Visita nocturna +18

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Me encuentro en Japón, en el distrito de Osaka, en los andenes de un parque, charlando con unos amigos. Estoy sentado junto a ellos, bebiendo una lata de refresco, cuando recibo un mensaje. Era de ese perfil desconocido que lleva un mes enviándome mensajes.

—Oye, Jun, ¿otra vez tu novia molestándote? —bromeó uno de mis amigos al verme concentrado en la pantalla del celular.

—Te dije que no es mi novia, ni siquiera sé si es una mujer —respondí ante sus burlas, ya que les había contado de mi situación.

—Si no estás interesado, déjame hablar con ella —añadió otro de mis amigos, siguiéndole el juego al primero.

—Mejor concéntrate en tu trabajo de empacador; me dijeron que casi envías dos paquetes importantes a otras direcciones —me defendí, devolviéndoles las burlas recordando algunos errores que me habían contado de sus trabajos.

Como decía, desde hace un tiempo, alguien me ha estado llenando de mensajes desde un perfil de Twitter. Es muy extraño, ya que en su mayoría solo envía emojis de corazones o cumplidos ocasionales. Algunas veces ha llegado a pedirme mi dirección o mi número de Line, pero siempre me he negado.

Ya no le presté más atención y guardé el celular para seguir charlando con mis amigos. La noche cae antes de lo que parece, así que recojo mi mochila y me despido de ellos para retirarme. Empiezo a caminar solo por las calles rumbo a mi trabajo.

Media hora después de caminata, llego frente a Kyodaki Market, una tienda medianamente concurrida donde trabajo. Decidí tomar este empleo porque, después de un año de descanso, pensé en retomar mis estudios.

Vengo de una familia con bastantes recursos económicos, así que uno podría preguntarse qué hago aquí. La razón es sencilla: mis padres, ya mayores, me tuvieron a una edad avanzada, y uno de sus grandes deseos siempre ha sido convertirse en abuelos. Me lo han pedido varias veces; dicen que no quieren irse de este mundo sin conocer a sus nietos. Sin embargo, cada vez que insisten en que tenga hijos, les respondo que soy muy joven y que aún quiero vivir muchas cosas antes de asumir una responsabilidad así.

Al ver que mi postura no cambiaba, tomaron una decisión radical: me desheredaron. Me dijeron que solo me darían la herencia si les daba al menos un nieto. Lo he pensado varias veces, ya que sé cuánto les ilusiona, pero estoy convencido de que no debo ceder a sus caprichos, sino priorizar mis propios objetivos. Ahora me apoyan en todo, menos en lo económico, y eso es lo que me tiene aquí, frente al Kyodaki Market.

Es un trabajo exigente, ya que tengo que doblar turnos para ganar más dinero. Aunque es cansado trabajar de noche, me motiva saber que puedo conseguir las cosas por mí mismo.

Tras un repaso a estos pensamientos, entro a la tienda y me dirijo a la bodega para dejar mi mochila. Luego, me pongo el uniforme: una camisa de botones con el logotipo de la tienda en una esquina. Camino al mostrador, relevando a mi compañero, que se despide y se va a casa.

Yo me quedo atendiendo a los clientes, algunos con rostros desmotivados, otros serios, y unos pocos más sonrientes.

Siempre los atiendo con una sonrisa y les hablo con respeto. Las horas pasan, y me doy cuenta de que ya casi no hay clientes, solo los estantes llenos de productos y el sonido constante de los refrigeradores. Me asomo hacia las calles y veo que tampoco hay nadie.

Sonriendo, vuelvo a entrar. Sin mirar el reloj, sé que ya es medianoche porque los clientes han dejado de llegar. Me dirijo a la sección de alimentos, donde tomo un paquete de fideos kimchi. Me acerco a una de las máquinas de agua caliente y procedo a prepararlos, usando uno de los tazones y unos palillos de plástico. Cuando están listos, regreso al mostrador con los fideos y una botella de agua que había tomado antes. Me siento y empiezo a comer, disfrutando del aroma y del calor.

Visita nocturna (Jinx Yandere x OC One shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora