Me dediqué a perderte (Benedetto x Bareiro) (Omegaverse)

22. A Través de las Voces

El Mensaje de Darío a Ainhoa: La Reacción de Adam

Sentado en el living, Adam observó a Ainhoa con ternura mientras ella jugaba distraídamente en el suelo. Los últimos audios de Darío seguían resonando en su mente, pero se detuvo al recordar el mensaje que Darío había enviado especialmente para su hija. Tomó el celular y lo reprodujo suavemente.

Darío:- Ainhoa, mi amor, te extraño muchísimo. Espero que te estés portando bien con papi Adam. Pronto, vamos a estar juntos para hacer todas esas cosas que tanto te gustan. Te amo.

Ainhoa, al escuchar la voz de su papá, levantó su carita llena de asombro y una sonrisa se dibujó en sus labios.

Ainhoa:- ¡Papi Darío me habló!

Adam sonrió con cierta melancolía. Era imposible evitar que sus sentimientos se entrelazaran con los recuerdos. Mientras la miraba, recordó el tiempo en que Darío y él compartían momentos como estos, llenos de pequeñas alegrías cotidianas que ahora parecían tan distantes.

Adam:- Sí, amor, papi Darío te quiere mucho.

Entrenamiento con Marcos y Milton: El Esfuerzo de Darío

En el predio de Boca, Darío se concentraba en sus ejercicios, bajo la atenta mirada de Marcos Rojo y Milton Giménez. Su esfuerzo y determinación eran notables; cada movimiento reflejaba el compromiso que tenía no solo con su carrera, sino con su proceso personal de superación.

Marcos:- Che, loco, se nota que venís poniendo las pilas. ¿Qué onda, no te tentaste con una birra desde que empezaste con esto?

Darío soltó una risa breve, aunque su mirada se mantuvo seria.

Darío:- Ni loco. Es un tema serio, boludo. Si vuelvo a caer, pierdo mucho más que un par de partidos. No quiero perder a mi familia otra vez.

Milton, que escuchaba en silencio, asintió y le dio una palmada en el hombro.

Milton G:- Sabés que estamos acá para bancarte. Y te digo más, el Diego también te ve bien. Me dijo que te nota más enfocado, con ganas.

Las palabras de aliento de sus compañeros le devolvieron a Darío una chispa de esperanza. Su esfuerzo no solo estaba dando frutos en su relación con Adam y Ainhoa, sino que también le brindaba un nuevo propósito en su vida profesional.

Milton Casco y Adam: El Acercamiento Sutil

De regreso en el predio de River, Adam y Milton Casco terminaban el entrenamiento. Milton decidió aprovechar el momento para entablar una conversación más personal, observando con atención los gestos de Adam.

Milton C:- ¿Sabés que me encantaría que charlemos más, Bareiro? Sos un tipo que inspira confianza.

Adam, todavía con sus pensamientos puestos en Darío, sonrió y asintió, sin notar por completo la intensidad de la mirada de Milton.

Milton C:- A veces, cuando veo cómo luchás y cómo cuidás a tu hija... siento que tenés una fuerza especial. Y eso es algo que me gusta mucho.

Las palabras de Milton no fueron ignoradas por Adam esta vez. Levantó la vista, algo sorprendido, y una mezcla de sorpresa y confusión se asomó en su rostro. Sabía que Milton era alguien que estaba cerca de él de manera distinta, pero hasta ahora no había considerado esa posibilidad. Sin embargo, los recuerdos de Darío seguían demasiado vivos.

Adam:- Gracias, Milton. Vos sos un gran compañero, la verdad.

El ambiente se cargó de un silencio denso, casi incómodo, pero ambos mantuvieron una mirada de comprensión mutua antes de despedirse.

Un Mensaje de Esperanza para Adam

Esa noche, Adam volvió a escuchar el audio de Darío en el que le había expresado sus sentimientos sinceros. Cerró los ojos, dejando que las palabras lo inundaran una vez más, sintiendo cómo el dolor y la añoranza se mezclaban en su pecho.

En medio de la soledad de su habitación, Adam tomó el celular y comenzó a escribir un mensaje.

Adam: "Darío, las cosas siguen siendo complicadas para mí, pero también extraño lo que teníamos. Extraño tu risa, tu forma de hacernos sentir completos a mí y a Ainhoa. No sé si estoy listo para lo que venga, pero gracias por no rendirte. Quizás algún día logremos volver a ser esa familia."

Se quedó mirando el mensaje por unos segundos antes de enviarlo, sintiendo que con cada palabra liberaba una parte de sí mismo que había estado encerrada.