Capítulo 55 | Sin hablar

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En la soledad de su casa, acostado en su cama y viendo hacia la pared, fue la cosa más deprimente. Ya no vería a su amigo entrar a su casa, tampoco lo escucharía reír. Mató a tres en uno. No volvería a hablar con Demon y mucho menos con Amón. Solo esperaba que su puerta fuera derribada por la Bestia y le sacara el corazón de una vez por todas.

Su teléfono no dejaba de sonar, así que tuvo que apagarlo. Estaba pasando por todo eso más que solo. Nunca fue un chico fuerte, más bien siempre fingió serlo y se estaba rompiendo de nuevo. Las grietas se abrían paso para la oscuridad, aquella que empieza a alimentarlo otra vez.

El timbre de su casa sonó y no se inmutó hasta que se escuchó varias veces. Se puso de pie y bajó las escaleras, se asomó por la mirilla y vio que es Clay una vez más. Optó por no abrirle la puerta, así que se alejó de esta para subir a su habitación de nuevo.

—Tobi, abre la puerta, sé que ya me viste. Anda, ahorrame el trabajo de tumbarla. Sé un chico bueno con tu amo.

Se detuvo, hizo puño sus manos, tomó una bocanada de aire y se dio la vuelta para abrirle.

—Que poca educación te dieron, eh. Así no se tratan a los invitados. ¿Enterraste a tu amigo el muerto? Eso fue una gran pena. Con lo lindo que era y terminar de ese modo... Terrible. Cosas malas pasan cuando haces cosas malas, Tobi. Espero que lo estés aprendiendo justo ahora. ¿Qué tal te fue con la Bestia? Estás con vida, lo que significa que no hiciste bien tu trabajo. Recuerda que aún te queda tu chico y tu hermano. ¿Harás todo por ellos?

—Ya basta, Clay —Este se acercó a él y le miró a los ojos con una notoria burla en su rostro.

—¿Tan rápido te rompí? Creí que serías más fuerte. ¿Recuerdas cuándo me arrodillé en el piso pidiéndote que por favor no lo mataras? Sí, quiero ver algo de eso en ti. ¿Te arrodillarías ante mí para salvar a tu hermano? ¿O tal vez a tu chico?

—No te atrevas a hacerles daño, Clay.

—¿Qué harás si lo hago? Ya no tienes nada más que quitarme. No tengo nada que perder, en esta vida lo he perdido todo.

—¿Y quieres acabar con la mía? Pues mátame.

—Pero Tobi, eso no sería nada divertido. La idea es que sufras, no que te vayas feliz. Te necesito vivo para que veas todo lo que te quitaré —Empezó a rodearlo y el menor no hacía más que puño sus manos —. Siempre he sabido que la vida es cruel. Yo no tuve una vida feliz, tampoco pude disfrutar de ella y cuando por fin lo estaba intentando, dos chicos con sonrisas lindas aparecieron para engañarme. Tienes suerte de que te esté dando oportunidades.

—¿Oportunidades? ¡Mataste a mi mejor amigo! ¡¿De qué maldita oportunidad me hablas?! No sabía lo que hacía, Clay, era más pequeño, creí que estaba haciendo lo correcto. Me equivoqué, ¿De acuerdo? Las cosas no van a cambiar porque me quites todo.

—No voy a aceptar tus justificaciones. ¡Claro que sabías lo que hacías! Irás ahora mismo a la mansión.

—¿Qué? No puedo pisar ese lugar. Van a matarme.

—Ya lo habrían hecho. Hiciste todo mal, ahora ve ahí y rompe a Adriel o, de otro modo, te juro que le dispararé.

—No lo haré.

—¿Estás seguro?

—Muy seguro. No vas a hacer conmigo lo que quieras. Se acabó.

—¿Se acabó? Qué lástima, con lo amable que he venido aquí. Qué conste que esto ha sido tu decisión. Dispárenle.

—¡No! —Se tiró sobre él, pero Clay lo esquivó, lo tomó desde la parte de atrás de su cabeza y golpeó su rostro contra la pared. Tobias cayó al piso, sus ojos querían soltar las lágrimas que estaba reteniendo desde hace rato.

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