"Por amarte así
Es esa mi fortuna, es ese mi castigo
Será que tanto amor acaso está prohibido
Yo sigo aquí muriendo por estar contigo
Por amarte así
A un paso de tu boca y sin poder besarla
Tan cerca de tu piel y sin poder tocarla
Ardiendo de deseos con cada mirada..."En una noche estrellada, rodeada del susurro del viento, Archie pensaba en Ailén. El había intentado alejarse y olvidarla, pero era imposible; ella estaba en cada rincón de su vida, en cada pensamiento, en cada sueño. En poco tiempo habían compartido tanto, y aunque todo parecía perdido, el amor que sentía seguía tan intenso como el primer día.
Una vibración en su bolsillo lo sacó de sus pensamientos. Era un mensaje de Ailén: "¿Puedes venir al parque? Necesito verte."
Sin dudarlo, Archie salió rápidamente de su casa. Al llegar, la vio sentada en una banca, bajo la luz tenue de un farol. Se acercó lentamente, y cuando ella lo vio, sonrió tímidamente.
—Gracias por venir, Archie —dijo Ailén, con la voz algo entrecortada—. He pensado mucho en nosotros... en lo que estamos pasando.
Archie la miró a los ojos, queriendo expresar lo que tantas veces había guardado en silencio y hoy se lo diría a la persona que el quería.
— Ailén, sabes que por ti soy capaz de cualquier cosa. No me importa lo que piensen tus padres o las dificultades que tengamos que enfrentar. Te amo... y siempre estaré dispuesto a luchar por ti y por mi, por lo que nosotros sentimos.
Ailén bajó la mirada, sus dedos jugueteaban nerviosos con un mechón de su cabello.
—A veces pienso que sería más fácil para ti olvidarme. No quiero que sufras por mí, que te hagan sentir que no eres suficiente... —susurró ella, casi como si se estuviera convenciendo a sí misma — porque no es cierto, yo te amo y quiero estar contigo. — siguió.
Archie negó con la cabeza, acercándose un poco más.
—No me importa sufrir si es por amarte. Prefiero este dolor que tener que vivir sin ti. —Hizo una pausa, tomando sus manos—. Por amarte así, Ailén, siento que todo en mi vida vale la pena. Aunque sea complicado, aunque tengamos que esperar, siempre encontraré la forma de estar contigo.
Ailén lo miró, con lágrimas brillando en sus ojos.
—¿Y si nunca nos dejan estar juntos? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Y si nuestros caminos no se cruzan otra vez?
Archie suspiró, y le acarició el rostro suavemente.
—Entonces yo te esperaré, hasta que esos caminos vuelvan a encontrarse. Porque no quiero otra vida que no sea esta, por amarte así.
Ailén sonrió, y sin decir más, se inclinó hacia él y lo abrazó, como si en ese gesto tratara de detener el tiempo, de inmortalizar el momento. En silencio, ambos se prometieron que, a pesar de todo, siempre lucharían por su amor.
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