La revelacion

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La luz del amanecer se filtraba a través de las ventanas, iluminando los rostros cansados pero decididos de Mike, Elizabeth y Miguel. A pesar de la victoria sobre la marioneta zorro, la sensación de peligro inminente seguía presente en el aire. Mike sintió que no podían permitir que el temor se apoderara de ellos.

—Necesitamos un plan —dijo Miguel, rompiendo el silencio que envolvía la habitación—. No podemos seguir simplemente reaccionando. El Hombre aún está ahí afuera, y sabemos que no se detendrá.

Mike asintió, sintiendo que la determinación crecía en su interior. La experiencia de la noche anterior había demostrado que estaban lidiando con algo mucho más grande de lo que podían imaginar.

—¿Qué sabes sobre El Hombre? —preguntó Elizabeth, su voz firme pero llena de curiosidad—. ¿Por qué está buscando a Mike?

Miguel se pasó la mano por la cabeza, recordando las pistas que había encontrado en los archivos.

El Hombre parece tener una conexión con Alam y su trágica historia. Lo que sabemos es que él tenía un poder sobre las marionetas, y ese poder parece haber sobrevivido incluso después de su muerte. Lo que no entendemos es por qué ahora se está manifestando de nuevo.

Mike sintió un escalofrío recorrer su espalda al recordar la risa inquietante que había escuchado, como un eco de una locura pasada.

—Tal vez esté buscando un nuevo recipiente —sugirió, mirando a ambos con seriedad—. Algo que le dé fuerza o vida de nuevo. Y, por alguna razón, siento que me necesita a mí.

Miguel frunció el ceño, reflexionando.

—No solo eso. La historia de Alam está marcada por el sufrimiento y la traición. El Hombre ha estado atrapado en esta casa, alimentándose de los miedos y el dolor que dejó atrás. Es posible que esté buscando a alguien que comparta ese dolor, alguien que resuene con su experiencia. Y tú, Mike, por lo que has vivido, por la conexión que tienes con las marionetas, podrías ser ese vínculo.

—¿Te refieres a que yo podría ser un tipo de... "reemplazo" para Alam? —preguntó Mike, sintiendo un nudo en el estómago.

—Exactamente. Tu historia, tu dolor, es similar al de Alam. El Hombre podría pensar que puedes ofrecerle algo que ya no tiene: una oportunidad de venganza o de seguir controlando el lugar donde vivió su tragedia. Él podría estar buscando perpetuar su legado de horror a través de ti —respondió Miguel, su voz seria.

—¿Y si eso significa que debo enfrentar mi propio pasado? —Mike se preguntó en voz alta, sintiendo el peso de su historia aplastarlo.

—No solo eso —intervino Elizabeth—. Si El Hombre realmente busca una conexión contigo, debemos descubrir qué es lo que quiere y por qué. Tal vez haya una forma de liberarte de esta carga antes de que te consuma por completo.

La revelación pesaba en el aire, y Mike sintió que la determinación crecía en su interior. La experiencia de la noche anterior había demostrado que estaban lidiando con algo mucho más grande de lo que podían imaginar.

—Debemos protegerte —afirmó Miguel, su mirada fija en Mike—. Si El Hombre está tras de ti, hay que asegurarnos de que no pueda encontrarte.

—Y tú, Liz, tienes que estar a salvo —dijo Mike, apretando la mano de su esposa—. Si él quiere lastimarnos, no podemos correr el riesgo de que te conviertas en un objetivo.

Elizabeth se sintió herida por la idea de separarse, pero sabía que su esposo tenía razón.

—No, no me alejes —dijo, su voz temblando ligeramente—. No podemos permitir que el miedo nos separe. Estamos juntos en esto.

Mike se quedó en silencio, luchando con sus propias emociones. Quería protegerla, pero también sabía que mantenerla a su lado significaba que también podía estar en peligro. Miguel intervino para aliviar la tensión.

—Tal vez haya una manera de mantener a todos a salvo y aún así estar juntos —propuso—. Si hacemos un refugio en esta oficina, reforzamos las entradas, instalamos más cámaras de seguridad y mantenemos una vigilancia constante, podríamos manejarlo.

Mike miró a Miguel con aprecio.

—Tienes razón. Esto no termina aquí. Necesitamos convertir este lugar en nuestra fortaleza.

Mientras hablaban, un nuevo plan comenzó a formarse en sus mentes. La idea de convertir la oficina subterránea en un refugio seguro les daba un sentido de propósito. Pero, antes de que pudieran llevar a cabo su plan, el sonido de un chirrido interrumpió la conversación. Era el timbre de la puerta principal.

—¿Quién podría ser a esta hora? —preguntó Mike, su instinto de protección activándose.

—Tal vez alguien que ha oído hablar de lo que está pasando —respondió Miguel, su mirada alerta.

—Voy a ver —dijo Mike, tomando un profundo aliento antes de avanzar hacia la escalera. Elizabeth y Miguel se quedaron atrás, tensos.

Mike abrió la puerta lentamente, y ante él se encontraba un hombre de aspecto desgastado, con una chaqueta rasgada y ojos llenos de preocupación.

—¡Por favor! —exclamó el hombre—. Tengo que hablar con ustedes. ¡Es sobre las marionetas!

La urgencia en su voz hizo que Mike se sintiera inquieto.

—¿Quién eres? —preguntó, tratando de evaluar la situación.

—Mi nombre es Tomás. He estado investigando esta casa durante años. He escuchado cosas, rumores. Necesito que me escuchen. El Hombre no es solo un mito; está más vivo que nunca, y está buscando algo muy específico.

La esperanza se encendió en el corazón de Mike, pero la desconfianza también lo invadió.

—¿Cómo podemos estar seguros de que no estás aquí para manipularnos? —preguntó Mike, cruzando los brazos.

—Porque he perdido a alguien debido a El Hombre, igual que ustedes. Me gustaría ayudarlos, pero necesito que me crean —insistió Tomás, su voz casi suplicante.

Mike miró a Elizabeth y Miguel, que intercambiaron miradas.

—Está bien —dijo al final, abriendo la puerta más—. Entra. Pero primero, cuéntanos todo lo que sabes.

Tomás asintió, entrando a la casa mientras Mike cerraba la puerta tras él. Un nuevo giro en su historia se avecinaba, y con cada revelación, el misterio de El Hombre se iba desenredando lentamente.

help me the revenge of the puppetsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora