Capítulo 11: Eres demasiado tierno.

9 0 0
                                    


Los meses pasaron y ya era agosto, hace varios días los chicos se habían vuelto a ver y disfrutaban nuevamente de su compañía. Ese día durante toda la jornada de clases, Aron y Darren se la pasaron juntos ya que Aron estaba ayudándolo con los nuevos temas de matemáticas y con su reporte de historia sobre la segunda guerra mundial. Al final de la jornada, Darren sin darse cuenta se había llevado a su casa el libro de matemáticas de Aron así que decidió llevárselo de regreso.

Eran alrededor de las 4 de la tarde cuando la señora Flynt escuchó que alguien estaba tocando en la puerta de entrada, con la elegancia con la que siempre se caracterizaba la señora Flynt se levantó y se aproximó al ojo de la puerta para ver quien estaba del otro lado. Una figura conocida se mostraba, por lo que sin pensar mucho en ello abrió la puerta.

- Hola señora Flynt - Dijo Darren con una gran sonrisa en su rostro.

- Hola querido, ¿Cómo estás? -

- Estoy muy bien, gracias por preguntar - 

- Aron no me mencionó que vendrían hoy -

- Ahhh... No... Bueno... No... Sólo vine yo. Él me estuvo ayudando todo el día con matemáticas y se me olvidó regresarle su libro así que se lo vine a traer. ¿Puedo pasar a verlo? - 

La señora Flynt sonrió al escuchar lo que le decía Darren por lo que, con un pequeño gesto le indicó que podía pasar.

- Él debe estar arriba en su cuarto. Sube, ahora iré a llevarles unas galletas y jugo. ¿Recuerdas dónde es? - 

- Si, Aron nos enseñó el día de su cumpleaños. Gracias, señora Flynt. Con su permiso - respondió Darren mientras se dirigía a las escaleras para ver a Aron.

Darren se aproximó a la puerta del cuarto de Aron, pero no pudo escuchar algún sonido que se emitiera desde el otro lado. Tocó la puerta para asegurarse y no obtuvo una respuesta. Darren decidió abrir la puerta y entrar al cuarto muy lentamente para saber qué hacía Aron. Pudo ver que estaba acostado, pero no sabía si estaba realmente dormido. Se acercó un poco más y lo vio detenidamente.

Aron estaba cubierto hasta la cintura por la sabana de su cama, estaba sin camisa y un poco retraído abrazando de cucharita a un osito de peluche, Darren no entendía bien por qué, pero las pestañas de Aron estaban húmedas y además de eso también se estaba chupando un dedo pulgar.

Darren al ver de esa manera a Aron, lo invadió la ternura, aunque eso no duró mucho, pues tenía que salir rápido de ahí antes de que la madre de Aron entrara y lo viera tan cerca de él. Darren dejó el libro en el escritorio de su amigo y salió de su cuarto sin despertarlo; cerró la puerta y se quedó parado detrás de ella. No entendía mucho de lo que había pasado, pero era inevitable borrar la sonrisa de ternura que se le marcaba a Darren en su rostro mientras recordaba como había acabado de ver a Aron.

"¿Cómo es posible que seas tan tierno?"

Era lo único en lo que Darren pensaba en ese momento, además de comenzarse a sentir como alguien mas fuerte y con la necesidad de protegerlo de todo.

Darren seguía sonriendo mientras se comenzaba a alejar de la puerta y bajar las escaleras para salir de la casa de su amigo. Cuando pasaba por el vestíbulo se encontró a la madre de Aron que ya estaba a punto de subir con algunos bocadillos para los chicos.

- ¿Ya te vas? - Preguntó la madre de Aron.

- Si señora Flynt, le dejé el libro en su escritorio sin hacer mucho ruido. Es que estaba dormido - 

- Ahh, comprendo. Pero no te vayas aún, comete unas galleticas - Le dijo la señora Flynt mientras extendía sus manos ofreciéndole galletas.

Darren no se pudo negar a su ofrecimiento y tomó unas galletas con un vaso de jugo que estaban en la bandeja que tenía la señora Flynt. Por su parte ella le indicó que siguieran a la sala de estar para que comiera tranquilo.

Darren y yo, y los otros 4.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora