Capitulo Veinte: Inmortalidad (Final)

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(Lena)

La ciudad yace bajo una calma espectral, gracias a una paz hecha de ruinas y cenizas. Desde el amplio ventanal de mi oficina, la oficina del gobernador; contemplo el crepúsculo que se cierne sobre los edificios ahora reconstruidos por mi voluntad. Los destellos de luces de emergencia parpadean como estrellas moribundas en el suelo señalando que otra tragedia humana está ocurriendo; esto es algo que no me preocupa; minutos antes el sonido característico de Svetlana cruzando el cielo sacudió todos los vidrios en los altos edificios en la señal inconfundible de que la heroína de la ciudad estaba entrando en acción. Dispuesta no solo a salvar el día, sino a ser bañada por las incontables glorias que los humanos pueden dar.

¿Cómo hemos llegado a tal punto se cuestionarán? Verdaderamente es sencillo. Las cámaras de cientos de reporteros y otros tantos curiosos captaron todos los movimientos, todos los gritos y cada instante en que la realidad se dobló al límite de lo irreal. Kara, la heroína que durante años amaron, cayó en picada en tan solo unos instantes y con eso fue suficiente para ser despojada de toda gloria... mi pobre Kara, ahora es el enemigo público de todos aquellos que alguna vez protegió.

Svetlana entonces entra desde el balcón y con paso resuelto se coloca a mi lado. Su cabello ondea brillante y castaño contra el resplandor de la ciudad, y su presencia es imponente debido a que cada día se impregna más de ese poder de ser amada. Es irónico, quizás, que sea ahora la heroína de la ciudad, la salvadora adorada por las masas. Estoy segura que su postura actual se debe a que esa emergencia concluyo cuando alguna pequeña niña o temeroso anciano le beso el rostro repetidamente mientras le agradecía por salvarle la vida frente a todos los que quisieron mirar.

Incluso luego de tantos siglos de historias que se repiten sin cesar, los mortales siempre prefieren la ilusión de los salvadores brillantes, aun cuando sus rostros estén pintados con sombras de su propia sangre.

Ahora, contemplo el rostro de Svetlana, y algo en mí, algo tan profundo y oscuro como mi propia naturaleza, siente un destello de ternura. Es una oscura satisfacción, como un veneno dulce que se desliza lentamente por mis venas y me embriaga al saber que ha elegido este destino junto a mí. Nos hemos convertido en una nueva especie de deidades, tejidas en la penumbra, libres de las limitaciones mortales. Cada deseo, cada acción nuestra se ha grabado en mi piel y en el destino de aquellos que nos rodean, como inscripciones antiguas talladas en piedra.

Su sonrisa, esa sonrisa enigmática que ahora refleja mi propia hambre insaciable, revela una comprensión profunda, un entendimiento que ya no necesita palabras ni pretextos humanos para ser consumado totalmente. Dejo salir entonces mis colmillos y sin dudarlo un instante los entierro en el cuello de aquella hermosa mujer liberando un hilo de sangre que se desliza por todo su cuello. Ella por supuesto gime de placer al sentir mi contacto, empujándome poco después sobre la mesa del escritorio.

Como cualquier amante deseosa Svetlana no demora mucho para colocarse sobre mí, capturando mis labios frenéticamente. Debió ser un día especialmente bueno para ella pues sus ansias de dominar están sin control. Tomo su mano, sintiendo la frialdad que compartimos, un frío que ya no duele, sino que late con una oscura promesa de eternidad. Ella sonríe nuevamente y sus labios rozan los míos con la suavidad de una caricia letal, y sé que ambas hemos abrazado esta condena con una devoción que trasciende el amor.

Ya no soy solo un reflejo de la noche, sino su misma esencia, y Svetlana. "Mi Svetlana" es la luz corrupta que ilumina nuestro sendero sin final. Rápidamente ella procede a acariciar mis piernas, buscando bajar mi ropa interior con su boca poco después; esta es la única razón por la cual uso faldas tan entalladas en el trabajo. Al alcanzar su objetivo procede sin temor a introducir su lengua ágil en mi interior, mientras sus manos sostienen mi trasero firmemente.

Sombras de TerciopeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora