Capítulo 28

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AZURA

No sé en dónde me encuentro, escucho voces inconexas, me suele todo el cuerpo y creo que me ha pasado un maldito carro encima, poco a poco comienzo a abrir los ojos, hay algo que me dificulta la respiración, lo primero que veo es el techo, reconozco que estoy en un hospital, giro mi cabeza y mi corazón se paraliza al ver que es Rayan quien está acostado a mi lado, su cabeza descansa sobre mi pecho y su brazo me rodea como si se tratara de un niño pequeño.

Abro la boca para hablar, la siento seca, ronca, tomo una ligera bocanada de aire y hago un enorme esfuerzo por hablar.

—Rayan...

Se remueve inquieto y tengo que hacer un nuevo intento.

—Rayan.

Esta vez abre los ojos de golpe, su iris azul me enjaula y mi corazón comienza a galopar frenético, se aparta y sin verlo venir me da un beso en los labios.

—Despertaste —dice aliviado.

—¿Por qué no lo haría? —intento incorporarme, pero me lo impide.

—No lo hagas, aún estás débil —dice en tono ronco.

Acallo solo porque necesito respuestas, es lo que requiero para quitarme esta pesadez que me aplasta el pecho y el dolor me va a hasta tráquea. Tomo una enorme bocanada de aire y sin importarme la mueca que se dibuja en su rostro, signo de inconformidad por mi decisión, me incorporo, un dolor me recorre en un costado hasta que...

—Graciela te disparó, no es de gravedad, pero lo hizo —su mirada se oscurece.

—Tu chica sí que está demente, espero que la mantengan encerrada o...

Pone un dedo en sus labios.

—No quiero hablar de eso en ese momento —pasa una mano por mi cabeza y me acaricia como a un niño pequeño, pero conociendo a Rayan, como a su mascota personal.

—Ella...

—Eso ya no importa Azura, lo que debe preocuparte es recuperarte, tu herida no es grave gracias al cielo, mis padres se harán cargo desde ahora, tu recuperación es importante, por lo que necesito que no hagas ninguna locura —su voz es tan ronca, tan inestable, que si no le conociera perfectamente diría que está a punto de llorar, pero Rayan no llora, no, él es así, fugaz, y es algo que me ha costado trabajo entender por las malas.

—¿Qué ha pasado con Graciela y con sus ayudantes? —pregunto lo que tanto me quema la punta de la lengua.

La mirada de Rayan cambia repentinamente, ahora su rostro adquiere un color sombrío, sus ojos se llenan de algo que no sé descifrar en ese momento, pero que me eriza la piel al instante.

—Graciela será encerrada en un centro psiquiátrico, su padre es un coronel del ejército del país, por lo que ha movido sus influencias y ha firmado un tratado haciéndose responsable por ella, esa fue la mejor opción, le hicieron exámenes, no está bien de la cabeza, por lo que su estancia en aquel centro en Londres, lejos de aquí, es la única opción viable —me explica, pero sigo pensando que esconde algo.

—En cuanto lo otro...

La puerta se abre abruptamente y, para mi sorpresa, es Sam quien entra, lleva en las manos un enorme ramo de flores amarillas, con un globo de esos que venden dentro de la tienda del hospital que dice "Recupérate". Su sonrisa se desvanece en cuanto se percata de la presencia de Rayan.

—Dijeron que estabas sola —se aclara la garganta, pero no deja que Rayan lo intimide.

Entra recobrando su postura, deja el ramo de flores sobre la mesilla de centro al lado de la pequeña salita de espera dentro de la habitación, se aclara la garganta y mete ambas manos dentro de los bolsillos de sus jeans.

Amor Posesivo © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora