Lilían Pérez es mucho más que solo la hija de un famoso piloto de Fórmula 1. En 2024, mientras Checo, su padre continúa conquistando circuitos, Lilían intenta abrirse paso en un mundo que aplaude su apellido pero pone a prueba su propia identidad. A...
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Chapter four. Narrator
❝ se sienta especial❞
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Franco sabía lo que quería con Lilían. Era un chico coqueto, de esos que se enamoran de un momento a otro. Ya llevaban dos semanas haciéndose amigos, y entre risas y coqueteos, la conexión entre ellos creció cada vez más fuerte. Cada encuentro era un juego entre dos cómplices, y él lo disfrutaba al máximo.
Se habían visto varias veces, y sus conversaciones eran cada vez más cómodas, llenas de bromas y miradas que decían más de lo que las palabras podían expresar. Franco amaba cómo Lilían podía ser tan desafiante y dulce al mismo tiempo. Ella lo retaba a mejorar y, a la vez, lo hacía querer abrirse más a ella.
Él sabía que había algo especial en ella, algo que lo atraía de una forma que nunca había experimentado. La manera en que sus ojos brillaban al hablar de su pasión por la Fórmula 1 lo cautivaba, y se dio cuenta de que se encontraba pensando en ella cada vez más. Franco quería ser el pibe que le arrancara una sonrisa, que la sorprendiera con detalles que la hicieran sentir especial.
Con el tiempo, empezó a soñar con momentos en los que pudieran estar juntos, lejos del ruido del paddock y de la multitud. Quería conocer cada rincón de su mundo, descubrir sus sueños y miedos y, tal vez, solo tal vez, dejar que ella entrara en el suyo. Franco se sentía emocionado y un poco nervioso, sabiendo que estaba al borde de algo que podría cambiarlo todo.
Esa mañana no fue la excepción: habían salido a desayunar juntos en Estados Unidos. No se habían visto mucho porque todos querían entrevistar a Franco; era la sensación del momento. Sin alejarse mucho del paddock, tomaban un helado.
-Está bueno -dijo Lilían probando su helado-pero los de Leclerc son mejores -se rieron.
-Los de Leclerc no los probé nunca.
-¿En serio?
-No...
-¡Por dios! Cuando lleguemos al paddock, pasemos por el garaje de Red Bull, y te invito uno, siempre llevo conmigo -se rieron-¿Qué tal tu helado? -lo miró.
