Capítulo 11

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RAYAN

Siento que con cada kilómetro que avanzamos, dejo una parte de mi jodido corazón atrás, no olvido la mirada que me lanzó Azu cuando me declaró su amor, yo también la amo, la deseo, y solo quiero seguir manteniéndola dentro de esa burbuja rosa en la que me he esforzado todos estos años por meterla, sé que cometí un error, y eso es haberla hecho dependiente de mí, pero solo porque nunca pensé que llegaría un día en el que tendríamos que separarnos.

Eso es lo que más me preocupa, la conozco y seguramente en estos momentos debe estar odiándome, después de leer el jodido mensaje que me envió, siento el sabor amargo de la derrota y de la desesperación en mi boca, lo borré inmediatamente del móvil, porque sé que no es cierto, ella nunca me va a olvidar, jamás me va a dejar de querer, soy su todo, su mundo, su héroe y su villano, doy todo por ella y lo estoy demostrando al entregarme estos seis meses para pagar la estúpida deuda de Eithan.

Porque ese maldito fue quien la metió en esto, él es el culpable de que esté a las cuatro de la madrugada dentro de un carro con tres personas que odio y que son tan bipolares como dementes, los tres, eso y una zorra con la que cometí el error de acostarme en el pasado y que ahora de soslayo veo como ancla sus ojos sobre mi verga, mordiéndose el labio inferior. Seis meses en los que tenía que convertirme en una máquina asesina, ganar cincuenta peleas con los mejores solo para que ella esté bien.

Si le decía la verdad a Azura nunca iba a entender mis razones y no me permitiría irme, odio las despedidas, así que lo único idiota que se me ocurría era alejarla de mí un tiempo, me duele, sí, pero si ella está a salvo de esta mierda, no me importa vivir eternamente con su odio. Regresando la recuperaría y entonces le demostraría todo el amor que le tengo, sería mi primera novia oficial.

Respiro profundo, viendo el paisaje mientras recuerdo aquella noche en las vegas, aquella noche en la que todo comenzó.

Vegas, noche de la apuesta...

—No creo que sea una buena idea, y no tengo tiempo para tus mierdas —espeté con dureza tomando otro trago.

Estábamos en el bar, mis padres me habían regalado el viaje porque los hice sentir culpables como siempre, al haberme abandonado tanto tiempo, y tras hacerlos sentir como mierdas, cedieron con la única condición de llevar al lame botas de mi primo, cosa que echo mis planes por la borda, porque al venir él, Azura estaría sola y eso me picaba, porque al no estar ninguno, los chicos tratarían de abordarla.

Pero era mi viaje, así que, tras varias amenazas a mi pequeña amiga, decidimos marcharnos. Reviso el móvil para ver la hora que marca, y aparece de fondo de pantalla una foto de ella, sonriendo con la inocencia pura derrochando.

—¿En serio? —bufa mi primo a mi lado y bloqueo el celular.

No le hago caso, desvío la mirada y la anclo sobre una rubia que lleva coqueteándome desde que llegamos, está buena y tiene unas tetas de diez, pero no es... Azura.

—Puedes hacer como que no existo, pero no puedes ignorar el hecho de que es raro que tengas una foto de mi novia, eso se ve y está mal —replica saboreando un limón con sal luego de un chupito de tequila.

—Es mi amiga, no me toques los cojones —recalco sin darle mucha importancia al asunto.

—Sí, y también la mía, a más de mi chica.

—¿Quieres dejar de repetir eso? Si estás con Azura es porque yo lo permito, y sobre ella yo tengo derecho de antigüedad.

—Ambos la conocemos desde que éramos niños, así que no hay derecho de antigüedad, ella es mía y...

Amor Posesivo © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora