RAYAN
El aire me parece denso, han pasado cerca de treinta minutos y ni Azura entra ni Anastasia, comienzo a impacientarme, el socio del escorpión no es más que un chico de no más de veinticinco años, todo lo contrario, a lo que me había dicho mi equipo de trabajo, hemos llegado a un buen acuerdo, o al menos eso es lo que alcanzo a escuchar cuando terminamos de firmar los contratos.
La noticia del supuesto embarazo de Graciela me está causando problemas con Azura, mientras las cosas con los negocios en las peleas va viento en popa, mi vida amorosa se está yendo por el caño, quiero proteger a Azura, quiero estar con ella, pero al mismo tiempo me cuesta aceptar que ya no podré salir de esto tan fácilmente. Me cabrea el hecho de que sus inmadureces la metan en líos, como el haberse metido en una fiesta en la playa en donde no conoce a nadie, provocando que casi la violen.
Sus celos me enloquecen, pero al mismo tiempo son el empuje para que ambos nos metamos en líos, ya le expliqué lo de la apuesta en las vegas, y, aun así, no entiende. Todos estos años no he hecho otra cosa más que cuidarla, protegerla a mi modo imbécil pero efectivo. Y ella en menos de un segundo lo echa todo a perder. La amenaza que le solté de darle por el culo es mentira, pero la asusté y espero surta efecto. De lo contrario tendría que cumplir con mi palabra.
—Y con esto hemos cerrado todo, me alegra que el escorpión esté fuera de esto —dice Jakson Hill, el nuevo socio, un rubio de ojos azules—. Era un dolor de bolas, siempre creyéndose mejor que los demás.
«Te mordiste la lengua»
—Bien, si me disculpan... —Me pongo de pie con toda la intención de ir en búsqueda de Azura.
—Espera, están en Hawái y son mis invitados, pasemos una tarde en uno de los mejores restaurantes —interviene Jakson—. Va por mi cuenta.
—Genial —dice Adam y lo secunda su hermano.
—No puedo, tengo planes —niego—. Pero gracias, lo dejaremos para después.
—Vamos, dos horas no te quitarán nada —insiste y comienza a cabrearme.
—He dicho que...
La puerta se abre de golpe y la melena roja ensangrentada de Anastasia me pone en alerta. Tiene una herida en el brazo, no es de gravedad, pero sangra, un hilo carmesí sobresale de una de las orillas de su rostro, y sus ojos adquieren un color sombrío cuando me localiza.
—Ella... Esa chica me tomó desprevenida —anuncia con dificultad—. Se la ha llevado.
Cierro los puños y corro en dirección a los sanitarios, entro y lo primero que veo es un charco de sangre adornando el piso de mármol blanco. No es de Anastasia, eso lo sé, el aroma de Azura sigue en el aire, mi teléfono móvil suena en cuanto llegan los gemelos en compañía de Cristal y al ver la leyenda de número desconocido, respondo.
—¿En dónde está? —espeto saliendo del lugar.
La risa femenina al otro lado de la línea no ayuda, me hace ver rojo, la sangre se me pudre y la adrenalina domina mis sentidos.
—¿Quién? ¿Tu hija?
—¡Sabes bien que no tenemos una hija! —golpeo el volante.
Piso el acelerador y comienzo a sentir que la adrenalina recorre todo mi torrente sanguíneo, intento mantener la calma, pero no puedo, Areth me muestra la pantalla de su Tablet y veo la localización exacta del celular de Azura, hace un año se lo puse sin que se diera cuenta, una razón más para saber en dónde estaba y atraparla en la mentira, el problema es que nunca hizo nada malo, siempre obedecía mis peticiones, hasta ahora, que la rebeldía le había pegado a causa de haber roto su corazón.
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Amor Posesivo © [COMPLETA]✅
RomanceElla está a punto de adentrarse a un juego peligroso, un juego en el que siempre hay un solo ganador, un juego llamado A.M.O.R Es el último año escolar, y la entrada a la Universidad está a la vuelta de la esquina, Azura lo sabe, el tiempo se le ag...