ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ sᴇɪs

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—¿Porque está en un avión? —preguntó Refri con los ojos abiertos como platos.

—No lo sé —respondió Miles de la misma manera.

—No se queden allí. Suban —los apuro Nigel.

—Vamos

Los cuatro comenzaron a correr hacia en avión, antes de subirse en el.



Ahora estaban en un desierto donde Nigel los dejo después de contarles acerca de Jurgen el Brutal, quien había robado la Sagrada Joya del Halcón.

Y por supuesto, tenían que recuperarla.

Ah, y también asesino a los padres de Bravestone.

Me carga la chingada, pensó Miles.

—¿Donde estamos? ¿Donde esta la selva? ¡¿Que estamos haciendo aquí?! —gritaba Refri histérico mirando hacia todos lados con incredulidad y confusión.

—Hay que conservar la calma —dijo Miles caminando hacia el.

—¡¿Conservar la calma?! —el contrario asintió— ¡Esto es totalmente nuevo! ¡Nadie nos dijo que sería totalmente nuevo!

Siguieron caminando por la arena, uno al lado de otro, hasta que ambos visualizaron a el abuelo Eddie y a Milo.

—Y por cierto ¿que demonios pasó con Bethany?



Fuera del juego, cierta rubia miraba el juego confundida, dándole algunos tiquecitos para ver si algo sucedía.

Pero no pasó nada.

Algo extrañada e irritada tuvo una idea, antes de salir de la casa de Spencer a paso rápido.



—¿Y exactamente qué padre de Nueva Hampshire es esta?

—No es Nueva Hampshire, Milo.

—Correcto. Exacto. No es Nueva Hampshire ¿Ya lo entendió? —dijo Miles esperanzado de que uno de los hombres por fin comprendiera.

—Nop, no tengo ni la menor idea de que sucede

—Como el del avión me decía "Doctor Braveman" y así se apellida mi ortopedista creo que me operaron l cadera otra vez y que esto es por la anestesia.

Miles vio al hombre con ligero fastidio, casi dándole un tic nervioso en el ojo izquierdo.

"Paciencia, Miles"

—¡Oigan! ¡Vengan a ver! —escucharon a refri gritar, mientras el mencionado apuntan traen una pequeña montaña de arena.

Comenzaron a caminar y vieron un montón de autos medio enterrados que dudaban si funcionaban.

—A ver, hay que encontrar a Spencer. Y para lograrlo creo que tenemos que empezar... a jugar, digo él debe haber hecho eso. Lo encontramos, terminamos el juego, y nos vamos a la chingada —dijo Miles con una sonrisita esperanzada.

Comenzaron a pensar en cómo iniciaba el primer nivel del juego, revisando el mapa, explicando a los hombres (por milésima vez), y con una frustración de Refri casi insoportable.

—Este se llama... Las Dunas —miró a su alrededor— ¿porque será? —preguntó sarcásticamente hacia la nada.

En eso, el abuelo de Spencer vio como algo o alguien se acercaba de forma veloz hacia ellos.

Demasiado veloz, en realidad.

—¿Quien diablos viene ahí?

—¡Oh! Es un avestruz —dijo Milo con calma.

—Ay no.

—Si que si. Eso es un avestruz. El avestruz es una ve que no vuela. Una de sesenta especies como el pingüino, como el emú, y claro el kiwi —rio un poco— pero lo curioso es que no me acuerdo de saber...

—¡Usted es zoólogo! —exclamaron Miles y Refri a la vez.

El hombre los miró.

—Yo fui zoólogo la vez pasada. Es una labor muy importante. Pero ¿podría informarnos más rápidamente?

—Pues otra cosa es que alcanzan una velocidad de setenta kilómetro por hora, por lo que son los animales de dos patas más rápidos del mundo. ¿Ya sabían eso? Fascinante —dijo al ver al ave Justo frente a ellos— pero magnífica criatura.

—Hay que irnos de aquí.

—¿Que más sabe del avestruz?

—Aquí un hecho interesante más: tienen tres estómagos. ¿Que les parece?

El abuelo Eddie se acercó de manera confiada, intentando alejar al avestruz.

—Adiós. Vete.

—No se acerque tanto —advirtió Miles.

—Solo es un pájaro ¿si? —volvió hacia el ave— Ya basta. Muévete. Ya lárgate.

—¡¿Hay algo que debamos saber de ellos?! —preguntó desesperado Refri al ver como Milo se quedaba callado.

—Otra cosa interesante del avestruz es que: ante amenazas... atacan.

Y eso fue lo que hizo el ave.

Pues le dio un golpe fuerte con el pico a Eddie, matándolo.

Todos miraron con horror y sorpresa la escena, antes de que el animal se fuera corriendo.

Milo comenzó a preguntarse dónde estaba Eddie, y al mismo tiempo se culpaba de la muerte de Eddie por hablar de forma lenta.

En eso se escuchó él y conocido sonido probé tiene del cielo, antes de que el hombre cayera del mismo.

—¡¿Porque insiste todo el mundo en caer del cielo?!

Eddie los miró, ligeramente aturdido por la caída.

—Enfermera —dijo mirando a Miles— necesito ver al señor Braveman ahora, por favor.

—No soy su enfermera —respondió el chico con la poca paciencia que le quedaba, cerrando los ojos con frustración. Suspiró— A ver, escuchen. Los tatuajes en sus brazos son sus contadores de vidas. Cada uno tenemos tres. A usted y al Refri les quedan dos nada más. Sin pierden las tres... óiganme bien... se acabo el juego.

—Ósea, se mueren —dijo Refri sin nada de tacto.

—¿Y mueren... como en Kaputski?

—Si... Kaputski.

Y en eso, se comenzó a escuchar el sonido que más detestaban ambos chicos.

Los tambores de Jumanji.

—¿Que carajo es eso?

—Nada bueno.

—Miren.

Lo que vieron fue como si una gran avalancha fuera hacía ellos.

—¡Oh! Hay algo más acerca de los avestruces.

—Ay no.

—¡Pues dígalo!

—Que viajan en manadas.

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Olaaaaa 🌊

Se que es muy corto pero necesitaba ya publicar algo 😭

Gracias por la espera 🤍

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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Jumanji: Es hora de empezar el juego | Spencer GilpinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora