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Los habitantes de Storybrooke se habían reunido frente al Ayuntamiento, buscando ayuda de una forma u otra

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Los habitantes de Storybrooke se habían reunido frente al Ayuntamiento, buscando ayuda de una forma u otra. Algunos buscaban a sus seres queridos, de los que se habían separado cuando la maldición los golpeó. Otros necesitaban ayuda después de que el espectro hubiera causado destrucción y caos en toda la ciudad, dañando casas y propiedades por todos lados.

Odette estaba de pie entre la multitud, esperando su turno para acercarse al tablón de anuncios que contenía todos los dibujos, imágenes y pinturas de rostros que la gente intentaba localizar. Miró el papel que tenía en sus manos, esperando que los dibujos fueran lo suficientemente buenos. Porque, si bien había tenido la suerte de reunirse con muchos de sus amigos, Odette no podía evitar preocuparse por un grupo en particular.

Entonces, cuando fue su turno de colocar los carteles, Odette se aseguró de encontrar espacios vacíos siempre que pudo. Sabiendo que había tanta gente haciendo lo mismo que ella, puso a todo el grupo en una sola imagen. Y mientras lo clavaba en el tablero, sus ojos escanearon los rostros dibujados a mano de Robin, Roland, Pequeño John y todos los Hombres felices representados en él.

Se había asegurado de incluir todos sus nombres y su propia información de contacto para que si alguien los viera, pudiera decírselo. Por un momento, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras pensaba en la ironía de que sus rostros terminaran clavados en carteles una vez más, solo que esta vez con un propósito diferente. Solo podía esperar que todos estuvieran bien.

–¿También estás buscando a alguien?– Odette salió de sus pensamientos cuando Roja apareció a su lado, el sonido de su voz hizo que la rubia mirara a la mujer. Pronto notó la pila de mantas en sus manos y la forma en que muchos entre la multitud seguían acercándose a Ruby con sus preguntas.

–Solo quiero asegurarme de que estén bien. No sé dónde estaban o qué estaban haciendo cuando la maldición los golpeó, así que ahora que estamos todos en un solo lugar, espero poder verlos nuevamente–. Odette explicó, poco después de ofrecer su ayuda y empezar a seguir a Roja.

La rubia la ayudó a llevar las mantas a una estación instalada por la Madre Superiora y las monjas, o hadas, o como diablos se identifique la gente ahora. Odette se estaba perdiendo seriamente en todo este cambio.

–Espero que las encuentres–. Roja le envió a su amiga una sonrisa tranquilizadora justo cuando llegaron a la Madre Superiora, quien habló tan pronto como las vio, poniendo fin a su conversación anterior.

–Esto es cada vez más difícil. Muchos tienen miedo. No saben qué hacer–. Dijo la Madre Superiora mientras tomaba las mantas de Odette y Roja, sus ojos miraban a la multitud en pánico detrás de ellas. Todo lo que dijo era correcto, necesitaban restablecer algún tipo de orden, o todo el pueblo se volvería loco.

–De acuerdo. Ten calma. Ahora todos deben permanecer en calma. Presiento que nuestro príncipe está pensando en algo–. Dijo Ruby con una sonrisa en su rostro, completamente segura de que tenía razón. Odette esperaba lo mismo, pero sabía que recuperar el control y la paz en la ciudad no era realmente la primera prioridad de David. Con suerte, estaba al menos cerca del tope de la lista.

Swan Song - Killian Jones - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora