Ya en el tren, tras una emotiva despedida inundada de lágrimas por parte de la señora Weasley, el grupo buscó un vagón vacío. Sin embargo, Sarah, con una mirada furtiva, intentaba alejarse lentamente, como si buscara escapar de la tensión que había entre ella y Eileen. Eileen lo notó y decidió que ya no podía soportar más esa barrera invisible que las había separado. Sin pronunciar palabra, la tomó de la mano y la condujo a un vagón apartado, lejos de la mirada de los demás, para hablar cara a cara.
—¿Y bien? —empezó Eileen, con los ojos llenos de reproche—. ¿Cuánto tiempo más vas a seguir evitándome? Ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos.
—No quiero hacerlo —respondió Sarah con frialdad, sin levantar la vista—. No pienso mirar a una puta como tú. ¿Cuánta gente te has ligado en mi ausencia?
El comentario cayó como una daga en el aire. Eileen respiró hondo, intentando mantener la calma.
—Yo no hago eso, Sarah. Tuvimos una discusión, pero eso no justifica lo que me estás diciendo.
—No estás conmigo. Ya no más —replicó Sarah, su tono tan helado como su expresión.
—¿De qué estás hablando? Eso no es algo que decidimos... —Eileen intentó acercarse, pero Sarah dio un paso atrás.
—Tampoco decidimos que me engañaras de esa manera —Sarah exageraba sus palabras, aunque en su corazón, se sentía profundamente traicionada.
—¡No te estoy engañando con nadie! —protestó Eileen, frustrada por la acusación.
—Claro... —fue la única respuesta que recibió.
Eileen, sin poder contenerse más, alzó la voz:
—La única que debería estar indignada soy yo, después de que me llamaras sangre sucia. ¿No recuerdas?
Sarah cerró los ojos con fuerza, luchando contra la rabia que le invadía de nuevo.
—¡Entiende! —gritó, el sonido de su voz resonando en el pequeño vagón—. Hay mil razones por las que no deberíamos seguir juntas. Lo dejaste claro esa noche.
Eileen, sorprendida por la explosión de emociones, intentó justificarse:
—Yo no estaba en condiciones de hablar, debí haber elegido otras palabras...
Sarah la interrumpió con frialdad.
—Qué más da. Lo dijiste, y no pareces arrepentirte. Si no has venido a disculparte, entonces no tienes nada que decirme.
Eileen respiró hondo, manteniendo la mirada firme en Sarah.
—Seguirás esperando entonces —respondió con determinación, dejando claro que no se sometería a las demandas de Sarah.
Sin otra palabra, Sarah salió del vagón, dirigiéndose hacia donde estaban Draco, Blaise y Pansy. Se sentó en silencio, ignorando las conversaciones que se desarrollaban a su alrededor, sumida en sus pensamientos.
—¿Qué te pasa? —preguntó Draco, extrañado—. Nunca te callas cuando estamos juntos.
—No es nada —respondió Sarah, forzando una sonrisa—. Prefiero dejarlos hablar a ustedes.
El tiempo en el tren pasó lentamente. Cuando por fin llegaron a Hogwarts, Sarah se detuvo por un momento antes de bajar. Draco decidió quedarse en el vagón, sin explicar el motivo, pero los demás descendieron rápidamente. En medio del bullicio de estudiantes, Sarah vio a Hermione, Eileen y Ron. Por unos breves segundos, las miradas de Sarah y Eileen se cruzaron. Eileen tenía el rostro surcado de lágrimas, señal clara de que había llorado durante el trayecto. Hermione intentó decir algo, pero Ron, visiblemente molesto, la abrazó y se alejó, llevándola consigo. Hermione vaciló por un instante, mirando a Sarah, pero finalmente decidió seguir con sus amigos.
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Our Safe Place | Severus Snape
FanfictionEn un rincón sombrío del castillo de Hogwarts, Severus Snape descubre a una joven con un secreto que la une a él de maneras inexplicables. Con su vida marcada por misterios y sombras, Snape ve en ella un reflejo inquietante de su propio pasado, una...