Capítulo 12

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AZURA

Para cuando despierto, siento que el pecho me arde al sentirme rota por dentro, el sonido de mi despertador solo hace que mi jaqueca vaya en aumento y no quiero ni ver mi reflejo en el espejo porque sé que no me va a gustar lo que vea, me pasé toda la noche llorando, no he respondido a las llamadas, mucho menos me tomo la molestia en ver quien me marca con tanta insistencia.

Eithan me ha estado molestando llamando a la puerta con insistencia, no respondo, solo escondo mi cabeza bajo la almohada, no quiero escuchar ni hablar con nadie, en estos momentos solo quiero ser un jodido árbol en medio de un bosque recóndito en el culo del mundo. Duele mi pecho, mi corazón está roto, no entiendo nada, por más que pasé toda la noche pensando en todas las teorías posibles por las que Rayan me dejó, en medio de una noche, herido y con el rostro descompuesto, no llego a ninguna que me convenza.

Es decir, Rayan sería incapaz de dejarme, lo conozco, ¿cierto? Es posesivo conmigo, tal vez todo fue una broma de mal gusto, incluso puede que me quiera dar un escarmiento por lo ocurrido con Sam. Me levanto del golpe con esa idea, pero al revisar mi celular y no ver su habitual mensaje de buenos días, siento estremecer mi cuerpo, le marco, pero me dice una contestadora que ese número es inexistente.

—No me puedes hacer esto —frunzo el ceño.

Me pongo de pie, me doy una ducha rápida, me pongo unos jeans ajustados, unos botines color caramelo, una blusa blanca sin mangas, de tirantes, recojo mi cabello en una coleta que al final termina en un moño alto, soltando algunos mechones desenfadados para darme un aspecto más natural, tal y como le gusta a Rayan, me pongo poco maquillaje, tomo mis cosas y salgo de casa en su búsqueda.

No tengo idea de por qué lo hago cuando recuerdo a Eithan corriendo detrás de su primo en medio de la noche bajo la lluvia, pero corro a su puerta y la aporreo con insistencia, nadie me abre, toco el timbre un par de veces y justo cuando estaba por darme la vuelta, el ruido de la puerta al abrirse me hace volver.

Frente a mí aparece un Eithan despeinado, con ojeras, claramente se ve devastado y es que, por más que esos dos juren odiarse, se tienen algo de cariño, es decir, son sangre, no pueden darse la espalda.

—¿Azura? —inquiere tallándose los ojos con el dorso de la mano como si fuera un espejismo o algo irreal.

—La misma en carne y hueso —ironizo.

—Estás bien, mierda, no sabes el susto que me has dado, no dormí en toda la noche —se acerca a mí y para mi sorpresa me abraza.

No le devuelvo el gesto, no porque aún me calan sus mentiras, tanto como lo hacen las de Rayan, y algo me dice que el peso de estas es más grande que el de cualquiera que pudiera decir yo o Eithan.

—Quiero saber qué pasa, y quiero la verdad —exijo apartándolo de mí.

Hace una mueca y se pasa con desgana una mano por su alborotado cabello.

—No puedo decirte nada, no me corresponde hacerlo, Azura —finaliza colocando una vez más esta barrera para proteger a su primo.

—¿Por qué? Merezco saber qué sucede, ayer por la noche Rayan entró a mi habitación, me le declaré y prácticamente me dio la patada en el culo —le explico cruzándome de brazos—. No merezco estar en esta incertidumbre, quiero saber la verdad y...

—Lo siento, no puedo, le juré que no iba a decirte nada, déjalo estar, Azura, mi primo claramente jamás responderá a tus sentimientos, a donde se marchó es su lugar, su familia, la chica que viste en el hospital es su...

Frío, eso es lo que siento recorrer mi cuerpo, no quiero escuchar lo que está a punto de decir, pero sé que lo necesito escuchar, necesito una pieza más del enorme rompecabezas que me ha dejado Rayan.

Amor Posesivo © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora