CAPÍTULO XIII (PT. I)

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CAPÍTULO XIII

PRIMERA PARTE: Et facta hora sexta tenebrae factae sunt per totam terram usque in horam nona
"Y a la hora sexta, se hizo oscuridad por toda la tierra hasta la hora novena".
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TW: Homofobia interiorizada, lenguaje vulgar, adolescente "emo" gay pasando por una crisis existencial en el contexto de los '70 U.K.
(sólo tiene 15 años, está traumatizado, no lo odien)






Miércoles 24 de Septiembre, 1975

Encontrar el equilibrio era algo de lo que Remus Lupin había dedicado —lo que ahora parecía— su vida entera. ¿Equilibrio en qué? En cada maldito aspecto de su triste vida.

Era difícil para él lograr aquel tan ansiado equilibrio, siempre lo había sido. ¿Cuándo su agresividad dejaba de justificarse por el comportamiento humano y comenzaba a ser en razón de su condición monstruosa? Esa era una de las varias cosas en las cuales Remus otorgaba casi toda su atención. Encontrar el equilibrio entre la calma y la ira.

Remus se trataba a sí mismo como si en cualquier momento, cualquier cosa lo transformaría en lobo en plena luz del día, y terminaría lastimando a alguien; sabía entonces, que la mejor forma de evitar el peor escenario posible, era evitando el escenario en primer lugar. Si Remus se alejaba lo suficiente de todos y todo, entonces no habría nada de que preocuparse. Aislarse siempre había sido la solución a todos sus problemas.

Nunca pensó por un momento en que su naturaleza humana sería la que terminaría lastimando más a quienes amaba; nunca había sido una opción en su cabeza. El lobo era el monstruo, ¿pero dónde comenzaba Remus y dónde terminaba el lobo?

—... Está tan obsesionado con ella que resulta patético—, siguió comentando Sirius desde su cama. Su cabello estaba más largo que el año anterior, y aunque Sirius siempre repetía algo acerca de los genes Black, Remus sabía que realmente Sirius tenía una larga preparación para cada lavado y cuidado que conllevaba mantener la reputación de la mejor cabellera de la escuela.

Estaba sentado en su cama, con sus cortinas abiertas de par en par y desviando sus ojos de vez en cuando a las sábanas de seda color borgoña, sus finas y arqueadas cejas se fruncían ligeramente, y Remus sabía que seguramente estaría pensando en que los elfos domésticos de Hogwarts no eran la mitad de eficaces en limpiarlas como el elfo de la Noble Casa de los Black, Kreacher.

—¿Por qué no le dices algo al respecto?—, le preguntó James. Él también estaba sentado sobre la cama de Sirius, pero en una posición más tranquila y relajada. Mientras Sirius estaba sentado en el borde de ella, con una postura rígida que cualquier ballerina envidiaría; James -bajo la mirada acusatoria del primero-, estaba recostado en la mayor parte del colchón, una mano bajo su cabeza sosteniéndola para ver a su amigo mejor, arrugando despreocupadamente las sábanas de su amigo.

—Lo intenté, pero es enfermizamente sobre protector con su estúpido diario íntimo, que según él, es un cuaderno de registros, lo que en su cabeza lo hace sonar más masculino, supongo.

Remus rodeó los ojos de su lugar. No necesitaba mirar por encima de su hombro para saber la expresión burlona que Sirius llevaría. Dejaba caer su cabello sobre su rostro formando una leve sombra sobre él, y sus labios se extendían por su rostro como la sonrisa de un animal atemorizante, que intentaba mostrar la mayor parte posible de su perfecta hilera de dientes. Especialmente sus caninos, los cuales Sirius tomaba gran apreciación -como el resto de su apariencia- y decía que lo hacían ver cómo un depredador salvaje. Sirius siempre intentaba verse "malo", algo que Remus no lo comprendía porque él intentaba hacer exactamente lo contrario. Podía suponer que se debía a querer demostrar algo a su familia, que no era tan diferente a ellos, después de todo. Una deducción que jamás se atrevería a decir en voz alta.

𝐮𝐧𝐭𝐢𝐭𝐥𝐞𝐝 ➵ j.potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora