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Por mucho que miraba a la puerta, Seungmin no aparecía, empezaba a preocuparse a pesar de tener todo un festejo a su alrededor

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Por mucho que miraba a la puerta, Seungmin no aparecía, empezaba a preocuparse a pesar de tener todo un festejo a su alrededor.

Su esposa e hijos habían estado planeando esto por unas cuantas semanas, pero su mente no podía albergar algo más que no fueran los ojos de Seungmin antes de salir de la casa, le aterraba que algo le pudiese pasar en la calle con la fuerte lluvia que estaba.

Por primera vez en su estancia en esa casa Bang se había dado cuenta de una de las mentiras de Seungmin, y es que sabía que no iba a verse con nadie ese día.

Seungmin había cancelado la propuesta de la salida de un amigo precisamente por su cumpleaños y que ahora de pronto tuviera algo que hacer simplemente no tenía sentido alguno.

-Papi, hice esto en manualidades para ti.- dijo Minji con una sonrisa mientras hacía entrega de un pequeño vaso decorado con mensajes bonitos y escritos con su letra, sonrió al recibirlo, notando que tenía dulces adentro.

-Está hermoso, cariño. Lo pondré en mi oficina para estar con él todos los días.

-Y puedes comer un caramelo a escondidas de mamá.- dijo en su oído, haciendo alusión al hecho de que Jihyo era sumamente estricta con las golosinas, dulces y grasas en casa.

-Es cierto. ¡Tú lo piensas todo, cielo!- dijo y acarició su cabello, ella sonrió.

-Lo sé. Soy inteligente como tú, papi.- besó su mejilla y lo abrazó, Chan se daba cuenta de lo afortunado que era al tener unos hijos así, ambos estudiosos, deportistas y comprometidos a lo que les gustaba, Jake a pesar de ser un chico de pocas palabras, el hecho de que estuviera allí con una sonrisa y al llegar le hubiese dado un abrazo demostraba mucho.

Él era rebelde, estaba bien porque esta era su edad para serlo... pero estar ese día rompiendo o por lo menos esquivando la pared de hielo que a lo largo de su adolescencia se había interpuesto entre ellos le dejaba un buen sabor de boca al mayor.

Por mucho tiempo no se había sentido querido por su familia, a veces hasta sentía que ellos lo pisoteaban y hacían menos por una razón que aún no lograba descifrar.

Estando los cuatro en una agradable comida que no se les había pesado como el resto disfrutaban, Chan se había dado cuenta de que estar con su familia le hacía bien.

Sin embargo también sabía que en lo que el día diera fin aquellos comportamientos también lo harían, por lo que la sonrisa en su rostro descendió un poco.

Tratando de no hacerle caso a aquellos pensamientos se concentró en la conversación que mantenía su familia, incluyéndose en ella con una sonrisa y sinceramente disfrutando del día.

A la hora de picar el pastel pidió el único deseo de ser feliz al soplar las velas, quería que Seungmin llegara y lo besara, sin embargo lo único que recibió fue un beso de su esposa en sus labios, sintiéndose extraño ya que hacía mucho que no tenían ese contacto.

The secret revenge²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora