Eres mi venganza y mi perdición

Rusia

Vladímir

Estamos los tres en el jet a punto de despegar; estoy tomando la mano de mi Any.

El jet se comienza a mover, despega y siento como Any aprieta mi mano.

Y me ve a los ojos; se ve algo asustada.

—¿Pasa algo, mi amor? —le preguntó.

—No solo me llegan malos recuerdos —me comenta.

—Olvida todo eso, ahora estás conmigo y yo te voy a proteger, incluso si tengo que dar mi vida por ustedes dos —le digo y pongo mi mano en su vientre.

Ella solo asiente con la cabeza y la pone en mi hombro. Veo que comienza a quedarse dormida.

Dejo que descanse, sé que ahora que está embarazada duerme mucho; pongo mi mano en su vientre.

"Debes de portarte bien; consumes toda la energía de tu mamá. Espero que te parezcas mucho a tu mamá, tan linda, buena y fuerte", digo en mi mente.

Después de unas horas de viaje llegamos a España.

Mi Any ha despertado y vuelto a dormir durante todo el trayecto.

—Amor, ya llegamos —le digo. Ella comienza a despertar.

—Me cargas —me dice y me estira los brazos.

Se me hace tan tierna como una niña pequeña; la tomo en mis brazos y ella pone su cabeza en mi pecho y sus brazos alrededor de mi cuello.

Comienzo a caminar, bajo las escaleras del Jet, con Any en brazos...

Francisco está en el auto esperándonos; me ve cómo llevo a Any.

Sale del auto y me abre la puerta. Entro con ella y la acomodo en mi regazo, dejándola dormir.

Francisco se pone al lado de donde estamos nosotros y nos mira. Veo que tiene una sonrisa en el rostro.

—¿De qué te ríes? —curioseó.

—Nada malo, solo recuerdo que cuando Any era una niña le gustaba mucho dormir así en las piernas de nuestro padre y ahora lo hace contigo —me cuenta y veo que sonríe.

—Me imagino que Any de niña fue muy linda.

—Si era muy linda mi hermana. Pero te queda bien verte, así que verte solo y amargado —me dice.

—No era amargado, simplemente que sabes cómo es el mundo que vivimos; si eres débil te matan a la primera oportunidad —le declaré.

—Si eso tienes razón —aceptó.

Después de unos minutos en el auto llegamos a casa. Tomé de nuevo a Any en brazos.

Entramos a la casa y subo a su habitación, abro la puerta y entro con ella en brazos.

La deja en la cama, tomo la manta y se la pongo. Voy a dejarla dormir. Me empiezo a mover cuando siento su mano tomando mi muñeca.

—¿A dónde vas, Vladímir? —interroga.

—Voy a arreglar mis cosas de mi maleta en mi habitación.

—Porque mejor traes tus cosas aquí —me dice.

—¿Estás segura?

—Claro, quiero que estés conmigo en todo momento —me comunica.

Me acomodo rápidamente a un lado de ella. Pone su cabeza en mi pecho y su brazo alrededor de mi cintura.

—¿Todavía quieres ir a Rusia conmigo? —curioseó.

—Claro que sí. ¿Cuándo vamos a ir? —acepta.