Boda

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Anabela

Despierto, veo por la ventana que sigue lloviendo con un poco de nieve...

Este clima es muy diferente al de España. Siento el brazo de Vladímir en mi cintura.

Me comienzo a mover para verlo a la cara y se empieza a despertar. Poco a poco veo que abre sus hermosos ojos verdes.

—Estás despierta, amor —me dice.

—Si ya es de día, se ve por la ventana —le digo.

—En Rusia hay una temporada que las noches son blancas, o sea que no se pone el sol del todo, aunque ya sea muy tarde —me cuenta.

—¿En serio, eso pasa aquí? —le preguntó sorprendida.

—Sí, todavía es temprano; duerme a menos que nos entretengamos en otra cosa —dijo en tono juguetón.

Veo que me comienza a pegar más a su cuerpo, me da un beso en los labios y siento como su mano comienza a bajar por mi trasero.

Me pega a su amiguito que está despierto, deja de besar mis labios y baja a mi cuello.

—Vladímir, aquí en la casa de tu mamá, no, si nos escucha —le recuerdo.

—No tiene nada de malo —me dice y me continúa besando.

Pongo mis manos en su pecho y lo comienzo a acariciar.

Con su mano me comienza a bajar mi pantalón de mi pijama. Me pone boca arriba y se mete en medio de mis piernas.

Acomodo mis manos en su espalda; siento como él se baja su pantalón, saca su amiguito y lo pone en mi entrada.

Siento cómo entra en mi despacio, cuando entra completamente, se mueve entrando y saliendo con rapidez...

****

Después de tener un encuentro en la mañana, estamos todos en la mesa.

Veo que la madre de Vladímir trae una libreta en sus manos.

—Bueno, empecemos. ¿Any cuantos meses tienes de embarazo? —Me pregunta.

—Tengo tres meses de embarazo; en unas semanas tendré los cuatro —le digo.

—Hijo, porque no me dijiste antes, dejaste pasar tres meses para que me contaras —voltea a ver a Vladímir.

—Lo siento, madre, pero de la emoción se me olvidó —él le dice.

—Cuando vayan a la otra revisión quiero que me informen que es niño o niña —dice la madre de Vladímir.

—Pues no lo sé, madre, Any no está segura si quiere dar qué es —añade Vladímir.

—Sí, no lo sé todavía, pero creo que sí quiero saber qué es para preparar todo —le digo.

—Bien, espero que me informen; quiero comprarle todo lo que se necesita para mi primer nieto. Entonces tendremos que apresurar la boda. ¿Qué te parece si en dos semanas? —propone.

—Es un poco rápido —le digo.

—Pues no tenemos mucho tiempo; hay que hacerlo antes de que se note más el embarazo —aclara las razones.

—Está bien en dos semanas —aceptó.

—¿Dónde te gustaría que fuera? —me pregunta Vladímir.

—Estaba pensando aquí en Rusia, pero el clima es muy inestable, así que estaría bien en Andorra, ¿qué te parece? —Le digo.

—Para mí está muy bien donde escojas —me dice y me toma de la mano.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora