Valery se frotó la frente, frustrada. Era ya la tercera vez en la semana que llamaba al taller para preguntar sobre su coche, y siempre recibía la misma respuesta: "Aún estamos trabajando en él". En un principio, entendía que reparar un Ferrari no era algo que pudiera resolverse de la noche a la mañana, especialmente cuando los costos estaban muy lejos de su alcance. Pero empezaba a sentir que el proceso estaba siendo... extrañamente lento.Suspiró mientras colgaba el teléfono, intentando calmar su molestia. Tenía tantas cosas en la cabeza: los pagos pendientes, los horarios de la guardería para Azul y el preescolar de Levi, las tareas del trabajo... y encima, este problema del auto que simplemente no se resolvía. Si bien agradecía la actitud amable de Oliver de dejarla hacerse responsable de la situación, comenzaba a preguntarse si no había sido un error insistir tanto en pagarlo ella misma.
"Tal vez Oliver tenía razón. Quizás debería haber aceptado su ayuda para que se resolviera todo más rápido", pensó, mirando de reojo a Levi y Azul, quienes jugaban en el suelo con bloques de construcción.
Sin saberlo, mientras Valery se preocupaba por los retrasos, Oliver estaba muy al tanto de la situación. Desde el día del choque, él había pasado varias tardes pensando en Valery, en su vida con sus hijos, en todo lo que había aprendido de ella. Sin darse cuenta, esa mujer que había conocido por accidente se había vuelto importante para él. Y si tenía una oportunidad de pasar más tiempo a su lado, sin duda la aprovecharía.
Por eso, había hablado con el taller desde el primer día. Había pedido, de forma casi conspiratoria, que se tomaran su tiempo, que no se apresuraran en arreglar el coche. Incluso les pagó un extra para que inventaran detalles técnicos o complicaciones si era necesario. Todo lo que él quería era una excusa para seguir en contacto con ella, aunque fuera a través de algo tan simple como la reparación de su auto.
Esa tarde, después de confirmar que el coche de Valery "aún estaba en proceso", Oliver decidió llamarla. Ya era su costumbre buscar algún motivo para verla, y ahora que ella estaba obligada a caminar más o a usar el transporte público, Oliver se ofrecía amablemente a llevarla y a sus hijos a donde necesitaran. A veces, eso incluía un paseo a la tienda, y otras, simplemente la excusa perfecta para pasar unos minutos más a su lado.
—¿Hola, Valery? —preguntó Oliver cuando ella atendió la llamada.
—Ah, hola, Oliver —respondió ella, con una mezcla de cansancio y sorpresa en la voz. No estaba acostumbrada a recibir llamadas suyas sin motivo aparente, y mucho menos a tan corta distancia de tiempo desde la última.
—Solo quería saber cómo estás y si necesitas ayuda con algo —dijo él, tratando de sonar casual—. Ya sabes, por si tienes que ir a algún lado y el auto sigue en el taller...
Valery suspiró, agradeciendo mentalmente su amabilidad. Aunque ella no quería depender de nadie, debía admitir que en ese momento un poco de ayuda no le venía mal.
—Pues... en realidad, sí —respondió, sonriendo ligeramente—. Necesito ir al supermercado a hacer unas compras para la semana, y llevar a Azul a su revisión médica.
—Perfecto, entonces paso por ustedes en una hora —respondió él con entusiasmo, casi sin dejarla terminar.
Al colgar, Valery miró el teléfono y negó con la cabeza, sonriendo. Oliver tenía una energía contagiosa, esa clase de entusiasmo que hacía mucho tiempo no encontraba en su vida diaria. Sin embargo, rápidamente volvió a centrarse en la realidad: él era joven, sin responsabilidades importantes y con toda una vida por delante. Ella, en cambio, tenía a sus hijos, un trabajo agotador y demasiadas preocupaciones.
Puntual como siempre, Oliver llegó una hora después. Ayudó a Valery a subir a los niños en su auto y le ofreció a Levi la opción de sentarse adelante, aunque el niño decidió quedarse junto a Azul en el asiento trasero, entretenido con un juguete de peluche.
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Getaway Car ─ Oliver Bearman
FanfictionUn choque, una llamada perdida, y un Ferrari con la carrocería abollada. Para Oliver, conocer a esa misteriosa chica fue una suerte, pero ella lo ve como un desastre caro. Cuando descubre que no tiene idea de quién es él, Oliver decide aprovechar el...