonces comentó algo refiriéndose a mi.

— Puedes venir a mi casa. Pero también tienes mi número celular. —Jimin levantó la vista hacia mi y sonrió.

— Es...

— Vámonos. —Yoongi llegó al lugar. — Jungkook, iremos por hamburguesas ¿te vienes?

— Claro, pero si tú las pagas. —el azabache gruñó y Jimin soltó una risa.

— Eres un aprovechado. Solo porque ganaste la competencia te invito. —soltó Yoongi.

— Me amas. —reí.

— Puede ser.

— Ey. —el rubio se quejó.

El azabache le miró con una sonrisa afable.

— A ti también pollito. —le tocó la nariz y este en respira sonrió.

— Bien andando. —Me levanté y agarré la patineta después de colgarme la mochila en la espalda.

Caminamos hasta el auto de Yoongi y nos fuimos al lugar favorito de la pareja.

Unas letras fluorescentes yacían en un cartel en lo alto del lugar con el nombre de San'z burger. Definitivamente aunque hubieran más hamburgueserías en el pueblo este sería el lugar al que siempre los amigos vendrían, aparte de que era su lugar especial, el de la primera cita.

Al salir del auto la brisa de la tarde me pegó en la cara y me sentí de mejor ánimos en ese instante. Dejé mi mochila y la patineta dentro del auto y seguí a los chicos. La campanilla de la puerta anunció nuestra entrada y el olor de la comida se coló en mi nariz.

Jimin caminó de la mano de Yoongi y lo guió a una mesa cerca del cristal que daba a la calle, yo los seguí y me senté frente a ellos.

— Buenas tardes, ¿que desean pedir? —se acercó una chica de pelo azul quien me echó una mirada seductora.