M.A.P.S

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Los ojos avellanas estaba cubiertos de lagrimas.

Entre la neblina formada por su llanto veía como poco a poco el rubio empacaba sus cosas.

Su corazón se quebraba un poquito más conforme la maleta se iba llenando y el armario se iba vaciando.

Sabía que al terminar la noche él se iría.

Meses atrás había llegado la oportunidad dorada para el amor de su vida; pero lamentablemente él no estaba incluido en esa oportunidad.

Estuvieron juntos cuando la llamada llegó.

"Felicidades Agust la agencia te ha aceptado, comienzas dentro de tres meses"

Había recitado el hombre a través de la línea.

"Lo siento Agust pero solo eres tú. El otro chico no convenció al productor, es decir es muy bueno pero no lo suficiente"

Esa fue la puñalada a su romántico amor: ese amor que inició hace dos años atrás cuando en un festival se conocieron por pura casualidad.

Bendito ese día donde al guitarrista de la banda se le ocurrió no llegar; el castañito había entrado en crisis y al joven pelinegro que estaba con su grupo  de rap le cautivó la manera en que el vocalista de esa pequeña banda inflaba sus mejillas tratando de regular sus nervios.

Quien diría que Bon Jovi los uniría para ambos comenzar a soñar en grande con una carrera musical.

Quien diría que una estúpida canción de amor les haría latir el corazón.

Pero eso ya no importaba.

No importó el latir del corazón cuando el primer pleito explotó.

El ahora pelirrojo insistía en que el rubio se quedara con el; el rapero insistía que si no se iba ahora la oportunidad se esfumaría.

Los últimos días se la pasaron distantes. A duras penas se hablaban.

Y eso solo empeoraban el corazón enamorado del pelirrojo.

El rubio se había debatido mucho entre irse o no. No quería dejar al único chico que lo había apoyado como nunca, con el cual compartía su amor por la música, aquel que no solo era parte de sus sueños, era quien los estaba volviendo realidad.

Fue ese chiquillo quien les consiguió esa oportunidad para audicionar.

Ese chico que muchas veces le dio sus letras para que él las cantar.

Y ahora ahí estaba tan roto como  aquella libreta donde ambos escribieron la canción con la que audiciono.

Sonrió cuando la puerta fue llamada, sabía que era el resto de la banda, hoy sería el último festival donde los acompañaría como guitarrista.

Ambos salieron de ahí sin ni siquiera verse.

Llegaron al parque donde se llevaba acabo dicho evento se acercaron a las carpas donde se debían preparar.

Cuando el rubio se adentró a la pequeña casa improvisada de lona se llevó la sorpresa de que varios de sus amigos músicos le habían preparado una despedida.

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