Capítulo 27

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RAYAN

El sonido me aturde los sentidos, siento que quiero salir de mi cuerpo con cada segundo que transcurre y no estoy cerca de Aura, el aire me sofoca y creo que estoy a nada de matar a todos los del club nocturno, que más bien parece un prostíbulo, una chica morena choca conmigo y tira las bebidas que traía sobre otro tipo que estaba restregando su cuerpo sudado contra el de una mujer ebria.

—Lo siento —se disculpa la chica conmigo y solo muevo la mano a modo de respuesta desinteresada.

Los gemelos están vigilando las entradas y las salidas, mientras que Cristal y Anastasia están listas dentro del carro, con el motor encendido de ser necesario. Camino entre los cuerpos que beben, cantan y bailan, saco mi móvil cuando llego a la barra y marco el número por el cual se ha estado comunicando Graciela.

—Hola, cariño ¿me extrañaste? —contesta al segundo timbre mediante un tono burlón.

—¿Dónde está Azura? Quiero escuchar que esté bien —espeto con firmeza tocándome con una mano el puente de la nariz.

—Oh, vamos, sabes bien que tengo palabra, no le hice nada a la muñequita —ríe y no me gusta el tono de voz que emplea—. Sabes, ahora entiendo porque te gusta tanto, es hermosa, tiene buenas curvas, pechos y sus piernas son... delgadas y bien estilizadas, su piel es tersa y...

—No la toques —comienzo a ponerme nervioso.

—Tranquilo, no le he hecho daño, de hecho, antes de hacer el intercambio y de que firmes lo que hemos acordado, tengo una sorpresa que darte.

—No tengo tiempo para esto, lo sabes bien, ahora...

—¡Silencio! La que manda soy yo, la que pone las reglas soy yo, y la que decide en qué momento hacer el intercambio soy yo.

El sonido sordo de un golpe me hace apretar los puños y quedarme en silencio apretando los dientes, escucho claramente el quejido de Azura, veo rojo y solo espero a encontrar el momento adecuado para ponerle fin a la loca.

—Bien, las cosas se harán como tú dices.

—Eso me gusta, ahora, una mesera te dará una bebida, tómala toda y no pienses en hacer trampa, ya que hay varios de mis hombres vigilándote, si ven algo extraño o si se dan cuenta de que no has tomado toda la bebida, me avisarán y saldré de aquí con tu dulce muñequita y jamás, jamás la volverás a ver —me explica justo cuando la mesera me trae una bebida color amarillo diciendo que es cortesía de la casa—. ¿Entendido?

—Sí.

—Al final de la bebida hay una llave con un número, busca la habitación y nos vemos en breve.

Observo con detenimiento la bebida, sé que debe contener alguna droga o alucinógeno, no soy idiota, pero no había otra opción si quería rescatar a Azura, por lo que la bebo de una, mis labios rozan con el metal de la llave, dejo la copa sobre la barra y me dirijo hacia el último piso, no tomo el ascensor porque sé que hay cámaras vigilando, al contrario, tomo las escaleras de emergencia.

En cuanto entro vigilo que nadie me siga, meto los dedos a mi boca y vomito de manera rápida todo el líquido que acabo de ingerir, las arcadas no tardan en llegar y cuando creo que he soltado en un 95 % de la droga, sigo mi camino, el mareo es constante, pero ligero, las piernas las siento un poco débiles y no quiero imaginar qué es lo que me hubiera pasado de haberme quedado con ello en el sistema.

Subo y al llegar al corredor, la vista se me es un poco borrosa, pero sigo consciente y eso es lo que me importa, camino buscando el número de la llave, la puerta es enorme, toco y enseguida aparece frente a mi Graciela, tiene la misma mirada cuando la conocí en el bosque. Intento sostenerme en pie, pero me gana el peso y termino tambaleándome sobre ella, quien no pierde el tiempo en abrazarme.

Amor Posesivo © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora