24. La Ilusión que Resiste

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El Mensaje de Voz de Ainhoa para Darío

Adam estaba en su departamento, en el sofá del living, mientras el ocaso teñía las paredes con un tono anaranjado. La luz se reflejaba en los juguetes de Ainhoa dispersos por el suelo. La niña jugaba con un peluche, imitando voces y riendo suavemente. Adam se quedó mirándola unos instantes, preguntándose si Darío lograría escuchar en esa voz todo el amor que él mismo sentía pero no se atrevía a expresar.

Inspiró profundamente y se acercó a Ainhoa.

Adam:- Ainhoa, vení, papi Darío quiere escuchar tu voz.

La nena alzó la mirada, y sus ojitos brillaron con entusiasmo. Tomó el celular, emocionada, apretando el aparato entre sus manos chiquitas. Adam activó la grabación y le dio una señal para que empezara.

Ainhoa:- ¡Hola, papi Darío! Te extraño mucho. Papi Adam también te extraña... Me dijo que estás lejos pero que vas a volver pronto, ¿sí?

La voz dulce de Ainhoa llenó la habitación. Adam sintió cómo sus mejillas se encendían al oír cómo su hija exponía, sin darse cuenta, sus propios sentimientos. En cada palabra, cada sonido que emitía Ainhoa, había un reflejo de todo lo que él quería decir, pero no se animaba. La niña le sonrió, y él la abrazó, dejando un beso en su cabello antes de enviar el mensaje.

La Reacción de Darío al Mensaje de Ainhoa

En su departamento, Darío sintió que el tiempo se detenía cuando vio el mensaje de Adam. La noche era densa y el silencio parecía amplificar cada emoción. Respiró hondo, nervioso, y tocó el ícono de play. La voz de Ainhoa, tan pequeña y tan pura, llenó la habitación, trayéndole una paz que hacía tiempo no sentía.

Sintió el calor de las lágrimas en sus ojos al oír cómo Ainhoa pedía que volviera, cómo Adam, aunque indirectamente, le transmitía un mensaje de añoranza. Al final, con el corazón acelerado y la voz rota, grabó una respuesta para su hija.

Darío:- Hola, princesa. Papi te extraña un montón. Estoy haciendo todo lo posible para que estemos juntos muy pronto. Vos portate bien y hacé caso a papi Adam, ¿sí? Lo amo mucho, y a vos también. Les mando un beso enorme.

Envió el mensaje, sintiendo que había logrado, al menos, acercarse un poco a su familia. El aire se sentía más liviano, y esa breve conexión le daba fuerzas para seguir adelante.

El Apoyo de Milton en el Entrenamiento

En el predio de River, los últimos rayos del sol comenzaban a caer sobre el césped, tiñendo de naranja y dorado el ambiente, mientras los jugadores terminaban de recoger sus pertenencias. El cansancio de la jornada se notaba en el rostro de Adam, quien se movía con pasos lentos, absorto en sus pensamientos. Su mente seguía rondando en torno a Darío y Ainhoa, como un eco constante que, por más que intentara, no lograba silenciar.

Mientras guardaba sus botines en la mochila, notó que Milton se acercaba. La mirada del defensor estaba llena de una calidez sincera, esa misma mirada comprensiva que había encontrado en él en varias ocasiones últimamente. Adam sentía que la presencia de Milton era reconfortante, algo así como una especie de compañía que no exigía explicaciones ni respuestas.

Milton C:- Loco, te noto medio bajón. ¿Te pinta salir a despejarte un poco? Capaz una birra o algo te viene bien.

La propuesta de Milton sonaba casual, pero Adam percibió el tono de genuina preocupación en su voz. Por un momento, se sintió agradecido por ese tipo de gestos que no necesitaban grandes palabras para transmitir apoyo.

Adam sonrió con gratitud, bajando la mirada por un instante antes de responder.

Adam:- Gracias, Milton. No sé qué haría sin amigos como vos. Sos un buen pibe, en serio.

Milton le dio una palmada en el hombro, manteniendo ese toque amigable pero firme, mostrando que estaba ahí sin presiones. Era un contacto breve, pero suficiente para que Adam sintiera que no estaba solo. Milton había sido discreto, pero cada gesto y palabra suya en los últimos días le confirmaban que podía contar con él para lo que fuera.

Milton C:- Escuchame, Adam. No hace falta que hablemos de nada si no querés, pero a veces salir de la rutina ayuda un montón. Pensalo.

Hubo un silencio, un momento en el que Adam sintió que podía ser honesto, aunque solo fuera un poco. Miró al defensor, apreciando la tranquilidad en su expresión y la forma en que, sin forzar nada, estaba ahí.

Adam:- Es complicado, viste... A veces siento que el mundo entero me pasa por encima, pero gracias a gente como vos, siento que todo es un poco más llevadero.

Milton lo escuchaba con atención, sus ojos reflejando una mezcla de comprensión y algo más, un sentimiento oculto que no deseaba imponer pero que estaba ahí, latente.

Milton C:- Mirá, loco, la vida a veces es así, te exige a los golpes. Pero sabés que si necesitás apoyo, tenés más de uno acá que se la juega por vos. Y para lo que sea, contá conmigo.

Ambos se quedaron en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos. Adam respiró profundamente, sintiendo que, en medio de la tormenta emocional que atravesaba, había encontrado un pequeño refugio en la amistad de Milton. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió considerar la posibilidad de salir, de tomarse un momento para desconectarse y compartir algo con alguien que le brindaba su tiempo y su compañía sin esperar nada a cambio.

Finalmente, sonrió, mirándolo a los ojos con una expresión sincera.

Adam:- Sabés qué, Milton... dale, me viene bien. Vamos.

Milton sonrió ampliamente, feliz de poder brindarle un poco de alivio. Ambos caminaron hacia la salida, dejando atrás el campo de entrenamiento mientras el sol se escondía detrás de los árboles, prometiéndose que esa noche sería un respiro, una pausa necesaria entre los desafíos que el destino les tenía preparados.

Me dediqué a perderte (Benedetto x Bareiro) (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora