Matrimonio Concertado (kokonoi Hajime x Inui Seishu)

Miosotis

"Laberintos de tiempo y espejos, que te enredan en hilos y reflejos según sus deseos" 

La boda finalmente termina. Kalypso está parada tras de ellos todo el tiempo. Se ubican en la puerta y despiden a las personas que salen. El hombre de ojos azules sale con una sonrisa y una leve inclinación a la que Seishu responde con un simple asentimiento. Los últimos en salir son las familias, primero los kokonoi quienes les dan sus buenos deseos entre dientes, y por último los Inui, que abrazan a Seishu y le dicen a Kokonoi que lo trate bien. Akane abraza a su hermano, le sonríe a Kokonoi y a Kalypso, y finalmente se van.

Los recién casados también salen del lugar subiendo a la limusina negra mientras los guardaespaldas los siguen. Seishu entra suspirando con cansancio y se quita los tacones rojos. Kokonoi mira las rapaduras en su talón y los dedos — ¿Te duele? —.

— Estoy acostumbrado —.

— No se ve muy bien —.

— Te dije que estoy acostumbrado —.

— ¿Puedes dejar de estar a la defensiva por un minuto? —.

— ¿Puedes dejar de ser idiota por un minuto? — Kokonoi solo suspira y baja la ventana para fumar — no fumes aquí, me molesta ese olor —.

Él lo mira levantando una ceja — ¿Desde cuándo? —.

— No me gusta esa marca, simplemente — dice mirando los cigarrillos. La parte trasera es roja, el humo suele oler más a nicotina que otras marcas.

Kokonoi suspira, lo apaga y luego mira por la ventana — entiendo ¿Qué es lo que no te gusta? —.

— El olor — dice y acaricia las sienes de la cabeza. Kokonoi solo asiente y mira el camino.

Hajime suspira apoyado contra la pared. Las manos le tiemblan. Caín jadea a su lado y se recarga contra la pared contraria. El niño saca tembloroso los cigarrillos, las manos heridas le fallan y la cajetilla cae al piso. La pelinegra suspira y la toma sacando dos cigarrillos y encendiéndolos. Estira la mano y le ofrece uno, el anillo brillando un poco en su mano con sangre. — ¿Alguien nos vio? — pregunta él, sentándose en el piso.

Ella se escurre por la pared negando con la cabeza. Levanta la mano mirando el humo negro subir unas cuantas cuadras más allá. Los bomberos habían terminado el trabajo ya. — nos van a matar —.

El niño apoya la cara en sus manos y suspira. Kalypso juega con el mechón de cabello rubio que robó. El humo sale de los pulmones de ambos por los labios temblorosos.

[...] 

— Oye, chico — el hombre mayor pregunta jugando con el cuero del asiento.

— ¿Qué? — pregunta el de ojos azules.

— La rubia de los Inui, es bonita —.

— Su hermano más —.

— La quiero —.

— ¿No que no debíamos dejarnos encantar por caras bonitas? —.

— No, no debemos, pero no es malo tener obras de arte en casa —.

— Bien, conseguiré la información necesaria sobre la chica — Dice y se quita el guante finalmente. No puede detestar más una prenda que esa. Al menos Caín pensó mejor dónde colocar la libélula.

[...]

— Hanma — Kisaki suspira mirándolo. Avanza y sostiene su mano — oye, no quererme es una cosa, hacer como si no me conocieras es otra —.