Capítulo 7: Los Primeros Conflictos
La relación entre Mía, Iván y Mateo empezaba a complicarse de maneras que ella no había previsto. Desde la tarde en el parque con Mateo, algo había cambiado en su dinámica con él. Aunque seguían siendo amigos cercanos, Mía percibía en su actitud una mezcla de preocupación y algo más, algo que le resultaba difícil de descifrar. Sin embargo, no quería profundizar demasiado en esos sentimientos; estaba claro que ella se sentía cada vez más atraída por Iván y quería explorar lo que había entre ellos, sin añadir más confusión a sus emociones.
Una noche, Julián organizó una salida al bar al que solían ir los fines de semana. Quería que Mía conociera a más de sus amigos, así que reunió a un pequeño grupo que incluía a Iván, Mateo y algunos de sus compañeros de trabajo. Al llegar, Mía se sintió rodeada de una energía vibrante; la música en vivo y las risas de la gente llenaban el lugar de un entusiasmo contagioso.
Después de un rato, Mía se dio cuenta de que Iván estaba más distante de lo habitual. Aunque se mantenía cerca de ella, sus respuestas eran breves y, cada tanto, lanzaba miradas fugaces a donde estaba Mateo, como si algo lo incomodara. No era la primera vez que notaba esta actitud de él cuando Mateo estaba cerca, pero esa noche parecía especialmente marcado.
En un momento de la noche, Mateo, ya más relajado, se acercó a ella con una gran sonrisa.
—Oye, Mía, ¿quieres ir a bailar? —preguntó, extendiendo su mano de manera despreocupada.
Mía rió, agradecida por su entusiasmo.
—¡Claro! Vamos, a ver si puedes seguir el ritmo —dijo, aceptando su mano mientras lo seguía hacia la pista de baile.
La música era rápida y alegre, y ambos comenzaron a bailar, riéndose de sus pasos torpes y sincronizándose en el ritmo. Mateo la hacía reír con sus movimientos exagerados, y, en ese momento, Mía sintió que estaba en uno de esos raros instantes de pura diversión sin preocupaciones. Mientras giraban al ritmo de la música, por un momento, todo parecía perfecto y simple.
Sin embargo, en un instante, Mía vio a Iván de pie junto a la barra, mirándolos con una expresión tensa y fría. Parecía molesto, aunque trataba de ocultarlo bajo una sonrisa que apenas llegaba a sus ojos. Al darse cuenta de esto, Mía sintió un ligero malestar, una mezcla de culpa y confusión.
Después de un par de canciones, regresó a la barra para tomar un respiro. Iván estaba ahí, y, aunque al principio él evitó su mirada, finalmente la miró, pero no pudo ocultar el tono de reproche en su voz cuando habló.
—Te estabas divirtiendo con Mateo, ¿verdad? —dijo, en un tono más cortante de lo habitual.
Mía se quedó un segundo en silencio, sorprendida por su actitud.
—Sí... solo estábamos bailando, Iván. Es mi amigo y me cae muy bien —respondió, sin querer sonar a la defensiva pero sintiéndose algo molesta.
Iván suspiró y apartó la vista, visiblemente incómodo. Mía se dio cuenta de que su reacción no se debía a celos simples; había algo más profundo que lo estaba perturbando, y eso la hizo sentirse aún más confusa.
—No es solo eso... es que... —Iván comenzó a decir, pero se interrumpió, como si las palabras se le quedaran atascadas.
Mía lo miró, tratando de mantener la calma. Quería comprender lo que estaba pasando por su mente.
—¿Qué sucede, Iván? —preguntó suavemente—. Si hay algo que quieras decirme, hazlo. No entiendo por qué actúas así.
Iván tomó aire, mirándola con una expresión cargada de emociones encontradas.

ESTÁS LEYENDO
Viviendo con mi hermano
RomantizmMía se muda otro país con su hermano Julián. Donde tendrá amistad, amor, desamor y muchas cosas más.