Alex
Salí al parque al final de la calle con Becky bien asegurada en su correa, en la otra mano sostenía el preciado cuaderno de Kai, que aún no sabía cómo entregárselo, tal vez podría dejarlo en su puerta, tocar y correr, no, definitivamente era mala idea.
Solté un suspiro escandaloso y seguí caminando con mil pensamientos en mi cabeza, la libreta, ese chico y el sueño que había tenido, todo estaba encima de mi.
Caminamos un poco más dando vueltas por el parque, al llegar a una de las esquinas Becky comenzó a ladrar con desesperación y tratar de correr, supuse que había visto un gato o una ardilla, dio una vuelta tratando de que la soltara, pero eso no sería posible, enfoque la vista un poco hacia donde ladraba encontrando a esa cabellera roja y ojos azules que se iluminaban con la poca luz que comenzaba a encenderse en el parque.
Estaba sentado en una de las bancas con sus audífonos puestos, aún no me había visto, solté a Becky que inmediatamente corrió hacia las piernas de Kai, moviendo su colita emocionada por el chico pelirrojo, que se sacó los audífonos y comenzó a juguetear con ella.
—¿Qué haces aquí? ¿Otra vez te escapaste de Alex?— preguntó como si el perro le fuera a responder, me fui acercando de apoco a ellos, una vez quedé enfrente él levantó la cabeza haciendo que nuestros ojos se encontraran, aún me sentía un poco molesto, él pareció notarlo ya que mordió su labio y agachó su cabeza hacía Becky.
Extendí su libreta, la tomó tímidamente con sus ojos brillantes que indican felicidad de recuperar su cuaderno.
—Gracias, ya no pudimos hablar en la mañana...lo siento.
—Trate de dártela, pero creo que tu nuevo amigo— guarde silencio un momento al recordar a ese sujeto tan pegado a Kai y esa sensación en mi estómago volvió aparecer—Olvídalo, lo bueno que ya está contigo de nuevo. Tengo que irme, vamos Becky.
Tome su correa, para irme de ahí, pero antes de poder dar la vuelta hacia mí hogar, su mano me detuvo.
—¿Estás enojado?
—¿Qué? Para nada—trate de no sonar tan sarcástico, pero eso no salió como yo quería.— ¿Por qué piensas eso?
Cruce los brazos y me quedé enfrente de él de nuevo
—Te conozco desde hace mucho tiempo y... tienes el ceño fruncido.—toco mi frente con sus dedos acariciando lento para que relajara los músculos de mi frente, después bajó hacia mis hombros y después bajó hacia mis brazos y tomó mis manos y la acarició lento.— Tienes los brazos cruzados y los hombros tensos, además hablaste con sarcasmo ¿Que pasa?
No podía mentirle o esconderme, él me conocía tan bien. Solté sus manos y me senté en la misma banca en la que lo había encontrado, se sentó a mi lado.
No quería admitir las sensaciones que estaba teniendo.
—¿Vas a contarme?—volvió a preguntar, pero no obtuvo respuestas de mi parte.—Desde que me encontraste con Ryu, has estado raro.
Ryu, lo detestaba, su presencia me molestaba, odiaba que estuviera cerca de Kai, todo de ese chico hacía que esa sensación en mi estómago regresará y me sintiera enojado de nuevo.
Suspiré fastidiado y rodando los ojos, para finalmente hablar.
—Bien, no mencionemos a ese tal Ryu en primer lugar.
Hizo una media sonrisa, como si ya hubiera descifrado lo que pasaba, me pegó a mi brazo abrazándolo y frotando su frente en esta.
—No me gusta que se pegue tanto a ti y sea tan encimoso, también que...
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Paintings of Pain.
Teen FictionEn su infancia, Kai, un joven reservado, se ve forzado a mudarse a un nuevo hogar tras una tragedia familiar. Allí conoce a Alex, un alma gemela que comparte un destino sombrío: la ausencia de un padre. Unidos por el dolor, ambos encuentran en su am...