Capítulo 18: La mansión de Larissa

9 1 0
                                    

Pude ver a Minoris, Koyara y Alice corriendo hacia mí para socorrerme. Fue la dríada la que hizo la pregunta obligada:

─¿Cómo se encuentra amo? ...es decir ¿Cómo te encuentras, Brayan?

─No me puedo mover nada ─utilizar esa cantidad de Qualia a lo pendejo le dio en la madre a mi cuerpo. Todo me dolía, hasta respirar─. Estoy hecho mierda.

─Y eso significa...

─Que van a tener que cargarme para salir de aquí.

Larissa también se aproximaba a nosotros, aunque lentamente porque aún cojeaba de su pierna derecha. Aunque Minoris y las demás chicas adoptaron una actitud hostil hacia la bruja, las tranquilicé.

Y Larissa sonrió.

─Nada mal niño ─afirmó─. Es la primera vez en mucho tiempo que logran lastimarme. Eres bienvenido como mi asistente. Y ustedes también si quieren.

─¿Por qué como asistente? ─reclamó Minoris.

─De él depende si quiere "ascender" a héroe ─respondió Larissa─. Le falta mucho entrenamiento, pero puedo ayudarle con eso. Ahora, tengo que retirarme porque necesito curarme.

Justo iban llegando los tres ancianos del Triunvirato. De lejos se veía que estaban emputadísimos.

─¡¿Cómo se atrevieron a destruir nuestro coliseo?! ─gritó el primer ministro.

─¿Pues qué esperabas vejete? ─respondí con algo de ironía─. La brujita y yo somos los más perrones aquí. No ibas a esperar que tu chingadera quedara en pie ¿verdad?

─¿Acaso me estás insultando?

Si, la neta sí. Ya no me quería guardar nada.

─Todos ustedes quedan expulsados del Palacio Real ─anunció con voz firme─. Retírense, ya no son bienvenidos aquí.

─¿Eh? Pero yo soy la princesa, a mí no me puedes correr.

─Sí puedo y lo estoy haciendo.

─Esperen ─cuestionó Larissa─. ¿Eso me incluye a mí también?

─Queremos disculparnos con usted señorita Larissa ─respondió el Sumo Sacerdote─. Aun requerimos su ayuda en nuestra batalla contra el Rey Demonio, pero usted también debe abandonar el palacio.

─Como sea ─Larissa hizo un ademán de esos que suele hacer cuando anda de diva─. Yo ya tengo a dónde ir.

Me hubiera gustado reclamarles a esos viejos o algo, pero la verdad es que hasta nos estaban haciendo un favor. Ya no soportaba estar en un lugar donde nos trataban tan mal.

El problema es que no teníamos a dónde ir. Y fue justo eso lo que comentó Koyara.

Por suerte, supongo, Larissa se dio cuenta. Pero aun con lo mamona que es, me sorprendió que tomara la iniciativa:

─¿Quieren venir a mi casa?

****

Supuse que a Larissa le comprarían una casa muy grande y lujosa, pero no me imaginé que tanto. La pinche brujita ahora era dueña de una hacienda inmensa. Un verdadero Palacio Real con sus tierras de cultivo, una granja, y hasta un lago. Los ancianos del Triunvirato no escatimaron en gastos a la hora de conseguir a Larissa como aliada.

─No inventes ─me quedé de a seis al ver aquello─. ¿Te regalaron todo esto?

─Es un precio justo por ayudarlos contra el Rey Demonio ─respondió la brujita─. ¿No lo creen?

Qualia - Fase 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora