|Capítulo 7: Tercera cita.

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Cuando su madre le trajo la pastilla el se estaba duchando, por lo que dejo la pastilla sobre la mesa con su desayuno y un vaso de jugo de naranja.

Durante el baño quito algunos vellitos de su pubis, se rasuró la barbilla y se aplicó cremas hidratantes en el cuerpo. Al salir inmediatamente se vistió con un pantalón holgado seguido de una camisa blanca, arregló su cuarto entero y desayuno en modo veloz, todo eso aproximadamente en una hora y algunos minutos.

Al bajar ya sus padres se habían ido, suspiro aliviado no quería tener una conversación con su madre donde le tuviera que explicar de nuevo que estaba estéril por los momentos. Acomodo un poco la sala y en medias se paseo por el lugar quitando y arreglando, hasta que sonó el timbre.

Se encamino y abrió encontrandose con ese hermoso rostro sonrojado, sonrió abriendo más para que entrara.

–Bienvenido a mi casa.– dijo educado haciéndose a un lado, Junhui sonrió mirando discretamente el lugar.

–Gracias, no suelo hacer esto pero eres una excepción.– lo miro a los ojos– También quería verte.– susurró bajito sonrojándose más.

–¿De verdad?–. Wonwoo parecía esperanzado y emocionado por la noticia, vio a Junhui asentir, él sonrió aun más.

–Me alegra escuchar eso, Junhui.– sincero– Vamos a mi habitación, te ayudo.– agarró su bolsito y lo guió a su habitación.

Todo estaba oscuro, la única luz era la que provenía de la ventana, su casa era de dos pisos así que estaban en el segundo. Junhui observo el cuarto del azabache interesado, tenía las paredes blancas y una negra con el techo del mismo color con luces a juego, un escritorio con portátil y más cosas, un armario enorme a un lado, enfrente de la cama un pantalla plana, a los lados mesitas de noche y un puff en la alfombra de algodón, había una puerta que supuso que era el baño.

–¿Qué harás hoy?–. Preguntó el azabache haciendo que su mirada se volviera a él.

–Lo mismo de la vez pasada, estimularte.– se encogió de hombros y le guiñó un ojo– Acuestate, por favor.

Wonwoo lo hizo cerca de la orilla dejando un espacio justo para que Junhui se sintiera libre de sentarse o hacer lo que quisiese. El rubio se acerco a él y abrió el bolsito sacando un objeto redondo y plano.

–¿Y eso?–. Lo miro con dudas, Junhui rió bajito.

–Ya verás.– dicho esto se sentó a su lado– Sube la camisa y baja los pantalones, por favor.

Obediente el azabache subió su camisa blanca hasta su pecho fuerte y bajo sus pantalones holgados hasta sus rodillas junto con el bóxer blanco de marca. Junhui suspiro como siempre lo hacía cuando a pesar de su pene flácido lo miraba desnudo.

Primero masajeo desde el abdomen bajo hasta los muslos como lo había hecho antes, luego presionó en los lugares correctos.

–Estaba pensando que aun me debes un día...– murmuró de repente Wonwoo absorto en lo que sentía y lo que veía. Junhui murmuró un "mm" así que prosiguió– ¿Puedo cobrarte ese día como una cita? Pero para conocernos... Si quieres, claro.

Junhui sin dejar de presionar subió su vista a la de Wonwoo, mirándolo con ese brillo.

–Me gustaría, si.– asintió y Wonwoo sonrió. – Ahora silencio y concentrate.

Él asintió, mirando de nuevo hacia abajo donde las manos de Junhui ahora buscaban el objeto redondo y plano que trajo, lo colocó sobre el abdomen bajo de Wonwoo y con su mano lo presionó, inmediatamente el objeto comenzó a vibrar sobre su piel y sobre la palma del rubio.

Una buena mano | WonhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora