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Satoru siente una profunda admiración por Suguru, a quien considera el chico ideal. Lo percibe como una persona serena, amable y con un gran corazón, incapaz de pronunciar una palabra hiriente. Sin embargo, esta percepción puede estar influenciada por el hecho de que lo sigue constantemente, casi como una sombra.
Su amor platónico se traduce en gestos de cariño, incluyendo regalos y propuestas para compartir actividades que son similares a citas.
Satoru disfruta enormemente de su tiempo junto a Suguru, cuya calidez y sonrisa son elementos que atraen la admiración de todos a su alrededor; su sonrisa es tan reconfortante que podría calentar el corazón de cualquiera.
Él intentó reprimir sus sentimientos hacia otro chico.
Se distanció durante algunos días, pero al reencontrarlo, reafirmó sus emociones; no está seguro si se trata de amor o simple admiración, ya que nunca ha intentado besarlo en las ocasiones en que se quedaba a dormir en su casa durante las pijamadas.
En la institución, siempre suelen estar juntos. Aunque el chico albino pueda parecer un fuckboy, la realidad es diferente, ya que no le agrada la compañía de muchas personas y, de hecho, prefiere no prestarles atención.
La primera vez que intentó declararse, lo hizo a través de una carta que dejó en el casillero del chico de cabello oscuro.
－¿Y esto qué es?－preguntó Suguru mientras abría la carta. La leyó sonriendo, pero al llegar al final algo en el contenido le cambió la expresión.
Al final, rompió la carta en pedazos y la arrojó al cesto de basura.
－¿Una carta, eh?
Balbuceó, con el corazón en la mano, consciente de que debía decir algo, ya que su expresión empezaba a tornarse triste.
－Sí, de un admirador. Espero que no me envíe nada más.
En ese instante, el albino se dio cuenta de que su amor platónico era homofóbico.
－Jajaja, ¿un chico, eh?－rió, tratando de ocultar la tristeza que le invadía el corazón.
－Sí, seguramente un degenerado.
Se echó a reír, pensando que el albino también compartía su homofobia.
Aprovechando la oportunidad, se alejó por los pasillos, en esa luz tenue, caminando con su corazón acelerado. Al llegar detrás de los baños, se sentó en el suelo, cubrió su rostro con las manos y sintió que las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos.
－Es homofóbico－se dio varios golpes en las piernas.
Esto hizo que la tela de su pantalón le provocara pequeñas heridas en los puños, pero no le importaba, solo quería liberar su frustración.
