"...Kaz bajó la mirada a sus dedos entrelazados con los suyos. Era consciente de lo inverosímil de la situación. Un gran absurdo. No había manera racional que explicase porque aquel pequeño contacto evocaba en él sensaciones extrañas.
¿Sería acaso algún efecto secundario producto del envenenamiento?
Arthie se puso de pie y le agradeció con una sonrisa de boca cerrada. Kaz se apresuró a soltarlo y desvió la mirada hacia otra parte. Tenía que concentrarse en la misión, y no en el inusual cosquilleo que invadía su pecho por culpa del mago.
—Será mejor que sigamos andando antes de que caiga el ocaso. El pueblo está cruzando el río —le indicó con voz tensa. Arthie asintió antes de retomar la marcha, con el elfo caminando delante de él para volver a centrarse. No faltaba demasiado para que hallarán a la bruja, Arthie pueda recuperar la voz, y así pusieran fin a esa molesta alianza que no le había traído nada más que problemas y pensamientos innecesarios.
Arthie era su enemigo, el destructor natural de su especie. No existía manera alguna de que eso pueda cambiar.
Lo mejor que podía hacer era alejarse de aquel humano lo más pronto posible".
—¿Y ya? ¿Por qué ese tipo siempre deja los finales de cada capítulo en suspenso? —Bakugo murmuró, intrigado.
Al escuchar el timbre del teléfono de la oficina, tuvo que desviar su atención momentáneamente de la pantalla de su móvil y atender la llamada.
Era una de las chicas del departamento de finanzas, y además de comunicarle que ya le había pasado el informe de la semana por correo, le preguntó si ya tenían agendada una cita con uno de los socios de la empresa.
Bakugo tuvo que tragarse las ganas de responderle de mala manera, y en su lugar, solo le dió una respuesta negativa.
Aquel socio ejecutivo les estaba dando más problemas del que había esperado, y ni siquiera él luego de su ascenso pudo hacer demasiado para arreglar dicha situación.
Se había convertido en un dolor de cabeza más, y Bakugo ya tenía bastantes.
Luego de escucharla hablar de otros asuntos que a él le parecieron irrelevantes (como su disponibilidad para acordar un almuerzo juntos), se apresuró a despacharla con una despedida escueta.
Bakugo se presionó el puente de la nariz.
Últimamente solo se encontraba estresado.
(...)
No era de su agrado pasar la hora del refrigerio en la cafetería del edificio. El bullicio lo molestaba, y las risas exageradas de algunos de sus colegas, lo irritaba.
¿Por qué no podían concentrarse solo en comer?
¿Acaso les era tan difícil?
Su ceño se frunció en cuanto notó que algunas mujeres del área de marketing se le quedaron viendo más de lo necesario en la fila. Al verse descubiertas por él, se pusieron nerviosas y empezaron a hablar entre ellas como si nada.
La impaciencia del rubio no hizo más que acentuarse por ello. La idea de cocinar su propio almuerzo lo tentaba; si no llegará tan tarde a casa lo haría sin dudarlo.
Cuando llegó su turno, escogió lo que quería comer de los distintos platillos que estaban en el menú y luego se dirigió a una de las mesas libres junto a los ventanales.
No había nada mejor que disfrutar de una buena comida sin la necesidad de hablar con nadie. Por un lado le gustaba, por el otro... Prefería no detenerse a pensar en ello.
ESTÁS LEYENDO
Entre palabras sueltas || BakuDeku
FanfictionEn la carrera por intentar escalar en cierta compañía, Katsuki Bakugo tiene como objetivo principal convertirse en uno de los mejores ejecutivos por encima de sus compañeros de trabajo. Sin embargo, sus deseos se ven frustrados tras la llegada de un...