Uno

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Malia Baker, una chica canadiense que suele pasear en bicicleta, patinar, correr, caminar con su mascota, un Golden retriever llamado Max. Perro macho, con tres años de edad, regalado por su padre una navidad y quién ha sido su compañero de aventuras en la corta vida de sus dieciocho años. Es estudiante por las mañanas, y por las tardes suele "trabajar" para así tener ingresos, y  ayudarse a ella y sus padres, que trabajan duro para brindarle una vida sin tantas necesidades. También tiene una hermana menor, se llevan bien y son muy unidas. No la invita a ir con ella a sus actividades por una razón, su hermana es perozosa, odia todo lo que tiene que ver con hacer esfuerzo, agitarse y sudar. Es por eso que a parte de traer a Max, su amiga Morgan viene de vez en cuando a tratar de seguirle el paso.




—¿Podemos sentarnos?. Estoy cansada, siento que se me caerán las piernas.




—Y eso que apenas vamos empezando. — Baker responde entre burlas, sentándose a la par con su amiga en la primera banca que ve —¿Dónde está Max?.



—Debe de andar por ahí, ese perro no es capaz de irse, ni por un hueso.




—Es un buen chico.




—Terror que te refieras a el como "chico". Porque es el único "chico", del que te escucho hablar.




—Ya vas a empezar.




—Sólo me pregunto, ¿Hay alguien en tu vida, algún chico a parte de Max?.




La amante de las actividades físicas, que demanden cansarse, la ve de forma negativa, doblando la rodilla —Que no, y ya son varías veces que me preguntas lo mismo.





—Tengo mis razones, y no es por ser mal pensada o mala amiga, pero Malia. Estamos en nuestra mejor etapa de la vida, y tú no estás aprovechando el momento. Eres linda, con un corazón enorme y allá afuera, hay muchos chicos que suspiran por ti. — hace una pausa, viendo a espaldas de ella —Cómo, aquel chico apuesto, atlético que no deja de mirarte.




Baker voltea y ve al niño alto, fuerte, con brazos trabajados que le saluda y sonríe
—Sólo hace lo que cualquiera, cuando anda en la calle. Mirar a su alrededor y estar alerta del peligro.




—De verdad que eres despistada, él no está siendo amable. Te está coqueteando, busca tener tu atención.




—Pero yo no quiero darle mi atención, hay cosas que me interesan más, que tener una conquista.




—No digas que no te lo dije, debés salir más y preocuparte menos. — pone la mano sobre su rodilla, en apoyo —Todas las familias pasan por una mala racha.




—Lo sé, pero está mala racha va para casi un año. Y los pequeños empleos que consigo, no son duraderos, pagan poco y no me alcanza para lo que quiero.





—A propósito, tengo algo para ti. — saca de la bolsa de su pans, un papel —Es la dirección de la nueva casa dónde trabaja mi madre, dice que buscan una chica cómo tú.



—¿Cómo yo?.




—Si, con paciencia, buena, bondadosa, dulce, tierna. Y tú, eres todo eso amiga.




—No lo entiendo. ¿Quieren una chica de servicio?.




—No. Quieren una chica, para que le haga compañía a su hija. Son nuevos en la cuidad, tienen poco de que llegaron.




Sin Tu Mirada "Kylia" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora