FINAL

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Lalisa había atendido a la petición de su suegra de acompañarla a tomar una clases de repostería. Ella misma le había recomendado esas actividades a la madre de su esposo pues ahora que estaba internada en el mejor hospital y su salud evidentemente había tenido mejoría la mayor le contó de su anhelo de poder compartir esa pasión con la cocina de su hijo.

Lisa no se negó y aun cuando tenía muchas cosas por las cuales atender había liberado su agenda a causa de su suegra.

Las clases habían sido más difíciles de lo que imaginó. Nunca tuvo la necesidad de sentirse agobiada por esa habilidad pues todas sus comidas eran hechas y planificadas por chefs especializados. Así que ver las galletas que habían hecho durante la clase le llenaba de un orgullo ridículo.

—Gracias por traerme. — la madre de Jungkook le había pedido a Lalisa pasar a su antiguo hogar y sacar unas cuantas cosas que necesitaba para sus terapias.

Lisa no se había negado e incluso le habría ayudado a la mayor.

— Este era el cuarto de Jungkook. — mencionó de la nada la madre. Lisa no evitó mirar la puerta y luego a los intensos ojos avellana de la mujer, solicitando un permiso silencioso para entrar.

La realidad es que Lisa tenía curiosidad del tipo de habitación que tendría su esposo, quizas le sirviera para entender un poco más sus gustos y mandar a construir una habitación especifica para él y sus pasatiempos.

— Ni siquiera deberías dudarlo querida, adelante. — accedió la mujer.

— Estaré en mi habitación empacando lo demás, te llamaré cuando esté lista. —

Las mentiras muchas veces suelen ser juiciosas y llenas de intriga y arrebatos. Sin embargo, al final siempre se conoce la verdadera cara de la realidad.

Tocando suavemente cada mueble y retrato adorable de su esposo en distintas etapas de su vida hubo una donde su atención se detuvo. De pronto le había parecido tener un dejavú de aquel joven rostro que había madurado. Y el retrato grupal fue el que le hizo fruncir el ceño. Ella conocía a aquel hombre que parecía sonreir junto con los demás.

— Kay Kim...— no tiene dudas, aunque no puede decir si tenían una relación cercana. Se conocían.

Entonces la pelinegra dio la vuelta y miró la puerta del closet estar un poco abierta. El peluche que había tomado, un lindo conejo blanco calló de sus manos, sus labios se abrieron y dio un paso atrás sintiendo sus corazón acelerarse.

— ¿Qué es esto? —

La puerta que debería resguardar ropa en realidad ocultaba todo lo que Jungkook representaba y preparó toda su vida.

La pelinegra no sabía hacia donde mirar dentro de esas paredes repletas de fotografías. Se podían mirar fotografías de ella en su etapa universitaria, era imposible que él las sacara de un periodico pues esas tomas parecían únicas y no solo había de ella en diferentes eventos o etapas sino que había tambien de Suho y Liam. De su abuelo y varias notas donde su vida estaba perfectamente contada.

Pudo ver fotos de su primo y los lugares que frecuentaba, el grupo de amigos que tenía y una fotografía de el con Jungkook, aunque lucía diferente por el tamaño de cabello y color de ojos, el disfraz perfecto, pero no para ella cuya audacia parecía estar ofendida.

¿Quién carajos era Jeon Jungkook?

En la fotografía ambos parecían sonreír y sostenían un documento cuyo titular podía leerse perfectamente. "Estaciones de gas vip".

La mujer tapó su boca por la sorpresa, está escéptica. Él había preparado su encuentro, él había planeado todo. Cada artículo cortado donde ella detallaba sus gustos y preferencias le habían servido para hacer exactamente lo que él quería.

Y ella calló directamente en esa trampa.

Jeon Jungkook había manipulado toda su vida para llegar a donde está. Había eliminado a sus enemigos en una victoria lenta pero segura y sin embargo se posicionó al ser esposo de una mujer exitosa.

Jeon Jungkook siempre había soñado con más y ahora estaba exactamente en el cielo. Lo único que faltaba era coronar a su esposa para completar su misión y tener todo.

Como una sombra que siempre espero el momento perfecto.

Lisa cayó de rodillas sin creer lo que su mente estaba formulando, era como quitar una venda a la realidad. Su cabeza dolía pues ahora le hacían dudar de toda su vida, de cada evento vivido pues existía la posibilidad de que incluso él lo hubiera planeado. Su teléfono la sacó de la realidad y miró el nombre de su abuelo en la llamada.

Escuchando con atención y luego colgó tras el anuncio que el mayor había dado..

— Fue él. — Lisa miró todas esas fotos y sin pensarlo rompió cada una de esas pruebas.

Ya sabía la verdad, pero un Manoban jamás se divorcia y tampoco se enamora.

Por primera vez Lalisa Manoban había roto la regla y eso mismo le llevaba a fingir ignorancia.

— Soy la presidenta del grupo Manoban. — confirmó lo acordado en la junta directiva después de que su abuelo compartiera las pruebas que Jungkook le había entregado.

— No puedo permitir escándalos. —

Y ese mismo pensamiento y sentimiento tras aferrarse a lo que sentía por su esposo le habían concedido el perdón a Jeon. Un secreto que mantendría hasta la tumba.

Al parecer el juego nunca se trató de ella sino de él.

porque solo un genio puede enamorarse de una mujer como ella y asecharla de la manera mas inteligente para hacerla suya.

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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