Capítulo #30★ En un mundo sin cabida...🍷Lana

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No sé si han experimentado esa sensación de devastación interna cuando estás destrozada frente a alguien y no quieres demostrarlo porque es justo la persona quien lo causó y además se supone que eres fuerte, siempre lo has sido, no puedes dejarte vencer justo en este momento...

Es el momento en el que necesitas una máscara de hielo, la capacidad de ser impenetrable, muros de hierro en tu mente que te permitan bloquear cualquier expresión que les dé a tus enemigos la posibilidad de arremeter contra ti a través de tu debilidad.

Es así justo como me siento ahora. Como si cada hilo del que pende mi vida hubiese sido atacado y destrozado hasta dejarme sin ninguna defensa.

Sin ninguna defensa frente a Adam, a James, al imbécil del comprador y si, frente a Felipe.

Me he prometido toda mi vida agotar cada recurso que hay dentro de mí si eso es capaz de salvarme así que eso haré.

— ¡Eres un asesino! Y no uno cualquiera, eres de los peores porque todo esto solo fue para joderme a mí y verme destruida.

Adam me miraba como si fuese tan estúpida que no valía la pena hablar conmigo. Aún así respondió.

— El mundo no gira a tu alrededor, esto no solo es por ti, me hizo ganar mucho dinero. Además de que cada muerte y accidente que haya provocado mi plan en tu contra, destruirá y llevará a la ruina a Vinos De Sousa, hundiendote a ti claro, simples daños colaterales. Lo que me traerá a mí la seguridad de crear la mejor empresa de vino y la solución a todos los clientes que nunca volverán a confiar en esta empresa.

No lo puedo creer. Es increíble que pueda ser capaz de aceptar el asesinato y todo este desastre y no removerse nada en su interior.

— ¿Eres remotamente consciente de qué te llevará a la ruina también? — Miré fijamente a James, quien giró en mi dirección.

— Trabajamos juntos, y la caída de esta empresa traerá mucho más consigo. — Suspiré sin poder creerlo y volví a fijarme en Adam.

— Eres la peor persona que conozco.

— ¿En serio? Creo que tú amigo aquí se ha ganado un premio y más por ser capaz de acostarse contigo y no decirte la verdad.

Volteo a ver a Felipe y solo me encuentro con una mirada que no está puesta en mi, está puesta en el suelo. Esto no puede ser posible.

Cuento dos pasos hasta estar al frente de él y poder mirarlo.

— Levanta la mirada y dime que lo que ellos dicen es mentira. — Pasaron unos segundos hasta que Felipe realmente me miró y en sus ojos solo había dolor y arrepentimiento.

No, no, no, no.

— Lo siento, te juro que no sabía nada.

— No lo sientas Felipe y dime ¿qué hiciste exactamente?

— Digamos que Felipe tenía más acceso al área donde se encontraba el vino que nosotros. — La voz de James sonaba burlona y era igual a la expresión que había en su rostro cuando me giré hacia él. — Ni siquiera a mí me daba acceso esa puerta pero en él siempre confiaste, así que solo vinimos un día no laboral y nos ayudó a entrar.

— No una, sino varias veces, las necesarias para la cantidad de veneno que se necesitó hasta dar con el punto exacto y hacer un desastre con tu linda creación. — Adam parecía orgulloso de revelarme la verdad, cada detalle debió reflejarse en mi rostro porque su asquerosa sonrisa era enorme.

— Te juro que yo no sabía qué harían dentro, pensé que sería cualquier otra cosa. — Felipe me tomó una mano como para asegurarse que estuviera escuchando lo que decía. — Por favor créeme. Es en mi en quien debes confiar, no en ellos.

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