24: ¿Final?

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[Five]

Acomodé las mangas de mi saco por séptima vez en cinco minutos.

Me encontraba frente a las puertas de la oficina de mi padre, estaba decidido a jugar mi última estrategia que sabía que no fallaría.

¿Qué sí estaba nervioso? Como nunca, pero era cederle la victoria a los nervios o tener a Michelle de vuelta.

Y creo que sabemos cuál es la mejor opción.

Enderecé lo más posible mi espalda y sin pensarlo un minuto más, mis nudillos chocaron con la puerta como anuncio de mi llegada.

Después de que un "Adelante" se escuchara del otro lado, abrí la puerta y entré a paso seguro.

Mi padre levantó la vista de su cuaderno y al reconocerme solo resopló harto de mi presencia. Luego me ignoró y volvió a sus asuntos.

——Te advierto desde ya que si vienes a llorar por tu novia, será en vano.

Sonreí con desprecio, apretando mis puños hasta que mis nudillos casi se tornan blancos.

Tengo que calmarme o sino lo arruinare todo.

——Al contrario, vengo a agradecerte y hasta proponerte una oferta.

——¿Una oferta? ¿Tú a mí?

La burla de su voz me hizo tragarme el ácido verbal que me estaba reteniendo de soltar.

——Entendí que tienes razón, no sé que estaba pensando al creer que entre Michelle y yo podía existir algo, después de todo ella es solo... Una mancha en mi imagen pública.

Quisiera arrancarme la lengua por decir esa mierda.

——Ve al grano, no necesitas agradecerme algo que ya era evidente.

Sentí mi mandíbula tensarse a niveles desconocidos para mí.

Por suerte y para alivio de que iba por buen camino, Abigail entró en la oficina con una bandeja de té y galletas que dejó en un lado del escritorio de mi padre.

——Five, es un gusto verte de nuevo por aquí. ¿A qué se debe tu visita?

——Sé directo muchacho, no tengo todo el tiempo del mundo.

——Podemos aprovecharnos de lo vivido y sacar buenos beneficios de eso.

——Explícate.

——Llevo semanas ideando una nueva campaña con mi equipo de marketing. Una que se involucre en la caridad para los más necesitados.

——¿A dónde va todo esto? Acabas de mencionar que tengo razón en cuestión a esa insolente mal educada.

——La idea es hacerle creer al mundo que somos una organización de beneficencia, todos donarán porque creen que así contribuirán mucho a los problemas sociales de ese tipo.

El viejo dejó de escribir con su bolígrafo y alzó lentamente la mirada hacia mí, tenía el gesto de confusión aún presente, pero podía ver en sus ojos como empezaba a llamar su atención.

——Y puedo asegurarte que funcionará, hicimos la prueba por tan solo un par de semanas y hemos obtenido resultados muy favorables. Si no me crees, aquí tengo las estadísticas.

De mi maletín saqué una carpeta roja que dejé sobre su escritorio.

Ni siquiera se molestó en revisarla, dejó el bolígrafo a un lado y entrelazó sus manos sobre el cuaderno.

——Pareces estarte reivindicando, muchacho.

——Tú mismo lo has dicho siempre, el dinero siempre estará ahí para ti si sabes invertirlo.

Finge ser mi novia - Five Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora