Alerta smuut, por si no les gusta avisooo (nada muy explícito todavía, no se ilusionen..)
Rodrigo me siguió el ritmo, y en ese instante sentí como su mano subía hasta el borde de mi nuca, atrapándome con la misma intensidad que yo estaba buscando a él. No sé cuanto tiempo estuvimos así, apenas conscientes de nosotros, finalmente el nos separó, jalando mi nuca hacia atrás, pero quedando tan cerca que juraba poder sentir su respiración agitada mezclada con la mía.
—Te tomaste en serio lo de sorprenderme —murmuró, con una sonrisa que era una mezcla de asombro y diversión, sus ojos brillando con una intensidad que no había visto antes.
Fruncí el ceño, un poco molesto por la interrupción.
—No sé si la sorpresa terminó todavía... —le respondí, sonando como un niño pequeño, aún embriagado por el momento y por él.
Rodrigo soltó una risa suave, deslizando una mano por mi hombro antes de apartarse apenas, como si probara si podía realmente mantener la distancia.
—Bueno lindo, para lo que sigue, mejor que estés sobrio —dijo, con esa calidez y cuidado en su voz.
Su respuesta me sacó una sonrisa inevitable, aunque al mismo tiempo me frustraba un poco. Lo miré, todavía apoyado en su hombro, sabiendo que él tenía razón, pero sin querer soltarme.
Lo miré de cerca, sin perder esa sonrisa que se me había formado sin siquiera pensarlo.
—Dale, aunque sea un ratito —le susurré antes de volverlo a besar, pegándome a su cuerpo, hasta que mi mano buscó la suya y lo guié hasta el interior de mis pantalones. —No me vas a dejar así ¿no?
Su mano dudó solo un segundo antes de dejarse guiar por la mía, pero finalmente cedió. Sentí nuestras respiraciones mezclarse mientras manteníamos el beso, sintiéndolo más cercano, más intenso. Era cómo si en ese momento no existiera nada más que nosotros dos, donde cada roce y cada gesto hablaba por si solo.
Rodrigo, al separarnos, con esa ternura que me desarmaba y a la vez me volvía loco, me miró con una mezcla de diversión y entrega. Parecía tan dispuesto, tan entregado, que en ese instante supe que me importaba un carajo lo que pudiera suceder después.
—Solo espero que... —murmuró, separándonos solamente del beso mientras nuestros cuerpos seguía transfiriendo calor al del otro —... que no te arrepientas mañana.
No pude aguantar soltar una risa breve al oírlo decir eso.
—¿Arrepentirme? —repetí, todavía sintiendo la calidez de su boca tan cerca—. Mirá, si mañana me arrepiento de algo, va a ser de no haber aprovechado cada segundo de esto.
Rodrigo sonrío, pero aún parecía algo preocupado, como si no le convenciera del todo.
—Bueno, entonces —dijo, dejándome un pequeño beso en la frente—, hagamos que valga la pena ¿no?
Me quede en silencio un segundo, sorprendido por su ternura. Sin pensarlo demasiado, comencé a besarlo más desesperadamente, visiblemente necesitado de él.
Dirigí mi mano hacia el miembro de Rodrigo por encima de sus pantalones y pude notar fácilmente cómo palpitaba en busca de una acción más agitada. Mientras jugaba con este, formando círculos en la punta, clavé mi mirada en su cuello descubierto, en esa piel expuesta y tentadora, imaginando por un segundo cómo se vería Rodrigo con un par de marcas hechas por mí. Me acerqué apenas, cuando escuché una risa suave y una mano sujetando mi cuello, como si leyera mis pensamientos.
—Ni lo pienses —me advirtió con una sonrisa —. Germán me mataría.
—¿Ah , si? —susurré, con voz ronca—. Bueno, luego hablaré con él...
Me miró entre divertido y resignado, y sin decir nada, me dejó acercarme un poco más, como si, al menos esta vez, decidiera permitirme romper alguna de las reglas no dichas entre nosotros.
Mis labios dejaron un rastro lento de pequeñas marcas en su piel, desde su mandíbula hasta su clavícula. Noté cómo su respiración se volvía un poco más pesada, su pecho alzándose con cada beso, y la vista se me fue, sin darme cuenta, a su remera, que de pronto me parecía más un estorbo que otra cosa.
—Sacatela —ordené, levantando apenas la mirada para encontrarme con sus ojos.
Rodrigo sonrío, y sin decir una palabra, deslizó las manos al borde de su remera y, despacio, se la quitó, dejándola caer al suelo. No pude evitar mirarlo, en silencio por un instante, apreciando cada detalle, cada línea de su piel, hasta que nuestras miradas volvieron a encontrarse y sentí una conexión silenciosa, una invitación táctica a acercarme aún más.
Justo en el momento en que la tensión entre nosotros alcanzaba un punto de no retorno, un golpe seco en la puerta hizo saltar a Rodrigo, rompiendo la burbuja que habíamos creado.
—Ro, ¿estás ahí? —la voz de German desde el otro lado sonaba impaciente.
Rodrigo y yo intercambiamos una sonrisa nerviosa, sabiendo que, en cualquier segundo, Germán podía entrar o seguir insistiendo hasta que Rodrigo salga.
Pude notar que el nerviosismo de Rodri era más grande que el mío, por lo que decidí contestar por él.
—¡Ya va! —respondí, tomando una respiración profunda antes de levantarme y dirigirme hacia la puerta, pero sin quitar mi mirada de Rodrigo, le dediqué una sonrisa cómplice y susurré—: Esto no termina acá ¿sabés?
Me di media vuelta y abrí la puerta, encontrándome con Germán de frente.
—¿Si, que pasó? —le dije, apoyándome en el marco de la puerta.
Germán levantó una ceja, claramente sorprendido al verme ahí en lugar de Rodrigo. Sus ojos pasaron de mi a la habitación detrás de mi hombro, intentando asomar la vista, pero yo me mantuve firme en el marco, bloqueando su mirada lo mejor que pude.
—Iván.. no esperaba encontrarte a vos— dijo, tratando de disimular su curiosidad con una sonrisa casual, aunque ambos sabíamos perfectamente que era lo que estaba pasando—. Pero bueno, quería avisarle a Rodrigo que debemos irnos, mañana temprano tiene una grabación algo importante ¿Está... ocupado?
—No, no, para nada. Ya sale en un segundo. Solo está.. refrescándose un poco.
Germán asintió. Antes de irse, me dedicó una sonrisa que parecía ser de complicidad, como si entendiera más de lo que yo pretendía ocultar.
—Bien, decile que lo espero en el auto de abajo. —dijo, y con un gesto rápido, se dió media vuelta y se alejó por el pasillo.
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LOS ILUSIONE UN MONTON PERODN SHIDJA
pasa q hoy no m siento tan inspirada, pero en los próximos dos capitulos juro q se viene del bueno 💪
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Entre escenas y letras
RomanceIván Buhajeruk, un escritor que nunca quiso ser famoso, se ve obligado a fingir una relación con el actor Rodrigo Carrera para mantenerse en el ojo público tras el éxito de su última novela.