Capítulo 53 | Mentiras

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—Buenas noches —Adriel al escuchar su voz, giró su rostro, viéndolo a los ojos. El contrario hizo lo mismo y pasado unos segundos, rompió el contacto visual para ver al pequeño y a Aaron. Todos respondieron y este se sentía algo incómodo porque sabía que hizo algo malo.

—Toma asiento, Tobias. ¿Trajiste tus cosas para quedarte?

—Sí, señor.

Adriel le miró, quería acercarse a él y abrazarlo y tal vez besarlo, pero se contuvo y se quedó tranquilo a pesar de que su corazón latía acelerado. Tobias sintió muchos más nervios cuando los chicos se levantaron, dándoles las buenas noches y dejándolos a ellos dos solos. Tragó con dificultad.

—Yo también me iré a acostar.

—Bias, no te vayas —El mencionado desvió la mirada —. ¿Podríamos hablar?

—Supongo que sí.

—No he podido estar bien desde que me dejaste. ¿Estás seguro de esa decisión? Por favor, Bias, yo seré más perfecto para ti. No me dejes sin ti. ¿Qué es lo que necesitas? Dímelo y te lo daré.

—Adriel, no necesito nada y tampoco quiero que cambies.

—¿De verdad ya no quieres estar conmigo? —Esa pregunta le hizo desviar la mirada. Claro que quiere estar con él, pero en este momento lo que tiene que hacer es mantenerlo a salvo... A él y a todos.

—Iré a mi habitación. Qué descanses —Se puso de pie, pero Adriel lo tomó de la muñeca.

—Mi Bias, yo estoy aquí, intentando que esto siga funcionando. Lo estuve pensando estos días... Ya no quiero que tengamos un poliamor. Quiero que seamos solo tú y yo y si acaso algo de una noche con alguien más, pero siempre tú y yo, sin terceros y sin contrato. ¿Qué dices?

—¿Sin contrato? ¿Por qué?

—Porque te amo, Bias, quiero que los dos tengamos los mismos derechos. Me dijiste que tenía que hacer uno que estuviera a tu nivel, pero eso no es posible. A tu nivel sería no tener contrato. Bias, te amo.

El contrario intentó alejarse, pero Adriel hizo más presión en su agarre.

—No te alejes de mí, por favor.

Tener su relación sin contrato era lo que realmente deseaba. Desvió la mirada, sintiendo culpa y dolor. Su pecho duele y casi no puede contener las lágrimas.

—Te prometo que me seguiré esforzando cada día.

—Muy lindo, pero ya no quiero estar contigo.

—No lo acepto, Bias —Lo jaló hacia él, tomando sus labios y besándolo. El contrario le correspondió de la misma forma. Adriel lo alzó y lo sentó sobre la mesa, abrió sus piernas y se metió entre estas —. Eres mío.

Un leve jadeo salió desde lo más profundo cuando lo tomó del cuello e hizo una ligera presión que le encantó.

—Adriel... Detente —Lo volvió a besar y al final, no pudo mantener su distancia. Rodeó su cuello con sus brazos y lo acercó con sus piernas.

—Mi Bias, que yo puedo hacer todo lo que quieras, estoy a tus pies, ¿Es que no te das cuenta de eso? Me muero por ti —Enredó sus dedos en sus cabellos y lo jaló un poco, llevando su cabeza hacia atrás y besando su exquisito cuello. Tobias cerró sus ojos y se dejó llevar por todo lo que siente.

Las manos de Adriel se fueron a sus piernas, las cuales tocó como quiso y las fue subiendo hasta llegar a su pene, el cual tocó un poco mientras que escucha sus gemidos. Desabrochó su pantalón y metió su mano por dentro de este para tocarlo mejor y tener más acceso a su miembro.

Bajo Mi Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora