Escena 1: La despedida en el bondi
Ese sábado, el sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando Darío y el plantel de Boca subieron al colectivo que los llevaría a Córdoba, listos para enfrentar a Belgrano en el Estadio Julio César Villagra. Darío miró por la ventana mientras se acomodaba en su asiento, observando cómo la ciudad despertaba lentamente. No podía evitar sentir una mezcla de expectativa y tensión. Aquel viaje significaba mucho, y aunque en su cabeza repetía que era "solo otro partido", algo en su interior le decía que no sería tan sencillo.
El sonido familiar de su celular lo distrajo, y sonrió al ver que Adam le había enviado un mensaje escrito antes de ir al entrenamiento.
Adam: "Te voy a extrañar, bobo. Sabés lo que me cuesta verte partir, pero sabé que te voy a estar alentando desde acá. Dale, ¿eh? Hacé magia, que sé que podés."
Acompañando el mensaje, una nota de voz que reconoció al instante: la vocecita de Ainhoa, llena de amor y ternura.
Ainhoa (voz de nota):- ¡Papi, ganales a los piratas! ¡Te amo hasta la luna!
Darío sonrió, sintiendo el pecho hincharse de amor. Respondió rápidamente, deseando poder darles un abrazo a ambos en ese mismo instante. Les envió un mensaje de voz.
Darío:- Gracias, mis amores. Los llevo conmigo. Vamos a traer esos puntos, lo prometo.
Guardó el celular en su bolsillo y suspiró. Por un momento, todos sus temores y presiones se desvanecieron, reemplazados por esa calidez que solo su familia le daba. Pero mientras el colectivo avanzaba por la autopista, su mente volvió al partido, a las expectativas y a la creciente presión que se cernía sobre Boca en aquel turbulento momento del club.
Escena 2: El desmoronamiento en Córdoba
La tarde se llenó de gritos y tensiones en el campo del Estadio Julio César Villagra. Desde el primer minuto, Boca no pudo encontrar el ritmo, mientras Belgrano controlaba el balón y avanzaba con una seguridad que aplastaba cualquier intento del equipo xeneize. Darío se movía de un lado a otro, tratando de crear espacios, buscando la oportunidad, pero cada intento era frustrado, cada pase era bloqueado.
En la tribuna, el silencio de los hinchas de Boca era ensordecedor. Darío sentía el peso de cada mirada, de cada suspiro de decepción que provenía de las gradas. Con el tiempo avanzando y el marcador en contra, la frustración se convirtió en enojo, y el enojo en desesperanza. Los goles en contra cayeron como una avalancha imparable. Al final, el marcador reflejaba una dolorosa realidad: 2 a 0.
Cuando el árbitro pitó el final, Darío sintió como si le arrancaran el alma. A pesar de sus mejores esfuerzos, el partido se había perdido, y aquella derrota pesaba más que cualquier otra. Caminó hacia el túnel con la mirada baja, sus manos en la nuca y el corazón latiendo como un tambor de guerra.
Escena 3: La despedida de Diego Martínez
Tres días después, Darío y el plantel fueron convocados a una reunión de emergencia en el Boca Predio. Los rumores ya corrían; decían que el DT, Diego Martínez, iba a renunciar. Para Darío, esto era como otro golpe al corazón. Martínez había sido su apoyo en momentos difíciles, un referente que siempre le había dado una palabra de aliento. ¿Cómo iba a decirle adiós?
Entraron en la sala de conferencias, y ahí estaba Martínez, con el rostro tenso, tratando de mantener la compostura. Los jugadores se acomodaron en silencio, mirando a su entrenador con mezcla de respeto y tristeza. Cuando Martínez comenzó a hablar, su voz era firme pero cargada de emociones.
Diego Martínez:- Chicos, ya saben por qué estamos acá. Hoy quiero decirles que tomé la decisión de dar un paso al costado. Mi ciclo en Boca no despegó como esperábamos, y aunque tuve el respaldo de todos, siento que esto es lo mejor para el club. Boca es un grande, y necesita alguien que pueda darle los resultados que merece.
Darío sintió un nudo en la garganta. Sabía cuánto le dolía a Martínez dar ese paso, y más aún en medio de las expectativas y el amor que tenía por el club.
Diego Martínez:- Quiero agradecerles por la entrega, por el esfuerzo que pusieron en cada entrenamiento y en cada partido. Sé que las cosas no salieron como todos queríamos, pero esto no se acaba acá. Boca siempre seguirá adelante, y yo me llevo el orgullo de haber estado en este lugar, junto a ustedes. Fue un sueño cumplido, aunque no haya sido como esperaba.
Los ojos de Martínez se llenaron de lágrimas, y Darío bajó la cabeza, tratando de controlar sus emociones. Las palabras de despedida resonaron en la sala, y los murmullos de apoyo y respeto hacia Martínez no se hicieron esperar.
Cuando la reunión terminó, Darío se acercó al entrenador y lo abrazó con fuerza. No necesitaban palabras; aquel abrazo decía todo. Sabía que lo iba a extrañar, y aunque no lo decía en voz alta, la salida de Martínez dejaba un vacío enorme en su vida y en el club.
Luego de ese abrazo, el delantero se animó a romper el silencio. En ese momento, Darío podría decir algo sincero y profundo para reconfortar a Diego y dejarle claro que, aunque su relación de entrenador-jugador haya terminado, su apoyo y amistad siguen siendo inquebrantables. Podría agregar algo como:
Darío:- Diego, no importa lo que pase, siempre vas a tener mi respaldo. Fuiste más que un entrenador para mí, fuiste una guía cuando más lo necesité. Y mil disculpas por todas esas veces que te hice renegar. Este no es un adiós, es un hasta luego. Siempre podés contar conmigo, fuera de la cancha, como amigo y como hermano. Lo que logramos juntos acá no se olvida.
Con esas palabras, Darío reafirmó su lealtad y cariño, dejando en claro que la amistad y el respeto continúan más allá del ámbito futbolístico. Ante esto, el mayor respondió:
Diego:- Gracias, Darío. Esas palabras significan más de lo que imaginás. Lo que vivimos acá no tiene comparación, y tu apoyo siempre fue fundamental para mí. La relación que forjamos va más allá de los resultados o de este momento. Para mí, siempre vas a ser más que un jugador, sos un amigo. Y sabé que también podés contar conmigo, pase lo que pase. Me encantó haber conocido al Darío que se escondía atrás de ese Darío fiestero y un poco vago: conocí tu versión más pura, más sensible, más afectuosa. Y te agradezco por haber tenido la confianza justa para dejarme ver ese lado de vos.
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Me dediqué a perderte (Benedetto x Bareiro) (Omegaverse)
FanfictionDespués de 8 años de relación y de muchos altibajos, Adam se entera que Darío le fue infiel, con lo cual decide cortar con él. Desesperado, Darío recurre a la ayuda de sus amigos para recuperar al amor de su vida