Siete

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Ohm.

Veo el plato vacío frente a mí, todavía esperando, pero parece que hoy tampoco va a contarme.

Joong dice que ha avanzado.

Bajo la mirada a mi teléfono para releer su mensaje.

💬 Le agrado, ha sonreído mucho conmigo, puedo asegurártelo, conozco a los Omegas cuando les gusto, y ya tengo su atención.

Agarro mi vaso y lo llevo a mi boca, tratando de controlar lo que quiero decir.

—¿Qué quieres comer mañana? —me pregunta sonriéndome.

—¿Vas a volver la cocina una rutina?

—Sí —responde— estoy disfrutando mucho de salir.

Asiento incómodo, analizando sus palabras y los gestos que hace.

—Está gustándome un idea que rodea mi cabeza últimamente —me cuenta, y siento mi presión cayendo.

¿De qué estará hablando?

¿Tendrá que ver con alguien más?

¿Joong estará gustándole de verdad?

Bueno, han pasado dos días, tal vez no me amaba tanto, porque nadie es así de rápido.

—Nanon.

—¿Mi amor?

—¿Tú me amas?

—¿Qué?

—¿Tú me amas? —repito ya impaciente y él suspira.

—Te amo —dice acercándose a mi rostro— ¿Por qué estás preguntándome eso?

—Ya no lo dices... como antes.

—Tampoco tú —responde agarrando mi mano, y entrelaza nuestros dedos, mirando mis labios.

No debo acceder a besarlo, pero no estoy seguro en este momento de si eso es lo que quiero realmente.

Me incomoda tanto pensar en que está ocultándome que hay un Alfa cortejándolo y que está permitiéndoselo.

Le sonríe a otro hombre, y luego viene acá a actuar como si no fuera importante decirme.

—Perdón, señor —escucho que me dice Jimmy detrás de mí— me ha pedido que le transfiera las llamadas importantes, y tiene una.

—Gracias, Jimmy —le responde Nanon y yo lo miro.

No tiene que agradecerle por mí, yo le pago por lo que hace.

Me levanto y camino a mi oficina, para levantar el teléfono.

Voy a recibir nuevas máquinas para el área de neurología, y el horario de otro continente me coloca en esta situación.

Agarro un papel para colocar los códigos con los que recibiré el cargamento, estuve esperando la confirmación todo el día.

Cuando salgo, me detengo antes de llegar al comedor, porque están hablando.

—Permítame acompañarlo mañana, no quiero que tenga que cargar con todo hasta el estacionamiento.

—Te juro que mis manos sirven, ya hemos hablado de eso.

¿Acaso acostumbran hablar a solas?

—Sus manos son mis manos favoritas, ya lo sabe.

Siento una alarma en mi cabeza, porque se calla cuando me ve.

Estaba sonriendo, y Jimmy nunca sonríe.

La familiaridad con la que se dirige a mi esposo, me molesta.

—¿Por qué sigues acá?

—Lo siento —se disculpa haciendo una reverencia y mira a Nanon— permiso, buenas noches.

El silencio después de que cierra la puerta principal puede cortarse.

—No te cuesta nada ser amable —me dice.

—¿Qué?

—Sé que es su trabajo, y lo hace bien.

Acaba de atreverse a hablarle con esa confianza a mi Omega en mi casa, no hay nada que me importe menos que ser amable con él.

Un novio para Nanon || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora