La primera vez que interactuamos fue... raro ... ni siquiera nos conocíamos, éramos dos extraños, pero aquel día que decidí acercarme a tí y te hable para hacerle una broma a los chicos, aquel día que lloramos por el regaño que nos dieron supe que podíamos tener una amistad, nos a complementábamos bien una conexión que sabía que solo yo podía sentir, por un momento pensé que nos dejaríamos de hablar que era cosa de un día y que el viento se llevaría el recuerdo que equivocado estaba, al día siguiente volví a buscarte y tú me seguiste por todos lados, las risas no faltaban y hablábamos de cualquier tema y mi corazón no paraba de reír.
El calorcito que se situaba en mi pecho era una sensación hermosa, nunca había conectado con nadie de esa forma, nuestros gustos coincidían demasiado y a veces nos cuestionábamos si era posible coincidir en cosas tan pequeñas como el sabor de un batido a la peculiar canción de primavera, no sé en qué momento empecé a relacionarte con un adorable animalito pero de pronto todo era relacionado a ti, tus mensajes caían en mi pantalla y no podía hacerte esperar instantáneamente corría a contestarte, luego pasamos a contarnos todo lo que sucedía dentro y fuera de la escudería, nos reuníamos en las tardes con una buena taza de café caliente para contarnos nuestros días, por cada babosada que te contaba que me sucedía me regalabas una sonrisa y una hermosa risa, si por cada cosa que me sucedía iba poder verte reír no me quejaba de nada.
Luego de meses sabía que el calorcito en mi pecho se había transformado en amor, otra vez caía en las redes banales del amor, destruyeron mi corazón y jure no enamorarme de nuevo pero ahí estabas tú, derrumbando mis barreras en tampoco meses ahora ¿Cómo decirte lo que siento? No quería que corrieras de mi lado, tenía mucho miedo de a donde podía llevarnos mis sentimientos, podría perderlo todo, porque tú eras mi todo. Cada tonto minuto que pasaba era una tortura constante para mi pobre corazón, decidí alejarme de ti pero fracase, hiciste bolita mis intentos y los tiraste a la basura, por cada llamado tuyo, por cada mensaje que me enviabas corría a reunirme contigo, y al final del día lloraba asustado no quería perderte pero no quería aceptarlo ¿Si quiera era posible sentir todo eso?
El día que te confesé todo fue por celos, estábamos acostumbrados a mis escenas de celos de juego por que ante todo yo tenía presente que tenías tu vida muy aparte de mí pero ese día fue diferente la situación fue diferente, me confesaste que te entregaron una flor y te dieron un beso en la mejilla y algo dentro de mí se removió ¿molesto? Llegue a la conclusión de que no, era dolor, impotencia, miedo.
Le pedí ayuda a nuestros amigos para saber si también sentías aunque sea lastima por mí, los tontos no me ayudaron en nada, pero me dieron ánimos, tú me diste ánimos y esa noche con el corazón en la garganta me confesé, te confesé lo que me hacías sentir, entre en pánico y casi salgo corriendo de ahí pero me detuviste y me correspondiste, me permití soñar un momento antes de volver a caer en la realidad.
Era 17 años mayor que tú...
La cara de confusión de Lance se mostraba en todo su esplendor ante las palabras en el papel que sostenía entre sus manos, el rechinar de la puerta llamo su atención volteando a dicha dirección se encontró a su pareja vestida de un elegante traje de dos piezas, en un vistazo rápido también pudo ver a su padre con una ¿cámara?
—Cielo, que haces leyendo cosas que no son tuyas — La sonrisa se extendió por su cara
—Nano que quiere decir esto — Lance levanto la carta a la altura de la cara de su pareja.
—Eso quiere decir, que no me arrepiento de arriesgarme contigo — Me arrodille ante Lance extendiendo una caja aterciopelada color rojo revelando su interior un hermoso anillo plata con toques de oro rosa y en medio de este un reluciente diamante rojo — Lance no sé qué pasara después, tengo miedo créeme, pero haces de mí un desastre, me pones nervioso, repienso las cosas que te voy a decir por qué quiero verte reír y no verte llorar, no quiero pensar que alguien va a venir y te apartara de mi lado que enamorara a tu corazón y me dejaras, le tenía miedo al compromiso pero hiciste que cambiara de idea, tú y tus palabras, tus acciones y la forma en la que me amas, Lance Stroll ¿Quieres casarte conmigo?
El joven llevo sus manos a su boca cubriéndola con asombro mientras la felicidad se reflejaba en sus ojos, alzo su vista hacia su padre que lloraba al ver la escena y al conectar la mirada con su hijo movió la cabeza efusivamente en señal de aceptación, Lance regreso su vista a su pareja esta vez con ojos lagrimosos.
— ¡Sí! ¡Amor, claro que sí! — Le dije mientras extendía mi mano.
Fernando sujeto con delicadeza la mano de su prometido y coloco con amor el anillo que los uniría ante la sociedad, dejando un beso suave en el dorso al ver finalizado.
—No sabes lo feliz que me haces Lance.
El menor se lanzó abrazar a su pareja ocasionando la caída de ambos, entre risas y besos juraban un amor eterno, Lawrence se acercó una vez que la pareja se encontraba nuevamente de pie felicitándolos y acogiéndolos en un abrazo, los preparativos de la boda se dieron cuatro meses después de la propuesta, el día esperado llego para la pareja de prontamente esposos.
— ¿Estas nervioso Lance? — Checo se acercó a su amigo quien no paraba de acomodarse el traje blanco.
—Algo, ya sabes los típicos nervios de primera vez — Voltee a mirarlo y le sonreí nervioso ante la pregunta
—Es por la boda o es por Fernando — Le cuestiono el tapatío
La sonrisa de Lance desapareció de su rostro dejando caer su mirada al suelo y se apoyaba contra el tocador de la habitación.
—Hace una semana Fernando volvió caer en el tema de edad, sé que es algo que le preocupa constantemente pero ya no sé cómo demostrarle que eso es una cosa mínima ante nuestro amor.
—No debes de desconfiar de él si eso lo que te preocupa — Sergio se acercó al más alto colocando una mano en su hombro
—No pienso que Fernando me deje en el altar, pero no quiero que esté pensando en eso, siento que ese tema no nos dejara avanzar.
Ni una palabra salió después solo se dieron un abrazo y marcharon a el salón rentado para la ceremonia.
La ceremonia paso tranquila y entre lágrimas, ambos se profesaron amor eterno ante el altar y sellaron la promesa con un beso.
Fernando robó a su esposo después de partir el pastel y abrir la pista de baile, llegaron al hotel donde se quedarían esa noche antes de partir a su luna de miel, el mayor cargo a Lance antes de que pudiera entrar por su propia cuenta al cuarto.
—Cuidado viejito, te puedes lastimar la espalda — Pase mis brazos por su cuello mientras me reía
—Oh pero bien que te casaste con este viejito.
Entre risas Fernando llevo a Lance a la cama que compartirían esa noche, no hubo necesidad de palabras cuando sus miradas chocaron y sus labios se unieron en un beso lento lleno de amor, sus manos despojaron al contrario de sus ropas y durante toda la noche se entregaron con lentitud, con cariño y en cada acaricia iba entregado el amor que se sentían.
"Le pedí a mi deidad una luz para iluminar mi vida y llegaste tú como un solecito."
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No se que escribí... Es un pequeña historia quizás tenga algún error (por no decir que muchos) pero los iré corrigiendo lo más pronto posible, así como a completar la idea.
Pronto también el ultimo extra de Extraña Coincidencia.