62. PLANES SECRETOS

51 11 59
                                    

Un par de días después, Kai despierta desnudo en su cama. Intenta levantarse, pero no puede, pues, al bajar la mirada, ve a su esposa durmiendo plácidamente encima de él, apoyando la cabeza en su enorme pecho tonificado.

"Parece un gato", pensó el Elliott, quien la acomodó un poco antes de volver a echar su cabeza sobre la almohada, "Para ser una máquina, sí que está exhausta. Oh, bueno, tal vez será mi condición sobrehumana la cual me hace tener más energía, no lo sé."

La noche anterior, como las anteriores a esa, había sido demasiado movida para la pareja, la cual había aprovechado su resistencia para durar lo más posible en la cama. Y, como era de esperarse, la centinela terminó siendo la primera en ceder luego de tres días seguidos de movimiento.

Al cabo de unas horas más, el ojo biónico de Astrid se encendió y ella empezó a moverse.

—¿Dormiste bien? —preguntó Kai, mientras le daba un tierno beso en la frente—. Lamento si me pase un poco.

—No hay problema, me gustó que lo hicieras —la centinela le roba un profundo beso al Elliott, antes de finalmente alejarse y volver a echarse sobre el musculoso pecho de su prometido—. Quisiera quedarme así por siempre.

—Sería lindo, pero tenemos trabajo y ya hemos estado inactivos por tres días.

Astrid respondió con un quejido molesto, aunque sabía que tenía razón, por lo que terminó rodando hacia un lado para sentarse en la cama y estirar, dejando que Kai viera algunos implantes que resaltan en su espalda. Sin embargo, ahora no le molesta.

—Oh, no me digas que tan rápido tienes tus energías recuperadas, mi señor Kai —dijo con un tono alegre y coqueto.

—Sabes que si, pero tenemos que trabajar —Kai se incorporó en la cama, la diferencia de tamaños entre él y su prometida era evidente, algo amenazados cuando se terminaron de quitar las prendas hace tres días—. Je, veo que tú también empiezas a volver a tener ganas.

Astrid se sonrojo levemente, le costó apartar la mirada del cuerpo musculoso de su prometido, casi tan avergonzada como una adolescente a pesar de haber explorado cada extremo de él con su propio cuerpo.

—So-solo vámonos, ¿Si? Antes de que volvamos a perder tres días.

—Como diga, mi señora, jsjs.

Al cabo de varios minutos, ambos líderes del cuarto regimiento ya estaban vestidos y salieron de la habitación desordenada.

Ellos encontraron el pasillo vacío, incluso las habitaciones, lo cual era raro considerando lo temprano que era, hasta que se encontraron con Monika, quien los miraba con incomodidad.

—¿Pasa algo? —preguntó Astrid—. ¿Y tus hermanos?

—¿En serio pensaban que dormiríamos a un lado suyo? —dijo, con un tono algo perturbado—. Como sea, me alegra verlos de nuevo activos, mis señores. Aunque, la próxima vez...

—Ya te estás pasando de la raya, jovencita —Kai cruzó los brazos.

—... Lo siento, pero enserio, fueron días duros.

—Ya basta de hablar de eso, ¿Si? Dime, ¿Hubo alguna novedad en estos últimos días?

Monika prefirió posar su mirada en su tableta en vez que a los ojos de sus líderes, empezando a leer las noticias, siendo detenida en una.

—Sandra, señora del séptimo regimiento, solicita que le donen una cantidad de soldados del regimiento con la intención de agrandar el suyo. El número, será su elección, pero agradecería si esa cantidad pudiera superar los tres mil efectivos.

Batalla por Copper 9 || [MURDER DRONES AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora